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jueves, 30 de abril de 2020

Desescalada revisionista



La desescalada infernal del camarada Sánchez nos trae, de la mano del camarada Iglesias, una reivindicación del comunismo en sede parlamentaria. Obviamente, Iglesias, guiado por ese sentimentalismo idiota que le hace derramar lágrimas de cocodrilo cada vez que lo necesitan sus acólitos, comete errores de bulto, como decir que lo que él representa ya paró los pies al fascismo- véase VOX pero de rebote también el PP-en el siglo pasado: no sería en España, donde los cuarenta años de paz del invicto Caudillo dejaron un régimen de floridas clases medias que permitió medrar y muy bien a los ancestros del podemita. Sólo le faltó lanzar amenazas de muerte como las sufridas  por Calvo Sotelo en las vísperas de la guerra, pero todo se andará, que hay falso estado de alarma para rato. Así se escribe la Historia.

He aquí la meta alcanzada tras el largo camino iniciado en 1978 por los padres fundadores, la implantación de un régimen de comunistas y prevaricadores. Y de maricones, añadiría  el camarada Jorge Javier Vázquez.


viernes, 24 de abril de 2020

El espejo del alma



Pablo Casado, queriendo o no, ha revolucionado las redes sociales subiendo a Instragram una fotografía en la que posa muy preocupado frente al espejo de un baño. La imagen viene con un texto que glosa brevemente la tragedia que nos deja la pandemia. Muchas lecturas se pueden hacer del posado y el rictus, incluso con humor, qué menos en los tiempos que corren, aunque quizá el hombre se pregunte por qué se presta una y otra vez a dar apoyo al camarada Sánchez y su falso estado de alarma. Sólo él lo sabe. Aunque lo peor de colocarse frente a un espejo es la imagen que nos puede devolver.


miércoles, 22 de abril de 2020

Solo y borracho




Quiero volver sola y borracha a casa fue una consigna muy coreada en la manifestación de las tiorras del 8 de marzo, zona cero del despliegue de la pandemia que nos devora. Algo parecido debió de pensar el alcalde socialista de Badalona cuando fue interceptado en Barcelona saltándose el confinamiento que trae consigo el arresto domiciliario impuesto por el camarada Sánchez. No contento con la infracción administrativa y el delito contra la seguridad vial en la modalidad de conducir bajo la influencia del alcohol, el prócer municipal la emprendió a mordiscos con los policías autonómicos tras negarse a soplar el aparatito, lo que conlleva varios ilícitos penales más, como son la desobediencia, el atentado contra los agentes de la autoridad y las lesiones causadas.

No saben ustedes con quién están hablando, ésa parece ser la expresión que profirió el alcalde antes de lanzarse por la pendiente del delito, habida cuenta de que no colaba el quiero volver solo y borracho a mi ayuntamiento. Al camarada Iceta, visto que el incidente no era un bulo de la extrema derecha, le ha faltado tiempo para expulsarlo del partido, mientras el detenido, haciendo uso de sus derechos, ha llamado al secretario municipal para decirle que ya no sigue en el cargo, que dimite por el bien de la ciudad y que le prepare el finiquito y los papeles del paro. Ya se habla en Badalona de un gobierno de concentración, expresión muy de moda entre los tertulianos que no son afines al gobierno de la nación y que creen que esto tiene solución. Pasada la catástrofe, sólo queda la anécdota: ¿nos relatará el General Santiago el incidente del alcalde en la rueda de prensa de la mañana? Qué menos. No es un bulo.

viernes, 17 de abril de 2020

Economía básica



Como aconsejó Ortega con el problema catalán, hay que conllevar como buenamente se pueda este confinamiento que no es otra cosa que un arresto domiciliario envuelto en el verbo melifluo del ministro Marlaska, de ahí que tenga uno que entretenerse de la mejor manera posible y si es gratis mejor.  Con vídeos, por ejemplo. Veamos uno. El hermano del ministro Garzón, un tal Eduardo que dice ser economista, proponer la solución para conseguir el pleno empleo y la felicidad: que el Estado omnipresente imprima billetes sin parar para pagar los empleos necesarios del personal. Lógicamente, ese mismo Estado sería el que debería inventarse los trabajos que el mercado no demanda. Así, por ejemplo, se puede contratar a mil personas para que se dediquen a contar granitos de arena en las playas. ¿Serviría para algo? Por supuesto: para que esos trabajadores cobrasen un sueldo que no tendría porque ser bajo.

Esta idea fue brindada por Don Eduardo hace bastante tiempo pero ahora, en el fragor de la batalla contra el virus, parece que ha sido adoptada por el gobierno y bajo el patrocinio singular del camarada Iglesias. Renta mínima la llaman. Y sin necesidad de trabajar. Para qué.

martes, 14 de abril de 2020

De risa




Una de las primeras medidas que tomaron los talibanes tras hacerse con el poder en Afganistán fue prohibir la risa. Bueno, en sentido estricto sólo prohibieron la risa a las mujeres y siempre que lo hiciesen de manera sonora. Aunque en realidad allí no reía ni Dios. Días atrás me acordé de esa anécdota histórica tras escuchar cómo uno de los altos mandos policiales del comité técnico de Moncloa exigía a la gente que no hiciese chistes, gracietas o memes en las redes sociales a cuenta del confinamiento que impone un estado que no es de alarma sino de excepción, si bien no hay juez que a este matiz meta mano. Fue lo último que exigió antes de caer víctima del fatídico virus. Poco antes su predecesor, que también cesó por el mismo motivo, animaba a la delación entre vecinos para cazar a los que incumpliesen ese confinamiento. Todo muy soviético, como eso de monotorizar teléfonos para perseguir al personal, o cerrar cuentas de Twitter con la excusa de parar, o al menos ralentizar, el avance del fascismo.

¿Qué será lo próximo? Quién sabe: quizá, como aquellos talibanes, decidan prohibir la música. A ver quién resiste entonces.

miércoles, 8 de abril de 2020

Pactos




El nuevo mantra del Estado de partidos es la reedición de los pactos de la Moncloa, un invento de Adolfo Suárez y Felipe González para sentar las bases de esta suerte de peronismo que hasta aquí nos ha traído. Como entonces con Carrillo, ahora se contará con el comunista Iglesias, y en el papel del socialdemócrata Fuentes Quintana lucirá la figura de un Borrell que ya vaticina que el virus nos dejará un Estado que será propietario, consumidor y empleador. No quedarán fuera, como antaño, los sacamantecas nacionalistas, quienes buscarán un nuevo marco que les permita detraer la parte alícuota de los despojos de un cadáver al que llevan años matando. Queda por saber si las mal llamadas derechas participarán en el engendro, aunque como en aquella ocasión su papel sería irrelevante. He ahí el Régimen pactado.

miércoles, 1 de abril de 2020

El año de la peste



La gloriosa portada de Hermano Lobo sigue más viva que nunca, si bien se ha actualizado de la mano del inefable Pablo Iglesias, quien luce, es un decir, una espantosa chaqueta que le confiere, más si cabe, un aire de enterrador muy acorde con su ideología y con los tiempos que nos devoran. Ellos y el caos, con pico y pala.