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lunes, 29 de abril de 2019

Paisaje y paisanaje




Vaticinaba días atrás Santiago Abascal que el PP acabaría como la UCD, no en vano Casado repescó a Suárez hijo, el Mr. Bean de La Mancha y cenizo de reconocido prestigio. Y a ello se encaminan con paso firme los chicos y chicas de la calle Génova. Hoy más que nunca emerge con fuerza la imagen de un desertor Rajoy saliendo de un restaurante con una trompa descomunal mientras se debatía una moción de censura que él solito podría haber abortado presentando su dimisión. Pero la culpa es de VOX, que ha fragmentado a la derechita cobarde según una tropa tertuliana que a diestro y siniestro se relame porque se ha frenado a lo que ellos definen como ultraderecha.

Desolador paisaje tras la batalla con un paisanaje que, favorecido por una ley electoral infame e impulsado por unas televisiones hostiles a toda idea de España, acude a votar con las tripas para expulsar a la derecha de la vida civil y política. Aunque bien mirado, esto nos dejará una cierta tranquilidad: una victoria de esas feroces derechas hubiese provocado otra revuelta como aquella del 34. Quizá por eso Rajoy prefirió beber y olvidar y dejar pasar.

viernes, 26 de abril de 2019

Currantes



Ir por lana y volver trasquilado. Algo así le ocurrió a un reportero de un medio progre que preguntaba la intención de voto a un trabajador que acarreaba peso. El hombre fue claro y contundente: él vota a VOX, y su mujer también, qué pasa. El reportero no daba crédito: ¡si eres un currante¡ ¿cómo osas? ¿no tienes conciencia de clase? Pues no lo parece, o sí, según se mire bien, porque explicaba el currante que él nunca había vivido mejor que con la derecha en el gobierno. Más claro el agua, impecable como cierre de campaña electoral. Quién que no sea rico puede permitirse el lujo de ser de izquierdas. En fin, que al reportero trasquilado y amargado sólo le faltó recordar al iluminado comunista que lamentaba su mala suerte con la parroquia a la que debía predicar. Justicia poética.


martes, 23 de abril de 2019

El predicador




No vi el debate, entre otras razones porque no estaba VOX, el outsider de las elecciones con el que nadie quiere torear, y porque tampoco creo, sana tradición. que vaya a votar, pero hoy las redes sociales se mofan de un Pablo Iglesias con una Constitución en la mano a modo de predicador-qué es el comunismo sino una religión-ante una parroquia ávida de buenas nuevas.

Alguien debería aconsejar al podemita que a estos eventos, además de no lucir tanto desaliño, hay que acudir con algo más que principios programáticos, pero sobre todo con un poquito de ciencia política. Decir que no se cumple un artículo de la Constitución, el de la política fiscal, que no se encuentra entre aquellos que son jurídicamente exigibles, es como afirmar que con un poco de buena voluntad se pueden multiplicar los panes y los peces, un acto de fe. Más pragmáticos, los otros candidatos, y por lo que cuentan los medios, fueron a lo suyo, que es la nada, un concepto, o entelequia, que sí tiene perfecta cabida en la Constitución.

martes, 16 de abril de 2019

Una derrota




Los incidentes del pasado domingo en Rentería dejan claras unas cuantas cosas y ninguna buena. Es superfluo insistir en que el mantra de la derrota de ETA no se lo cree nadie, y para ello, además de contemplar la chulería, y también las caras, de los que pretendían reventar el acto de Ciudadanos, sólo hay que echar un vistazo al mapa político de Navarra-al lado del País Vasco para el que no lo sepa-de un tiempo a esta parte y a una Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución que nunca ha tenido más vida y mejor salud que ahora.

Pero la lectura de esos incidentes es otra y no tiene un pero: se equivoca Rivera-que acude a ese frente usando el término Euskadi para caer un poco mejor-cuando habla de volver a aplicar el artículo 155 en Cataluña-acoso similar al PP en la universidad días antes-y con más dureza que la otra vez. Ni sólo en Cataluña, ahí está Rentería, ni tampoco ese artículo, sino otro más contundente, el 116, con su estado de excepción en ambos territorios. Lo demás es brindar al sol, decir que tenemos razón porque somos mejores y salir escoltado por hacer aquello que la ley permite. Toda una derrota sin paliativos.

sábado, 13 de abril de 2019

Ciudad sin ley




Hay noticias, por mucho que procedan de una ciudad tan decadente como Barcelona, que sólo provocan repulsa e indignación, que demuestran que la ley no existe, y si existe es pisoteada con total impunidad. El propietario de un inmueble no sólo tiene que soportar la presencia de ocupas a los que no consigue echar con amparo legal sino que además se ve amenazado por el ayuntamiento con una fuerte sanción si no acomete obras que eviten la ruina del edificio. ¿Para qué? Pues para que se garanticen unas condiciones mínima higiene y salubridad para los ocupantes ilegales. Cornudo, pues, y apaleado.

Esta broma macabra recuerda mucho a un episodio histórico de  la Alemania nazi, La Noche de los Cristales Rotos, cuando ciudadanos judíos sufrieron en sus carnes y propiedades una serie de ataques con un resultado devastador. Las compañías de seguros alemanas, cumpliendo con sus obligaciones contractuales, reconocieron el pago de cuantiosas indemnizaciones a esos judíos por los daños sufridos. Pero, hete aquí, que ese dinero nunca llegó a los perjudicados, puesto que el gobierno alemán impuso una multa cuantiosa los judíos por considerarlos responsables de esos ataques, apropiándose del dinero de las aseguradores para destinarlo al pago de la multa. Más o menos, tal que Colau.

Dice la Constitución, que poco o nada garantiza, que la propiedad tiene una función social: en la ciudad de Barcelona esa función es criminal.

miércoles, 10 de abril de 2019

Tránsitos



Se ha puesto de moda en plena campaña electoral el debate sobre la eutanasia, cuestión que como el aborto genera un intenso debate entre un personal harto sensible con asuntos de controvertida naturaleza. Al margen de que esto de la muerte más o menos dulce no tiene mucho recorrido y que tras los comicios quedará sepultado en el olvido, no dejan de tener su gracia algunas cuestiones que rodean el caso.

Así, se ha sabido que el hombre que facilitó el tránsito a su esposa enferma avisó a la Sexta para que inmortalizase el momento antes de que llegase la policía, y que unos años antes, haciendo gala de una notoria trayectoria izquierdista, había firmado un manifiesto pidiendo la libertad de Arnaldo Otegui, un tipo que perteneció a una banda especialista en mandar al otro barrio a personas sanas y con toda una vida por delante. Más cosas irán saliendo mientras el sujeto, imputado con desgana por el juez y exaltado por el Estado de Bienestar, se pasea por las televisiones para solaz de tertulianos y espectadores. Aunque el debate es tan sencillo que se resume en una sola pregunta: ¿cómo vamos a tener libertad para morir si no tenemos libertad para testar?

domingo, 7 de abril de 2019

La Transición eterna




Qué fue la Transición, me preguntaba mi hija no hace mucho. Cosas del colegio, me dice ante mi incredulidad. Pues la Transición y también el llamado Consenso que la alumbró son cosas que cuarenta años después siguen gozando de buena salud, desplegando unos efectos que sólo complacen a la casta política y que pagan ciudadanos y contribuyentes. Si la pregunta me la hiciese hoy, sería más escueto pero también más claro y contundente: la Transición es que un terrorista convicto y confeso como Arnaldo Otegui colabore para sacar adelante una ley de arrendamientos urbanos, entre otras disposiciones para convalidar. ¿Y por qué entonces dice este sujeto que el Régimen del 78 está en crisis? Pues para mejorarlo y que perdure cuarenta años más. Venga ese abrazo, el de la Transición.

jueves, 4 de abril de 2019

A vueltas con el odio




La Fiscalía odiosa de Valencia, es decir, la especialista en delitos de odio (¿no son odiosos todos los delitos?), ha abierto diligencias contra el número dos de VOX por afirmar que el enemigo común es la invasión islamista. Veremos cómo acaba el asunto, pero mucho tememos que no acabará en la papelera de la fiscalía y que Ortega Smith se sentará en el banquillo como lo tuvo que hacer García Albiol cuando arremetió contra los chorizos rumanos que asolaban Badalona. Absuelto, pero con pena de banquillo, que en el caso de VOX siempre será pena de telediario, con los perros rabiosos de los presentadores abriendo el espacio con los epítetos de ultras, fascistas, machistas y xenófobos para los de Abascal.

Malos tiempos para la lírica con estos delitos de odio que en el Código Penal lucen el nombre rimbombante de delitos cometidos  con ocasión del ejercicio de los derechos fundamentales y de las libertades públicas garantizados en la Constitución. Curioso y grotesco, porque hasta ahora uno creía que era la libertad de expresión uno de esos derechos estrella, pero parece que no. Que se lo digan a un cliente mío al que le piden más de un año de prisión por llamar moro de mierda a un vecino que le hacía la vida imposible. El hombre, en su ingenuo descargo, alega que cómo va a cometer un delito de odio él, que es gay de reconocido prestigio en su pueblo. Ah, el wishful thinking. Pleitos de odio tengas y los ganes. Es lo que hay.

martes, 2 de abril de 2019

Una estadística



Ayer, coincidiendo con el que antaño era llamado Día de la Victoria, acudió Pablo Iglesias al cementerio de Paterna para ver los trabajos de exhumación de una fosa donde podría estar enterrado un tío suyo, represaliado por el franquismo. Resulta conmovedor-justicia poética-contemplar las lágrimas de un estalinista convencido ante una fosa común, pues es más que sabido que nadie ha enterrado a más gente en esos nichos comunitarios que los ejecutores del socialismo real. Y es que la hipocresía del líder podemita no hace sino soslayar aquella célebre sentencia del padrecito Stalin: la muerte de un hombre es una tragedia; la muerte de millones es una estadística. La desmemoria, en fin.