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sábado, 31 de diciembre de 2011

Violencia de...



...aquello? Mientras los palurdos habituales se ponen de acuerdo sobre el género de las cosas, algunos echaremos de menos otros tiempos sin duda más incorrectos. Y así, con polémicas estériles y discusiones bizantinas se va un año que aseguran será mejor que el que asoma. Salud e ironía para contarlo.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Kafkiano


La exasperante lentitud de la justicia ha hecho que los abogados ya no tengan clientes sino pacientes.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Beneficios


Leo con poca sorpresa que una caja de ahorros alemana premiaba a sus empleados y directivos con fulanas brasileñas. No deja de ser una peculiar forma de retribución en especie de la tradicional paga de beneficios, habitual por estos pagos y más que posible en otros países con mayor tradición en el estado del bienestar. Si hasta ahora las cajas españolas regalaban cacerolas y cuberterías a sus mejores clientes, a qué viene escandalizarse por esa generosidad de las alemanas para con sus eficaces empleados. Como por aquí casi todo-bueno y malo-se acaba copiando, y dado que precisamente desde Alemania se pretenden imponer esos empleos con sueldos por debajo del salario mínimo, los célebres minijobs, deberán los empresarios arbitrar alguna clase de incentivo en tórrida especie al estilo alemán para que el empleado no caiga en depresión, pues las bajas médicas son todo un lastre para una seguridad social en franca liquidación.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Celeridad



Desalojen, coño.

Es notorio que la justicia es una de las instituciones peor valoradas en este maltrecho país, de ahí que de vez en cuando los honrados ciudadanos que pagan religiosamente sus impuestos decidan tomarse por su propia mano la más elemental satisfacción de sus derechos, como un propietario que, disfrazado de guardia civil con insignias franquistas, pretendía desahuciar a los que ocupaban su vivienda sin pagar renta de clase alguna. Atenuantes, si no eximentes, tendrá nuestro hombre en  un juicio que es probable que llegue antes que el lanzamiento de sus poco cumplidores inquilinos. Su único consuelo es que, fracasada tan noble acción,siempre quedará en el recuerdo la dignidad que se volcó en el intento.


miércoles, 21 de diciembre de 2011

Ni Pío


Todo indica que la colaboración entre Pío Moa y Libertad Digital ha pasado a mejor vida, al menos eso  puede deducirse del laconismo con el que el historiador se despide en su blog, aunque sí llega a afirmar con claridad que el cierre de ese foro es voluntad exclusiva de la empresa. A simple vista puede parecer, especialmente a los profanos, que todo es tan repentino que ni siquiera la dirección ha tenido tiempo-o ganas-de ofrecer un preaviso de cortesía, pero el desencuentro viene de lejos. Meses atrás, una agria polémica sobre la homosexualidad, en la que Moa daba su particular visión sobre el tema, provocó la salida de ese medio de José María Marco, todo un peso pesado en la casa desde su fundación; casi a renglón seguido, y con el régimen franquista como hilo conductor, llovieron hostias entre el gallego y César Vidal, otro peso, si cabe, más pesado. Y tantas llovieron que en una junta de accionistas FJL tiró bien de las orejas a los que en esa casa defendían regímenes dictatoriales o ¿autoritarios? Más claro...

Y hasta hoy. Y hasta aquí ha llegado, salvo apaños de última hora, el recorrido de Pío Moa en un medio que para muchos resultaba el paradigma de la libertad-de hecho, tanto sus fundadores como colaboradores no se quitan el liberalismo de la boca ni para dormir-pero que en este asunto, si finalmente se confirma este adiós, ha demostrado ser uno más de los muchos-o todos-abonados a la corrección política. Curiosamente, casualidades del  caprichoso destino, el despido de Moa casi coincide, por unas horas, con la efeméride de la voladura de Carrero Blanco. Seguro que hoy en LD muchos musitan aquello tan franquista de no hay mal que por bien no venga. En cualquier caso, mis mejores deseos para Pío, su incorrección política y espíritu crítico.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Ciegos




No hay mayor ciego que el que no quiere ver es un tópico que va de maravilla para estudiar la realidad catalana, y también-por qué no-la española. Mientras CiU se lanza definitivamente por la pendiente separatista, todavía hay que soportar el latiguillo estúpido de los que a derecha e izquierda alaban el sentido de Estado de dicha coalición. De su Estado propio, evidentemente, que hacia eso van.

viernes, 16 de diciembre de 2011

La plebe jurada


Mucho se habla durante estos días, a cuenta del surrealista juicio contra Camps, de la patética e incompetente institución del jurado popular. Demasiadas cosas pueden decirse, y generalmente espantosas, de una figura de la que el propio legislador desconfía con descaro, pues quita de su competencia el enjuiciamiento de la mayoría de delitos, pero veamos una de las perlas con la que sus aguerridos defensores intentan salvar los muebles cuando todo son críticas: el jurado nació para que los ciudadanos fuesen juzgados por sus iguales. Conmovedor, sin duda. Así será si ellos lo dicen. Como así fue en aquel caso recordado por todos: un chalado batasuno llamado Otegi asesina a dos ertzainas y es juzgado por un jurado popular de San Sebastián que no tiene reparo en alsolverle de todos los cargos. Normal, pues el asesino fue juzgado por sus iguales. Y es que casi todo lo popular acostumbra a ser sinónimo de inmundicia.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Tragicomedia



Ya tenemos el primer acto de nuestro particular Kosovo. El segundo será la visita de cortesía a un monarca tan lisiado como esta Expaña cornuda y apaleada, siendo detalle curioso que uno de estos descorbatados fuera compañero del yerno-duque cuando ambos defendían los colores del combinado autonómico; y se adivina fácilmente-tercer acto-que más pronto que tarde habrá elecciones allí donde el PP sustenta a un López que no esconde sus simpatías por la marca blanca etarra y que sonríe, como lo hace el fulano Odón, ante esta repugnante mezcla de tragedia y comedia que nos ha tocado vivir. Tras eso, y por imperativo subnormal, la fiesta kosovar.

martes, 13 de diciembre de 2011

Historia madridista de la infamia



Que un tipo como Mourinho busque amparo en la-mala-suerte es toda una metáfora del rumbo que sigue este Madrid de Don Pérez. Mas no padezcan uno y otro, que la suerte-buena- siempre vendrá de la mano de rivales pequeños, esos que engrandecen a jugadores como Ronaldo, los mismos que hacen que el entrenador muestre su cara más arrogante. Plumillas previamente comprados habrá para contarlo, pero lo evidente es que este Madrid ha sufrido una extraña mutación que le lleva a ignorar la épica, parapetarse tras estúpidos interrogantes-por qué-y justificarse en un azar siempre caprichoso. Aunque es de ley reconocer que, casi olvidados los árbitros como excusa, algo y adecuadamente se progresa, si bien el clásico liguero por excelencia lleva un camino parecido al del derby madrileño: conocido de antemano el ganador, sólo subsiste interés por el número de goles. Y es que como afirman algunos con mala leche, hay selección española para rato.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Veinte cartas



Recientemente ha fallecido la única hija de Stalin, Svetlana, y parece-por una cierta tardanza en conocerse la noticia-que lo ha hecho con la más absoluta discreción y casi anonimato. Hace ya bastante tiempo escribí para otro blog una reseña de su obra más conocida, Rusia, mi padre y yo (Veinte cartas a un amigo). Conseguí el libro por casualidad y me enganchó de manera especial el género epistolar que la obra contiene y que sirve para ofrecer un retrato, subjetivo pero veraz, de uno de los personajes más polémicos de todos los tiempos. Hastiada de un régimen tan perverso como su progenitor, vencida por heridas que ya no sanarían, huyó de su patria buscando un poco de aire, de una libertad que tampoco había llegado con la muerte de su padre y aquel mítico XX Congreso. No se prodigó mucho en la escritura, quizá porque nunca se consideró a sí misma una profesional, pero ahí quedarán esas veinte cartas para la posteridad.



jueves, 8 de diciembre de 2011

Testigos de cargo



Tres eran tres, como los disparos que Lee Harvey Oswald hizo en Dallas, los testigos que reconocieron a Jamal Zougham. Al final, el tribunal que juzgó el mayor atentado de la historia de este país ha sido algo muy parecido a aquella famosa Comisión Warren, la misma que consagró la teoría de la bala mágica. La diferencia entre Oswald-asesino solitario-y Zougham es que a este último nadie debe silenciar, pues nada sabe.

martes, 6 de diciembre de 2011

Exilios dorados



Leo con indiferencia aquello que algunos medios recogen con grandes titulares y un alborozo nada gratuito: Félix de Azúa es el último catalán que se exilia en Madrid. No porque esos titulares entrecomillen tal exilio deja éste de ser menos obsceno. ¿Acaso sale Azúa de su tierra natal con una mano delante y otra detrás mientras mira por el rabillo del ojo a posibles perseguidores? El detonante ha sido la próxima ¡paternidad! del intelectual-pensaba uno que a esas edades lo que se estilaba era estrenar la condición de abuelo-y su deseo irrefrenable de que el vástago crezca en un medio menos hostil. Y es que para esto-la puta suerte-no hay nada como tener la vida resuelta, o ser un privilegiado, un tipo con buena estrella que pueda desarrollar sus tareas habituales desde cualquier punto de este maltrecho país.

También lamenta Azúa la deriva un poco asquerosa que hace tiempo tomaron los socialistas catalanes y españoles en general, extremo harto doloroso para alguien que vio en ese partido una suerte de iglesia y que me ha recordado el estupor de otros gurús patrios cuando descubrieron que la ETA era una banda criminal capaz de socializar el dolor. Siempre era la pedantería de este nuevo exiliado la que me impedía acabar cualquiera de sus artículos u obritas: por contra, el cinismo de sus amargas confesiones me lleva a exigirle más y más. En todo caso, que alguien me pase un pañuelo para enjugar tanta lágrima.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Conspiración



¿O fue únicamente una negligencia clamorosa de aquellos que debían velar por la seguridad de todo un presidente del gobierno? Habrá opiniones para todos los gustos, y así suele suceder con la mayoría de magnicidios, pero tras la lectura de la obra de Ernesto Villar-Libros Libres-es bastante probable que el lector se incline por una conspiración en toda regla: si esta nació en los servicios secretos españoles o se gestó en los de otros estados es cuestión más delicada y que probablemente nunca se sabrá con certeza. Pero lo que sí queda meridianamente claro es que la organización terrorista ETA, muy bisoña en aquellos años, no fue más que la mano ejecutora de un atentado que sin duda la catapultó-ninguna ironía con el Dodge de Carrero-hacia una fama que con los años resultaría dramática. Sobre los inductores, colaboradores más o menos necesarios y hábiles encubridores versa un relato periodístico que ya arranca con interés desde el prólogo.

Quizá Carrero Blanco tuvo su mayor enemigo en sí mismo y su inquebrantable fe católica, la rutina implacable a la que se sometía y su permanente encomienda a la Divina Providencia. Y así, frente a las pocas recomendaciones que tuvo para incrementar su más que descuidada seguridad, alterar sus hábitos y modificar itinerarios, siempre cerraba el asunto con el desesperante laconismo de que no se podía ir contra la voluntad de Dios. Pero si se puede y se debe ir contra la voluntad de los hombres, ya sean amigos aparentes o enemigos declarados, y alguien que tenía esta misión de protección no lo hizo, por lo que la muerte del almirante, vistos los detalles de la misma, fue un hecho que a pocos de los allegados pudo sorprender. ¿Quién movió los hilos, por acción u omisión, de un atentado que cambió la historia de España?

Bastantes indicios que a priori no se quisieron ver, o simplemente se miró para otro lado, y muchas evidencias sobre las que más tarde no se quiso profundizar y que engordaron un sumario que quemaba y sobre el que el autor de este thriller trabaja con ahínco. ¿Se puede aceptar como posible que nadie advirtiese que unos terroristas más que fichados, y que iban dejando a su paso un reguero de pistas, planeasen durante largo tiempo un atentado junto a la embajada americana? Se puede aceptar como posible pero no es en absoluto probable. Ahí queda este documento más que notable de Villar para arrojar un poco de luz sobre un atentado que a muchos, tal vez demasiados, no cogió precisamente por sorpresa. Por no hablar de los que ocupaban puestos de importancia y que hicieron suya la frase célebre de Franco tras el asesinato de su más leal colaborador : no hay mal que por bien no venga.