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miércoles, 29 de noviembre de 2017

Un balance poco vistoso



La otra noche el presidente del gobierno concedió una entrevista a una de las televisiones del duopolio que con el que hace tiempo decidió obsequiarnos  el Estado de partidos. Como era de esperar la cosa giró en torno al apaciguado separatismo catalán y al inefable 155, criatura que cumplía un mes de vida y a la que había que homenajear. Como el entrevistador era malo y tonto a partes iguales, la entrevista fue una suerte de baño y masaje, nada de incomodidades-qué pasa con TV3 y los Mossos-para nuestro estadista registrador, que el hombre pudiera lucirse con esa coletilla tan suya, la ley, la ley y otra vez la ley.

Lo único relevante fueron tres perlas que demuestran el talante del presidente y lo que de él se puede esperar, o tanto se ha esperado, porque la intervención suave de la autonomía catalana ha llegado cuando ya no había más remedio. Una, que para Rajoy en Alemania sólo existe un estado, Renania del Norte-Westfalia, al que siempre cita como ejemplo de hipotéticas  secesiones  que la Unión Europea nunca autorizaría. Dos, que su concepto de los catalanes y españoles, como si fuesen entes diferentes, es muy similar al que tiene Junqueras o cualquiera de los Jordis, llegando a poner como ejemplo de ello el hecho de que gentes de otros lugares de España llegadas a Cataluña se hubiesen emparentado con catalanes de rancio abolengo, no pasando nada, oiga, como si una de las partes, adivinen cuál, fuese subsahariana. Y tres, y más emotivo, Rajoy estaba muy afectado por la muerte reciente del fiscal jefe de esa región, uno de los peones togados en los que se parapetó para no dar la cara más allá de lo que fuese imprescindible. Como es de ver, nada nuevo bajo el sol, todo muy previsible y anodino, como ese 155 que ya nació para poquita cosa.

lunes, 27 de noviembre de 2017

Acogedores



Cuando se dice que tenemos unos políticos que no merecemos-quizá sí que los merezcamos y es mejor no hacer autocrítica-sin duda se piensa en el inefable Zoido, un hombre que tiene pinta de cualquier cosa menos de ministro. La última, ahora que hay relativa calma con la independencia catalana, ha sido aprovechar la presentación del nuevo modelo de centro de internamiento de extranjeros para afirmar-presumimos que hinchando su generosa panza cual cortejo entre pajarracos-que ello permitirá ampliar capacidad de acogida. Y nos reíamos de Zapatero y Caldera con sus efectos llamada. Todo empeora.

Y es que al pancista sólo le ha faltado detallar todas las comodidades de las que gozarán aquellos que sean internados por el plazo máximo que marca la ley, porque enumerar aquellos países que no tienen convenio de repatriación con España es innecesario, pues las mafias lo saben de sobra y es lo que venden en origen. Nada igual se veía desde que la Armada española empezó a usar Twitter para detallar los salvamentos que llevaba a cabo y hacer autobombo de su eficacia en la recogida de pateras. Queremos acoger,  prometían no hace mucho los progres catalanes; estamos acogiendo, sube la apuesta Zoido.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Los derechos de los territorios



En un gesto de cara a la galería Albert Rivera ha pedido que se derogue el cupo-más bien cuponazo-del que desde tiempos inmemoriales disfrutan vascos y navarros. Cara a la galería y pose demagógica a la que tiene derecho, porque sabe perfectamente que nadie está por esa labor que igualaría un poco, al menos en el bolsillo, a todos los españoles. La martingala del llamado concierto tiene en el gobierno del Estado a su principal defensor, pues supedita ese interés general a sus trapicheos cortoplacistas con los siempre poco leales nacionalistas vascos y también, ahora más que nunca, navarros. Ciudadanos estos últimos a los que, con mayoría absoluta, prometió derogar su posible anexión al País Vasco y que ya poco esperan al respecto. 

Por mucho que Ciudadanos proponga medidas innovadoras, hay cosas que ya están metidas en ese melón constitucional al que ahora todos quieren meter mano: el Rey para serlo debe jurar respetar los derechos de los ciudadanos y ¡de las comunidades autónomas! Un eufemismo morigerado para no decir que debe jurar los fueros. Aunque, quién sabe, quizá el partido de Rivera nos sorprende con su experto en esa comisión de jurisconsultos, el siempre brillante Carreras, un hombre que ha nacido para crear constituciones y que se ofrece para lo que sea, aunque sus credenciales no son precisamente muy liberales. Pero qué más da: quién es liberal en este país de foralistas.

lunes, 20 de noviembre de 2017

Elogio del pollo



El llamado exilio catalán nos deja esta bonita y tierna imagen de los fugados con su abogado: una distendida comida con el pollo como protagonista. No nos extenderemos en la bondad de ese alimento, ni tampoco en su maldad, que también la tiene, como advirtió hace tiempo Evo Morales, y no señalaremos a nadie de la mesa, pero sí nos centraremos un poco en las caras de felicidad que transmiten los comensales, lo que evidencia que ese exilio, como era de esperar, no tiene nada de traumático y sí mucho de chiripitifláutico. 

Porque parafraseando a Carlos Semprún con París, bien podemos decir que el exilio de Bruselas está resultando una fiesta. Políticos de todo pelaje y leguleyos que van y vienen, entrevistas de Fuigdemont y sus secuaces en diferentes medios y unas autoridades belgas que se ríen del gobierno de España solicitando información sobre sus prisiones, cuando todo parece indicar que las de  Bélgica-donde desconocen la máxima de odia el delito y compadece al delincuente-son una porquería. Aunque al paso que va el sainete, y si tenemos en cuenta el interés del gobierno por no tener presos en las listas electorales del 21-D, no parece que los fugados vayan a pisar una cárcel española, y si lo hacen será el tiempo justo hasta depositar una fianza. Todo un pollo el del 155.

jueves, 16 de noviembre de 2017

Numeritos indoloros



El último numerito montado por el diputado Rufián luciendo unas esposas que vaya usted a saber dónde las compró ha evidenciado lo que es la aplicación práctica del artículo 155, esa entelequia que Rajoy nunca quiso sacar del cajón del consenso del 78 y que cuando salió como conejo de la chistera los flabelíferos del Régimen cantaron como si fuese el Gordo de Navidad. Ver la forma trabajosa y fatigosa con la que se puso de pie el interpelado Zoido para responder al diputado separatista muestra a las claras cómo se gestiona este trance delicado en la España actual: despacito y con buena letra pero con escasos, nulos resultados. Y todo para que el requirente te deje con la palabra en la boca y abandone el templo de la soberanía con esa chulería que sólo ostenta el que se sabe impune.

Porque la soberbia del rufián Romero y las fatigas de un ministro con pinta de bedel explican muy bien lo que está siendo esta intervención de la autonomía catalana: mucho ruido y pocas nueces. Los docentes catalanes, esos que con amparo constitucional convirtieron al diputado de Santa Coloma de Gramanet en fanático nacionalista, siguen impartiendo su doctrina en dura porfía con la propaganda que emite a todas horas la televisión autonómica, y todo mientras los policías de Trapero, otro charnego que ahora se dedica al papeleo, eso dicen, en la comisaría de Les Corts, miran al tendido como si la cosa no fuese con ellos. Todo un numerito, como el 155.


lunes, 13 de noviembre de 2017

Un panorama



Vino Rajoy a Barcelona y dijo que tendríamos elecciones, y además un jueves, porque él, presidente de España, las había convocado. En justa reciprocidad, uno espera que pasado el día de marras, y si la cosa no sale bien, vuelva el hombre y diga que él, y sólo él, ha perdido las elecciones. Porque a fin de cuentas, y con el 155 en la mano, él y nadie más que él es en la actualidad el presidente de Cataluña. Poco importa que la televisión autonómica continúe en manos de los rebeldes, o que la policía autonómica vaya a lo suyo en la no persecución del delito, o que los maestros digan que ellos seguirán aleccionado y sumergiendo a los niños en catalán desde la más tierna infancia, como si al presidente le importase algo esto y todo lo relacionado con el nacionalismo. Pero son las cosas de la intervención suave, que es y no es a la vez.

No en vano y una vez pase la tormenta, el presidente y los suyos y los otros ya tienen decidido reformar la Constitución para, en palabras del locuaz Dastis, buscar el soñado encaje de los catalanes en España. Y a eso vamos: una vez liberados los encarcelados y retornados los exiliados, que ojalá, según el gobierno, puedan hacer campaña, tendremos elecciones que dejarán el panorama más o menos igual aunque, vista la abjuración de Carme Fortasec, un poco más domesticado. Tras ello, se abrirá el último melón del 78 y salga lo que salga tendremos otros cuarenta años de relativa tranquilidad. Pero sobre todo serán años y años de absoluta monotonía, porque Cataluña seguirá igual, aunque ya sin un molesto e incómodo 155. He ahí el encaje.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

Vuelo 155



Qué es, o qué era, el 155, se pregunta el vulgo mientas acude a los bancos catalanes a sacar sus ahorros y observa el corte de carreteras y vías de tren ante las narices de unos policías presuntamente intervenidos por la autoridad, siempre dudosa, del pancista Zoido. Depende, diría un gallego como el presidente del gobierno. Una piltrafa, sospecha el contribuyente mosqueado.

En realidad, el 155 ha sido suave, soft, tal que ese cine pornográfico que se puede emitir en abierto, de ahí que Junqueras y compañía hayan acabado en una cárcel contra el criterio de los tertulianos del Régimen, que nos cuentan que la medida es demasiado dura, y sólo porque una juez díscola ha visto reiteración delictiva y riesgo de fuga. Nada que no pueda resolver el Tribunal Supremo en una macrocausa-ésas que siempre mueren de asco en el laberinto de la justicia-con cientos de alcaldes en el banquillo, ellos y sus respectivas varas, los mismos que con cargo al erario público cogieron un avión, el vuelo 155, con destino a Bruselas. Ya decía el presidente que el 155 era muy complicado: tanto lo era que han tenido que ir dos centenares de sediciosos a explicarlo por esos mundos. 

lunes, 6 de noviembre de 2017

Quo vadis, Alonso?



De las muchas reacciones histéricas que está deparando el prusés me quedo con la del abogado Alonso Cuevillas, que lo es de unos cuantos de los sediciosos- no diremos rebeldes por ser motivo de honda polémica jurídica-encarcelados. Como Rajoy ha querido un artículo 155 tan blandito como él mismo y su gobierno, Alonso se pasa más tiempo en TV3 y sus terminales que en su propio despacho preparando esa complicada defensa ante la que él, reputado jurista, considera una justicia poco democrática.

El hombre-que compareció con sus clientes a lo Reservoir Dogs y portando una descomunal maleta donde, cual mago ambulante, guardaba todas sus artimañas legales-no ha encajado muy bien la prisión incondicional de sus defendidos, de ahí que vierta toda su bilis en los medios afines, cambiando la faceta de letrado por la de propagandista sin escrúpulos y sin vergüenza. Él ha sido el que ha propagado la especie de los malos tratos presuntamente sufridos por sus clientes en su traslado a la prisión, soslayando el onus probandi, que en el foro obliga a probar todo aquello que se alega. Quizá en esa abultada maleta-además de un osito de peluche para Junqueras-contenga las pruebas de las presuntas sevicias que de momento oculta, como se ocultó su principal cliente en tierras belgas. Entre prestidigitadores anda el juego.

viernes, 3 de noviembre de 2017

Déjà vu



La repetición de la historia como farsa, un tópico de manual. Queda por ver si la repetición será completa y, condenados los culpables, vendrá un gobierno con alguna medida de gracia. De hecho, la turba podemita ya anunciaba ayer que en su programa electoral llevaría la amnistía para los rebeldes, soslayando que dicha martingala no tiene cabida en el ordenamiento jurídico, aunque para ser justos tampoco cabría la amnistía fiscal y vaya que sí, que cabe, es otro clásico con el que nuestros próceres nos obsequian de vez en cuando.

La única diferencia, de momento, es que el Presidente cesado de la autonomía, otro ciclotímico como aquel mártir, ha puesto tierra de por medio y se ha refugiado en tierra de pasteles y chocolates, lo que a modo de magdalena de Proust le habrá transportado a su más tierna infancia. ¿Y qué es la infancia, magro consuelo, sino la única y verdadera patria? Todo terriblemente nostálgico y melancólico, como la particular historia de esta infamia que, como es tradición, volverá por sus fueros con un aroma que no será precisamente dulce.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Franco, Franco, Franco



Uno de los aspectos más grotescos del llamado prusés ha sido ese sacar en procesión una y otra vez y en alegre comandita a la figura de Franco. En el bando nacionalista esa invocación es algo de lo más normal, toda una seña de identidad, porque el invicto Caudillo siempre fue una suerte de trasunto de Felipe V, un fantasma que nunca había muerto del todo, un espectro que aparecía de vez en cuando, ya fuese para clausurar colegios electorales el 1 de octubre, curiosamente el Día del General, ya fuese para poner a buen recaudo a los sediciosos Jordis en Soto del Real.

Más chocante ha sido esa misma invocación por el llamado bloque constitucionalista: desde una María Soraya que airada nos contaba cuánto costó, que se lo digan a las Cortes franquistas, traer la democracia a España, hasta una intrépida Arrimadas, nacida en 1981, que exhortaba a los separatistas a no declarar la independencia con parecido y vacuo argumento. Si en el separatismo esa obsesión responde al sectarismo y a la manipulación de la Historia, en el otro lado idéntica fijación sólo puede obedecer a una profunda incultura y a la falta de formación. O eso, o nuestras chicas no han leído a Lakoff y siempre piensan en el elefante.