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domingo, 30 de junio de 2013

Viva el vino



Conocido y temido es el viernes como día de malas noticias, así que como estaba previsto el gomierdo del Reino de España ha decidido subir, amén de otros impuestos, el tabaco y el alcohol, tradicionales refugios, juntos o separados, de aquellos desesperados que echan mano del vicio para ahogar penas o calmar nervios. Montoro ha vuelto a tomar la senda más corta para cuadrar un poquito las cuentas y de paso, fiel a su innata perversión moral, esquilmar algo más el bolsillo de los españoles. Sepan los fumadores que enganchados al pitillo sufragarán sin darse cuenta el chiringuito autonómico y otras mamandurrias, por lo que dejar atrás esa dependencia empieza a ser una cuestión, más que de salud, de ética y estética. Se salva el vino, de momento y hasta nueva traición. Que viva, pues, pero con mejores y más respetables patrocinadores.

jueves, 27 de junio de 2013

Excepciones


La Audiencia Nacional, un tribunal de excepción por su profunda imbecilidad, ha absuelto a un proetarra con el peregrino argumento de que no podía llevar a cabo sus amenazas de muerte-apuntando con la mano a modo de pistola-por carecer del correspondiente permiso de armas. Tan ridícula excusa absolutoria no merece mayor análisis sin riesgo de acabar vomitando sobre unas togas que ya apestan con la mierda del camino. Aunque también se podría dar un repaso al fiscal de turno por no acusar por un delito-Gora ETA-de enaltecimiento del terrorismo, o preguntarse dónde paraban en este caso las asociaciones de víctimas. Entre todos la mataron y ella sola se murió.

José Bergamín, que era un hombre excesivo para todo y que hacía gala de un patriotismo español de extrema izquierda, pasó sus últimos años en San Sebastián trabajando con ahínco para Herri Batasuna. Preguntado por sus allegados por ese apoyo incondicional al mundo abertzale, su respuesta era contundente: porque son los más españoles de todos. Ligado ello con la rabiosa actualidad del concierto económico, privilegio que defienden sin rubor alguno los populares vascos, y parafraseando a Bergamín, cualquier día de éstos los ropones Guevara, Polanco y Bayarri nos absuelven a otro bildutarra con el argumento definitivo, el de su inviolabilidad: son los más españoles de todos. Más que el Rey, si cabe.

martes, 25 de junio de 2013

Diario de una guerra




Hace ya bastante tiempo-de hecho, nada más salir, escribí una reseña para otro blog-la editorial Galland Books tuvo la feliz idea de reeditar La barbarie organizada. Novela del Tercio, obra escrita por el capitán de infantería Fermín Galán Rodríguez, el oficial que junto al también capitán Ángel García Hernández proclamó la República en Jaca en 1.930, acción fallida- en parte por la cobardía de los propios dirigentes republicanos implicados en la sublevación- que les costó la vida a ambos tras un sumarísimo consejo de guerra en lo que fue la última estupidez de un régimen en absoluta descomposición. La obra se editó por primera y única vez en 1.930 y, tal y como explica Lorenzo Silva en el prólogo, solamente se conservaba un ejemplar en la Biblioteca Nacional, por lo que esta reedición fue más atinada todavía, poniendo al alcance del público una obra inencontrable. Días atrás, reordenando libros, tarea que nunca parece tener fin, me topé con la obra y volví a releerla en una tarde, de ahí que, quizá en recuerdo al desaparecido y admirado Sven Hassel, me haya dado por resucitar aquella reseña.  

Narrada en primera persona y ocultándose tras el protagonista, el legionario Gustavo Pedrol de Nieva, Fermín Galán nos relata con pelos y señales y sin tapujos la crudeza de la Guerra de Marruecos, un experimento colonial que terminó en sangría humana y política y en el que desempeñó un papel principal el novedoso Tercio de Extranjeros, la unidad de élite en la que el autor sirvió como teniente, obteniendo la Cruz Laureada de San Fernando tras una heroica acción que salvó la vida de muchos de sus hombres. En una auténtica novela de guerra, escrita sin concesiones y a un ritmo vertiginoso y siempre lineal, confluyen las acciones militares, descritas con impresionante realismo y tremenda violencia, y la vida de cuartel, siempre a la espera tensa del combate, el cuerpo a cuerpo en las trincheras y el ocio legionario de unos hombres que, como expresa el autor, son voluntarios de una voluntad ajena, desheredados o inadaptados a los que la vida civil, una barbarie organizada plagada de injusticias y desigualdades, nada ofrece,  empujando al alistamiento aventurero y al noviazgo con la muerte, porque es ella, esa leal compañera de la canción, la gran protagonista de la novela, de principio a fin, sin distinción de militares o civiles, viejos, mujeres o niños.

La obra posee una profunda carga política, una tremenda crítica social en la que el autor, militar de carrera de ideología izquierdista, muestra de manera diáfana una faceta muy típica de los militares de la época: la intervención en política, a la que activamente se dedicará tras su regreso de la Legión y que le llevará a escribir Nueva Creación, obra política donde consagrará una suerte de anarcosindicalismo que pueda acabar con la barbarie. En Novela del Tercio se sirve para ello de Gustavo Pedrol, hombre joven de escasa fortuna y mucha desgracia y sin ningún horizonte vital y moral que no sea la mera supervivencia, quien prueba fortuna alistándose en la Legión, huyendo de todo y de todos, buscando en la guerra una especie de redención muy difícil, por no decir imposible, de definir, quizá la muerte como gloria y liberación, pues nos hallamos ante un tipo nada militarista, alguien que detesta la guerra pero que acaba cayendo sin remisión en la brutalidad que ésta conlleva, la misma que atesoran sus compañeros de armas, tan desgraciados como él y con más veteranía en el Tercio y que son perfectamente retratados por el autor con tanta sencillez como contundencia tiene su prosa: imposible no ver en estos personajes a los Hermanito, Porta, Viejo, Legionario o Heide de las ya míticas novelas de Sven Hassel, tipos tan nobles como duros e irracionales, productos manufacturados por la maquinaria bélica para luchar y sufrir, vencer- rara vez- o morir, carne de cañón que reventaba en cualquier zanja y que sólo gozaba de la gloria del soldado anónimo.

La aventura finaliza con el licenciamiento del protagonista tras su paso por el hospital,  una vez perdidos todos sus compañeros en el combate y con la amarga sensación de no haber ganado nada, de volver al punto de partida, un civil más sin oficio ni beneficio, alguien tan anónimo como siempre fue y al que le espera nuevamente la civilización y la barbarie y que cargado de dolor no puede menos que proferir:
            
Los ojos de mi experiencia me muestran las manifestaciones brutales de la civilización en su vida interna y externa. Y temo a medida que el tren avanza. Temo llegar a los centros de la vida civilizada. Temo que el tren se detenga. Temo el momento de apearme. El momento de hallarme solo en esta espléndida barbarie organizada.   

La obra, un excelente documento histórico no exento de valor literario, se cierra con un interesante epílogo: el prólogo a la primera edición escrito por Francisco Galán, hermano del autor, también militar y organizador del Quinto Regimiento durante la Guerra Civil, y dos declaraciones de antiguos legionarios que sirvieron a las órdenes de Fermín Galán y que fueron fundamentales para la concesión a éste de la Laureada de San Fernando por su actuación durante aquella guerra que tanto detestaba.

viernes, 21 de junio de 2013

La economía real


Mientras el gobierno saca pecho por pequeñas cifras que son puramente estacionales, asegurando sin timidez que se ha iniciado el camino de la recuperación, el Banco de España advierte que la deuda pública se acerca a niveles insostenibles y que ya veremos cómo y cuándo se paga este pato, pues el quién ya lo sabemos. En la economía, como en la ley, todo, o casi todo, se presta a diversas interpretaciones, y si a ello añadimos la perversión del lenguaje a la que se abonan los políticos, el lío es monumental. Recordemos cómo Aznar sigue marcando paquete y arrugando un bigote que ya no tiene con su célebre bajada de impuestos, más bien ligera, pero omite de forma ladina que tal hazaña quedó compensada por la creación de nuevas tasas y la subida de viejos impuestos.

Lo sensato, especialmente ante la duda, es escuchar al pueblo viejo y soberano y dejar de lado a políticos, burócratas y tertulianos de medio pelo. Hace unos días, y con un asunto profesional de por medio, un tipo de cincuenta años y albañil de profesión me lo decía bien claro: había dejado de ser autónomo porque ya no podía pagar el recibo mensual de dicha cotización social, el IRPF y el IVA. Ahora trabajo para mí mismo, fue su sentencia. Es decir, había dejado de trabajar para otro, en este caso el Estado, para hacerlo para él y sus circunstancias. Ay, el lenguaje: qué es, a fin de cuentas, la economía sumergida sino el instinto de supervivencia. 
  

miércoles, 19 de junio de 2013

El Pueblo contra...



Quiso el progresista legislador que los ciudadanos, más o menos ejemplares y mejores o peores contribuyentes, impartieran justicia, quizá por aquello de acercar al pueblo uno de los pilares fundamentales del Estado, de implicar, en definitiva, a todo hijo de vecino en el mantenimiento de un orden social comúnmente aceptado mediante la inmersión obligada en la ley y sus vericuetos. Popularizar, a fin de cuentas: nada nuevo, pues el máximo intérprete de la Constitución es elegido en alegre pasteleo por los representantes de la soberanía popular. Pero cuando toca lidiar con el caso mediático, enjuiciar el crimen horrendo, surgen voces que claman contra tan noble institución alegando que ya se ha hecho el juicio paralelo en los medios y al acusado le han confeccionado un traje a medida. Como a Camps, sin duda. 

domingo, 16 de junio de 2013

Odia el delito



Si bien todavía no se han cumplido aquellos fatídicos once meses que algunos le daban de cuartel, parece que Bolo va a superar con creces tales expectativas, tal y como asevera el Colegio de Médicos de Madrid y en su día vaticinó la forense de la Audiencia Nacional. Del no quiero prevaricar del beato Fernández Díaz pasamos al hemos prevaricado en alegre comandita que trae consigo la tozudez de los hechos. Siempre pareció endeble el argumento de que Bolo estaba terminal: todos, en tránsito en este valle de lágrimas, somos terminales. Aunque, en una mezcla de derecho penitenciario y literatura orwelliana, Marlaska y otros ropones sentenciaron que en esta granja de raras especies unos son más terminales que otros.

Como en la máxima socialdemócrata de Concepción Arenal, el ministro y los ropones compadecieron al delincuente y aliviaron sus padecimientos, pero no su conciencia, pues como bien afirmaba Bolo entre txikitos y pintxos de nada se arrepentía. Yo lo veo muy flaco, decía Rajoy sobre el penado mientras en un tórrido verano planeaba sobre España la mala sombra del rescate europeo. Flaco, en verdad, ha sido el favor hecho a una Justicia sobre la que se sigue prevaricando y a la que habría que licenciar por su estado, éste sí, auténticamente terminal. Aunque para flaco, Ortega Lara cuando salió de aquel zulo infecto en el que estaba condenado a morir.

jueves, 13 de junio de 2013

Chochito de oro



Quia! 

Se presenta Ánsar en el club siglo XXI-cuyo atrezo dicen que es del siglo XIX, normal si se va a hablar del liberalismo-y por allí andaba enredando la vicesoraya como enredaban los acólitos del Führer cuando los rusos cercaban Berlín: que sí pero que no, nadar y guardar la ropa. Exige el expresidente las reformas de alta intensidad que la mayoría pepera así demanda-porque España está ¡madura! para ello-mientras la vicesoraya recibe puyazos en forma-dicen-de machismo trasnochado: que si debe cuidar de su parentela o que si es un chochito de oro porque tira de ginecólogo cinco estrellas a costa del erario público. Otro escándalo para la tropa morigerada. Con la vice hemos pasado, y sin solución de continuidad, del fascismo de los escraches al machismo de la progresía político/periodística: un bluf lo primero y un coñazo lo segundo. 

martes, 11 de junio de 2013

La opresión



Coincidiendo con los fastos de 2014 y confundiendo la Guerra de Sucesión con la Guerra de Secesión, la administración catalana, esa que una y otra vez salvan Mariano y Montoro en un alarde-según ellos-de patriotismo, se lanza a una piscina sin agua y cita a sesudos historiadores para que expliquen al mundo mundial cómo y por qué los catalanes llevan tres siglos machacados por España. De nada sirve para la maquinaria de propaganda que Rafael (de) Casanova, antes de huir disfrazado de fraile, arengase a los defensores de Barcelona a luchar por la nación española, ni que Franco promulgase la Compilación de Derecho Civil Catalán en 1960 y favoreciese, ya de paso, la instalación de industrias que magnificaron todavía más, si bien a costa de andaluces, extremeños y gallegos, el laborioso carácter catalán. Es evidente que en esta tierra ya no hay equilibrio entre el seny y la rauxa, de ahí que para los melancólicos que huyan de una Historia tan reescrita como falseada sólo quede el refugio de la videoteca.



domingo, 9 de junio de 2013

Suspiros de Expaña



Como el voraz Montoro sigue en sus trece de salvar el culo al separatismo catalán cueste lo que cueste, y está costando un cojón, el aquelarre del derecho a decidir sigue su curso como si tal cosa hasta que llegue el ansiado 2014. El último guiso que se cocina es un macroconcierto en favor del derecho a decidir, eufemismo que designa la independencia por decreto de Catatònia, pues se busca un plebiscito en el que sólo haya papeletas del sí-99,9% garantizado-a la separación. Además de los cantautores habituales por estos pagos que con tan poca dignidad envejecen, se suman a la fiesta el empalagoso Dyango y el gitano rumbero Peret.

Argumenta el primero-al segundo lo dejamos correr por su aparente inimputabilidad- que ahora se siente más catalán que español y que lejos quedan, muy lejos ya, aquellos Suspiros de España que con tanto sentimiento cantaba. Asevera también el hombre que de pequeño no podía hablar catalán en la escuela, alarde melodramático que en un efecto boomerang, y sin que se aperciba de ello el artista, lo emparenta con miles de niños que hoy día no pueden hablar castellano en los colegios si no es alguna hora suelta a la semana o en el patio con el bocadillo. Argumentos peregrinos y ridículas confesiones, al fin y al cabo, que pretenden enmascarar la cruda realidad: que como decía Pla, el nacionalismo es algo parecido a un pedo, pues sólo gusta al que se lo tira. Y qué es el pedo sino un suspiro.

jueves, 6 de junio de 2013

De las penas y su cumplimiento



Casi al mismo tiempo que el Tribunal Constitucional decidía que Otegui siguiese en prisión hasta que se resuelva su amparo, otra curia ordenaba que una mujer que mandó al otro barrio al violador de su hija  debía cumplir una condena de cinco años y medio, toda vez que el gobierno había denegado su indulto. La legalización de Bildu y la escandalosa suelta de Bolinaga han provocado que el batasuno más ilustre se quede sin bonus para una rápida reinserción, mientras que la mujer justiciera, dicho sea en el mejor y más coloquial sentido del término, ha llegado tarde a la cola que se forma en el ministerio de Gallardón  a la búsqueda de una gracia que tiene más de divina que de humana y que de momento acaparan políticos y banqueros corruptos.

La voz corre como la pólvora y el justiciable sabe que el sistema es garantista al máximo, de ahí que antes de entrar en un sórdido establecimiento penitenciario se quemen todos los cartuchos disponibles por lo civil y lo criminal. De lege ferenda, y dado que por mandato constitucional la justicia emana del pueblo, tal vez sería aconsejable instaurar una suerte de iniciativa legislativa popular-al estilo de Stop Desahucios y otras zarandajas-que con miles de firmas impida que una persona dé con sus huesos en prisión si el crimen cometido goza de la simpatía del común de los mortales. Para delitos como el de Arnaldo, hombre de paz, siempre quedará la oportunidad política y la cintura de jueces y ministros.

martes, 4 de junio de 2013

Uno de los nuestros



Observen con detenimiento la fotografía y busquen alguna diferencia. Una vez más este verticalismo que tanto recuerda al peronismo aúna esfuerzos, lima asperezas y pasa página con la decidida voluntad de que nada cambie. Dicen que Franco tenía dos montones de expedientes en su mesa de trabajo: los asuntos que el tiempo resolvería y aquellos otros, los mismos que estaban en el primer montón y que el hombre colocaba delicadamente y sin apenas mirarlos en el segundo,  que el tiempo ya había resuelto. En algo parecido andamos hoy con los problemas domésticos.

De la misma forma que los unos y la otra, que en nada se distinguen, coinciden en que no hay que bajar impuestos, aunque sea para molestar al arisco Ánsar, también se oponen a contratar por debajo del salario mínimo. No seré yo el que abandere la contratación basura como remedio para salir de este fango, si bien tampoco entiendo que estas cuestiones lleguen a debatirse tras la puesta en práctica de una reforma laboral que iba a llevar a la tal Báñez al altar de los próceres de la patria; pero resulta sospechoso, y tiene que ser muy malo para el sufrido ciudadano, que tipos tan poco recomendables como los que posan en la imagen coincidan en algo y muestren un rictus de firmeza en sus convicciones.

Siempre se ha dicho, y con razón, que el capitalismo inicial y salvaje condenaba al trabajador a la esclavitud: el sindicalismo moderno y español lo condena a la miseria mientras el Gobierno, en una síntesis perfecta, universaliza esa misma miseria extendiéndola a autónomos, profesionales y empresarios.¿ Ante semejante panorama quién no se atreve a ser un emprendedor? En la huida, por supuesto.

sábado, 1 de junio de 2013

Una policía para un pueblo



Hubo una época ya lejana en que era habitual ver policías y guardias civiles luciendo una banderita española con el águila de San Juan pegada en la culata de sus armas reglamentarias. Se decía entonces que ese gesto era la demostración de que el aparato franquista seguía instalado en los cuerpos y fuerzas de seguridad y que  nada de esto ocurriría si en lugar de reforma hubiésemos tenido ruptura. En Catatònia, donde sí que hay una ruptura que tiene rango de ley, florecen los símbolos indpendentistas por doquier, lo que no deja de ser una forma muy plástica de demostrar que se está contra el sistema vigente. Así, recientemente hemos podido ver a dos policías autonómicos  en la barra de un bar con la pegatina separatista bien visible en unas pistolas que paga el gobierno de Rajoy con un déficit a la carta.

Pero nada de esto sorprende ya en este Matrix provinciano donde la insumisión arranca desde los mismos cimientos de la administración mediante el incumplimiento de la ley y las resoluciones judiciales. Los policías exhiben la bandera de la rebelión como los bomberos catalanes, al estilo de Fahrenheit 451, incendian el paisaje clamando por la independencia al grito de Espanya ens roba y curas montaraces pastorean el rebaño en plan gos d´atura. Sin embargo, la realidad es caprichosa y muchas veces chafa un buen titular, de ahí que el patriarca Pujol siga molesto porque la mayoría de Mossos hablan en castellano y no sólo en la intimidad, soslayando lo verdaderamente importante: que un buen policía jamás da la espalda a la entrada de un bar.