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viernes, 29 de diciembre de 2017

Retirada



Coincidiendo con el final del año, el Gobierno ha decidido practicar una retirada lo más ordenada y silenciosa posible del frente catalán, siendo la miserable cena de Nochebuena servida a los agentes desplegados en Barcelona el presagio de una hazaña que no por esperada es menos ridícula. El 155 que nunca se quiso aplicar dice adiós de la mano de esos policías, una suerte de soldados lanzados a una batalla sin épica, mientras en el otro frente, el judicial, se va cocinando la manera más edulcorada posible para ir dando suelta a los pocos rebeldes que quedan presos o huidos, sin descartar, por imposible que parezca, la investidura telemática del paseante de Bruselas, que hasta Forcadell puede repetir como presidenta de un nuevo parlamento cuyo bautismo debería ser apadrinado por el juez Llarena. Tocan retirada, pero como la ofensiva nunca fue muy grande todo queda, más o menos, tal que estaba: quizá de eso se trataba. 

viernes, 22 de diciembre de 2017

El paisaje



Que un 155 suave era garantía de fracaso sólo lo negaban los turiferarios de la calle Génova entre tertulia y tertulia y trincando el sobre habitual del fondo de reptiles. Añádase al drama nacional, y local por extensión, una ley electoral que es más perversa que cualquiera de los engendros de un régimen a la deriva que ha tenido en el proceso separatista uno de sus más logrados epítomes, lo que de manera inexorable nos lleva otra vez a la casilla de salida. Pero la estupidez explica más y mejor las cosas que la maldad y, como dijo Forrest Gump, otro corredor de fondo con muchos seguidores, tonto es el que hace tonterías, por lo que dejaremos que sea el insuperable Méndez del Higo el que pinte el paisaje después de la batalla mientras el vulgo se consuela con la buena, o mala, suerte de la lotería.

jueves, 21 de diciembre de 2017

A votar



Con todo, los seísmos provocados por el independentismo catalán han roto protocolos de convivencia que costará restablecer y para los que la interpretación mayestática que hacen algunos del artículo 155 como una deidad recentralizadora, no ayuda.

Esta pieza, plagada de pedantería y atropellada sintaxis, viene firmada por el inefable Lassalle, uno de los think tanks del Partido Popular. Queda claro que el 155 nunca fue del agrado del gobierno y sus cabezas pensantes, con María Soraya, la de la operación diálogo, en primera línea de los renuentes. Como muestra un botón: TV3 reventó ayer la jornada de reflexión con un sondeo favorable a ERC. Con estos bueyes hay que arar y, lo que es más importante, votar. 

martes, 19 de diciembre de 2017

Fake



La  vicepresidenta asegura en el Senado que el prusés es un fake en toda regla. Como consecuencia de tamaña afirmación, y a modo de correlación de fuerzas, surge la pregunta inevitable: ¿y el 155 qué es?

jueves, 14 de diciembre de 2017

Odia el delito



La máxima socialdemócrata en el ámbito penal vuelve a cobrar triste protagonismo tras el asesinato de una persona por llevar unos tirantes con los colores de la-todavía-bandera nacional. El presunto criminal, pura coincidencia, pasó cuatro años entre rejas por dejar tetrapléjico a un guardia urbano de Barcelona, y una vez reinsertado asesina, presuntamente, a golpes a un hombre al que consideraba un franquista, que ya es sabido que Franco no ha muerto hasta que lo diga el duopolio televisivo. Cuatro años, curiosamente, es la pena impuesta a uno de los que entraron en la librería Blanquerna a dar unas voces y algún empujón, pero con el agravante de odio, martingala legal que nos llevará, en espiral infinita y ridícula, a castigar con saña incluso a los que odian el delito y compadecen al delincuente: ¡será por pleitos y ropones!

Dicen que la muerte iguala a todo el mundo, pero ello sólo es así en lo puramente biológico, no en lo jurídico, y menos en lo político, donde la relevancia reside en haber luchado mucho-doctrina sorayesca-para traer la democracia a España, méritos que no atesora aquel franquista que luce tirantes rojigualdos. Descanse en paz Víctor Laínez, y que la tierra de un país miserable le sea leve.

lunes, 11 de diciembre de 2017

De la falsa intervención



Que la aplicación suave del 155 traería situaciones surrealistas era una verdad incuestionable que hasta los flabelíferos del gobierno reconocían entre tertulia y tertulia. La televisión autonómica en permanente agitación, los maestros con el agit-prop de toda la vida y hasta los bomberos catalanes, a lo Fahrenheit 451, acudiendo en procesión a Bruselas para homenajear a un Fuigdemont que todavía puede ganar unas elecciones que jamás debieron convocarse: la vida sigue igual. Ya decía Rajoy que el dichoso artículo era muy complicado, de ahí que acorralado por las circunstancias y haciendo gala de su talante morigerado optase por meter sólo la puntita, nada más.

Y surrealista, entre otros, es el episodio de las obras de Sijena, ya que una autonomía presuntamente intervenida no debería permitir que uno de sus delegados de cultura amenace con quitar servicios sanitarios a Aragón si el traslado se consuma. Pero así esta España autonómica del Estado de partidos, la misma que propicia que si un padre exige que su hijo se escolarice en castellano en la región valenciana reciba como respuesta del director del colegio que lo mejor es que se lleve al niño a Cuenca, que también existe. Tamaña y gentil recomendación encierra en sí misma una idea de nación que, desprovista de mecanismos de defensa, no es que esté invertebrada, es que está descabezada. Pero lo importante, cantan los flabelíferos, es el traslado a Sijena, que demuestra que la ley se cumple, y se acata, como los excarcelados por el juez Llarena acatan el 155.

jueves, 7 de diciembre de 2017

Déjà vu



La decisión del juez Llarena de retirar la euroorden contra Puigdemont y resto de fugados nos aboca a un limbo jurídico y político de difícil solución que puede eternizarse. En otra época ya muy lejana, con el prófugo muy lejos de la vieja Europa, quedaba el recurso de montar una película barata de espías, falsos papeles y entregas pactadas por televisión, pero hoy día, cuando todo se ventila con esa asepsia de la que hace gala el citado juez, las cosas resultan mucho más complicadas. Queda la esperanza de que el tránsito por ese limbo sea amenizado por alguna fotografía de los huidos en situaciones embarazosas, algo que si bien es complicado, véase la pinta de casta que luce la señora Ponsatí, no debe descartarse del todo, que del seny a la rauxa sólo hay un paso. 

viernes, 1 de diciembre de 2017

La memoria



Hay que reconocer que el presidente del gobierno es una mina, ya sea por su indolencia sin límites, ya sea por ese estilo tan campechano que muchas veces lo hace naufragar, aunque sin graves consecuencias, en la mayor de las torpezas. Aprovechó el hombre su visita a Costa de Marfil, un destino poco amable, para dirigirse a los militares allí destinados, en especial a los de la Armada, a los que recordó que había vivido muchos años al lado de la Escuela Naval de Marín, en la calle Salvador Moreno, para añadir con ese tono jocoso tan suyo que no sabía por qué ahora le habían cambiado el nombre, pero que él la seguía llamando así. Obviamente, el cambio de nombre obedece a las imposiciones de la Ley de Memoria Histórica, pues el citado Salvador Moreno fue un almirante que se alzó el 18 de julio y que llegó a ser ministro de Marina.

La chanza del gallego en el frente africano no tendría mayor trascendencia si no fuese porque esa infame ley pudo haber sido derogada por el gobierno hace ya años, cuando llegó al poder con aplastante mayoría, volviendo esa calle, si el municipio así lo quería, a lucir el nombre de antaño, tan querido por el presidente y su memoria. Ocurrió lo mismo con la ley del aborto, otra promesa incumplida que provocó la dimisión de Gallardón como ministro de justicia. Pero es más fácil encogerse de hombros, alegar desconocer el motivo y afirmar que, en todo caso, uno sigue llamando a la calle como quiere, tal que uno de Bilbao, que nace donde quiere. Pragmatismo e indolencia a partes iguales, la marca de la casa.