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miércoles, 27 de abril de 2016

La corbata



El recién liberado Otegui se ha presentado en Londres con corbata, lo que sin duda constituye una demostración de ese lavado de imagen, o tuneo, que el hombre se está dando a sí mismo, y con alguna ayudita de los medios, en su afán por ser presidente de los vascos y vascas. Si bien es cierto que la corbata estaba algo arrugada y era poco vistosa, no dejada de causar sorpresa: justo ahora que nos habíamos acostumbrado al estilo Alcampo del tío de la coleta, nos viene Arnaldo con una prenda elegante que por lucirla te daban el paseo en aquel Madrid en el que Santiago Carrillo ejercía de Consejero de Orden Público.

Porque la corbata de Otegui, tan postiza como aquella peluca de Carrillo que fue símbolo de la Transición, tan arrugada como las camisas de Iglesias que triunfan en la Complutense, tiene también algo de metáfora, la de una España que se reinventa a sí misma cada poco tiempo y que lo hace mandando a la Europa más desarrollada lo mejor de cada casa. De aquella peluca a esta corbata mucho hemos transitado, especialmente si se mira el tránsito desde una óptica marxista, de Groucho: partiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cotas de la miseria. Aunque este diagnóstico puede estar viciado de optimismo, y el tránsito no haya terminado.

lunes, 25 de abril de 2016

Sufragio adolescente



La última iniciativa legal de la izquierda plurinacional ha sido que el derecho al voto se extienda a los mayores de 16 años, como han hecho algunos países de nuestro entorno. Argumentos peregrinos como que con esa edad se puede ¡trabajar! y hasta ¡casarse! han servido a una mayoría de próceres para exigir que se tramite una reforma que no deja de tener su gracia. Se rebaja la edad para votar pero no la mayoría de edad, que se presume seguirá en los 18, o la edad mínima para obtener el permiso de conducir. Se vota con 16 pero no se pude ser elegido con esa misma edad. Tampoco se dice, en justa reciprocidad, nada de rebajar la edad penal y volver a ponerla en esos 16 añitos, lo que sería todo un ejercicio de responsabilidad.

No deja de tener su gracia que tipos como Rufián y otros antisistema-toda la izquierda es antisistema-suban a una tribuna a defender la reforma poniendo el ejemplo de países como Austria o Noruega, ejemplos de sociedades avanzadas en las que gentes como ellos no tendrían relevancia pública alguna. Razones de higiene mental y social aconsejarían volver a un sufragio censitario, o al menos a exigir una cultura general mínima para poder votar con 18, pero todo parece indicar que esta deriva subnormal que nos azota nos traerá en un futuro no muy lejano la implantación de esa edad adolescente para elegir representantes, con lo que bien podremos decir-sí se puede-que el niño de Bescansa en el Congreso no sólo fue la metáfora de los tiempos que corren sino también un presagio de los que se avecinan.


viernes, 22 de abril de 2016

martes, 19 de abril de 2016

Hechos consumados



Hace ya tiempo que un cansino rumor recorría el foro: había que cepillarse a esa incómoda figura llamada acción popular. El ínclito Gallardón, entre abusivas tasas y absurdos proyectos legislativos, tenía metida entre sus pobladas cejas la idea de que había que suprimir la posibilidad de que los ciudadanos que desconfiasen del Ministerio Fiscal pudiesen organizarse para darle un meneo a ciertos pleitos que no son muy del agrado del Poder. Tertulianos de escaso nivel pero de mucha incompetencia se desgañitaban por las tertulias haciendo de claque del ministro del ramo: la acción popular es una anomalía en Europa, debemos liquidarla, gritaban histéricos.

Acontecimientos recientes, con prisiones incondicionales para algunos personajes que pleiteaban sin descanso, avalan que mejor y más rápido que una reforma legislativa es una policía obediente y unos jueces y fiscales con ganas de legislar por la vía de hecho. Para darle mayor empaque a la cosa y que el vulgo digiera mejor el brebaje, pongan a un letrado de reconocido prestigio, padre de la Constitución de la que todo este tinglado emana, a decir que sí, que a él llamaron para pedirle dinero por dejar en paz a su ilustre clienta. ¿Y las pruebas? Quia: las pruebas son una anomalía en este rincón de la vieja Europa. 

miércoles, 13 de abril de 2016

El sistema



Mutatis mutandi, Mario Conde ha sido tan contundente como aquel dirigente batasuno, más tarde reciclado en el PNV, que preguntado por las causas del ocaso de la banda terrorista lo dijo bien claro: a ETA se la ha cargado la Guardia Civil. Así, cuando los agentes de la Benemérita, sin tricornio pero con peto, llamaban a su puerta, el ex banquero lo tuvo claro, si eran los de verde, estaba pillado, otra vez.

Conde escribió un libro-El sistema-que no he leído ni creo que lo lea ya a estas alturas, pese a haberlo tenido en mis manos en más de una ocasión al precio de un euro en mercadillos de segunda mano. ¿Y qué es el sistema? Pues sin tener que leer la obra, que tiene el estigma del caído en desgracia, podemos afirmar que el sistema es que te echen veinte años de prisión y que no cumplas ni la mitad, o que seas el mayor moroso con la Hacienda pública y que no te soplen un euro de tu bolsillo, o que seas miembro del clan Pujol y no haya ropón que te toque un pelo, ni con cautelas. Porque hay cosas que nunca cambian,  que forman parte del sistema: como la eficacia de la Guardia Civil. 

sábado, 9 de abril de 2016

El escorpión y la rana



La máxima socialdemócrata, odia el delito y compadece al delincuente, recuerda en muchos casos a la fábula del escorpión y la rana: lo siento, no he podido evitarlo, es mi naturaleza. Aunque admite matices, pues no siempre ambos protagonistas perecen en la aventura de cruzar el río. El polifacético Gonzalo Boye-abogado, empresario, editor y secuestrador en otra vida-firma una querella contra el presidente del gobierno en funciones por la espinosa cuestión de los refugiados. Lesa humanidad, dicen los querellantes en absurda redundancia: como si la humanidad no estuviese lisiada desde la noche de los tiempos. Lesa España, que pagó a Boye la carrera de Derecho en la cárcel y le otorgó esos generosos beneficios penitenciarios que en muchas ocasiones se vuelven contra aquel ingenuo que los concede. Porque el ínclito Boye, escorpión en esta fábula grotesca, fue condenado a catorce años de prisión por participar en el secuestro de Emiliano Revilla, pero sólo cumplió seis, licenciándose con honores cuando era ministro del Interior el hoy presidente en funciones y querellado, nuestra particular rana. La querella no tiene mucho recorrido pero su moraleja es para enmarcar.

miércoles, 6 de abril de 2016

Llover sobre mojado



Hace ya un tiempo, y coincidiendo con el nacimiento de VOX como partido, una tertuliana pepera y oronda que acabó presidiendo la CNMV se preguntaba con un mohín de asco quién coño era Ortega Lara. Era una de esas preguntas que llevan implícita la respuesta, porque estaba claro que para la señora y su partido Ortega Lara ya no era nadie, si alguna vez lo fue. Algo de ese ninguneo a las víctimas del terrorismo hay en la actitud de la Abogacía del Estado, que lo es del gobierno, para reclamar 6.000 euros a la familia de un asesinado por ETA. Pleitos tengas y los ganes, reza la ley del foro. Parece que llueve, decía el presidente en funciones al ser preguntado por el fallo de Estrasburgo que ordenaba la suelta de un montón de terroristas. Sí que llueve: para las víctimas, de la banda y del Estado, llueve sobre mojado.

lunes, 4 de abril de 2016

El precio del pescado



El flamante académico Azúa lo tiene claro, y así lo dice: Adau Colau debería estar vendiendo pescado en lugar de ser la alcaldesa de Barcelona. No hace mucho un concejal del PP decía que la misma señora debería dedicarse a fregar suelos: va la cosa de oficios alternativos a la política. Lógicamente, Colau ha replicado que ese voluntarismo-inútil, todo sea dicho-de Azúa es una demostración de machismo y que vender pescado es algo muy digno, de ahí que no haya tardado mucho en hacerse una fotografía con unas pescaderas de la ciudad, para de esta forma decir, sí, yo también soy pescadera, como cuando presidía una plataforma de afectados por la hipoteca y vivía de alquiler, sin saber cuánto pesa y cuánta dura tamaña carga sobre los hombros del hipotecado. Pregunten a la señora el precio de la merluza y tendrán garantizado un disparate: ella es así, y por eso es votada.

En verdad, a don Félix, un tipo pedante al que nunca se le entiende un artículo, le molesta que Colau no forme parte de una élite intelectual, la suya propia, que debería regir los destinos y desatinos de un páramo como éste, pero es lo que tiene el sistema y su axioma: un hombre, o una mujer, un voto. Pero el tipo no tiene mucho ingenio, pues de haberlo tenido haría dicho que Colau debería ser mantera, que es una actividad ilegal que ella patrocina con su pasividad, y vender bolsos apócrifos por los andenes del Metro a grito pelado, como se vende el pescado. Pero entonces, siendo negros los vendedores, habría sido acusado de racista, algo poco estético, muy oscuro. Así que mejor quedarnos con el tópico, que siempre sale más barato y que todo el mundo entiende.