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miércoles, 26 de septiembre de 2018

Mariconadas




Anda el foro revuelto entre rabos y culos: a la exigencia de Arcadi Espada para que el diputado Rufián coma pollas de un golpe o por tiempos, ha seguido de inmediato el apelativo maricón dedicado por la ministra de Justicia a su compañero de Interior. Lógicamente, la reacción del progresismo ha sido muy diferente en un caso y en  otro, ya que frente al linchamiento del periodista, con una manifiesto de censura por parte de los trabajadores del periódico, brilla un silencio sepulcral para con la ministra, llegándose incluso a dudar de la autenticidad del audio donde tan bonitos epítetos se dedican al ex juez Marlaska.

De todo este sainete lo más llamativo es la condición morigerada de un personal que se escandaliza por el uso de expresiones que forman parte del acervo popular en lugar de hacerlo por ver cómo se las gastan las llamadas cloacas del Estado o por el nivel ridículo de unos diputados que convierten la sede de la soberanía nacional en un vertedero. Aunque ya nada sorprende, pues hace poco se ha sabido que el Tribunal Supremo ha confirmado la condena de un año de prisión a un sargento del Ejército que ofendió gravemente a sus soldados al decirles que sólo tenían una neurona. Aún salió bien parado el suboficial: imaginen el castigo si los hubiese llamado maricones de mierda. Estamos para ir a una guerra y ganarla.

jueves, 20 de septiembre de 2018

Mermados




Volvió Aznar por el Congreso y lo hizo por la misma razón estúpida que la anterior ocasión, una comisión de investigación; si antaño  fue por el 11-M y su versión oficial, ahora compareció por la corrupción del partido del que fue, o sigue siendo, no se sabe a ciencia cierta, presidente de honor. Como era de esperar, el hombre fue a marcar paquete ante unas señorías que sólo acuden a un evento innecesario por las dietas que se embolsan a costa del contribuyente, porque profundamente superfluo es preguntar a Aznar por la caja B de su partido cuando previamente no se ha hecho lo mismo en sede judicial, ahí precisamente donde alguno de los suyos ha pagado las culpas de todos.

Al compareciente se le echó en cara todo lo previsible, desde la boda suntuosa de su hija hasta aquella guerra de Irak a la que, salvo para eso tan nuestro que es la logística, nunca fuimos invitados a participar, pasando por viejos pleitos que a nadie ya interesan. La escasa talla de los oponentes quedó en evidencia al no dar ninguno de ellos en el clavo: a un tipo que marca músculo hasta cuando mueve un bigote que ya es inexistente hay que echarle en cara el mayor de sus errores, haber suprimido el servicio militar obligatorio, un error que genera individuos tan mermados para la batalla como Iglesias y Rufián.

martes, 18 de septiembre de 2018

Soy una bomba inteligente




Por Tolerancio


Quiero contarles algo. Soy una bomba inteligente made in Spain. Sé que parece presuntuoso decirlo, pero es la pura verdad. Es algo genético. Esto se remonta a muchas ramas atrás en mi árbol genealógico. Pero para no remitirnos a lejanas explosiones en la noche de los tiempos, los tiempos oscuros del Big Bang, les diré que mi padre y mi madre eran bombas con estudios, idiomas y un cociente intelectual de armas tomar. Y, claro, de casta le viene al galgo. Sabían de matemáticas e ingeniería aeronáutica y hablaban idiomas por las espoletas, que es como decir por los codos. Mis abuelos no estudiaron porque la época no lo permitía, pero eran muy empáticos y gozaban de una gran inteligencia emocional… pero, ya digo, nada de másteres, tesis, antítesis y síntesis plagiadas cum fraude.

De modo que mi padre le hizo un bombo a mi madre y de ahí, del bombo, salí yo, la bomba…  por la misma razón que la conga (el baile) nació en el Congo (belga). Al verme la comadrona, eufórica, cantó así… ¡Para bailar esto es una bomba!... que era una trivial cancioncilla que por entonces estaba de moda y, claro es, lo petaba las pistas de baile.

Me las apaño bien a diario… si me apetece uva, agarro una bomba de racimo. Que quiero echar un pitillo, ahí tenemos las bombas de fósforo. ¿Qué es temporada de setas?... al bosque a por hongos nucleares. La prensa la miro lo justo: sólo me atraen los verdaderos noticiones, esto es, las bombas informativas. Y, va de suyo, y siendo quien soy, mi novia es un bombón de los que paran el tráfico… vamos, el tráfico, y todo lo demás porque la ceban con trilita de calidad suprema y tiene un genio que tira de espaldas.

La cosa es que salgo disparada como un cohete… ¿Han visto en los documentales de la 2 el funcionamiento del llamado órgano de Stalin, el lanzacohetes múltiple Katiusha con el que el mariscal Zukov zurraba la badana a la Wehrmacht en las heladas llanuras de Moscovia?... pues lo mismo. Y surco los aires que es un contento. Voy para aquí, voy para allá… lo mismo en trayectoria rectilínea que te describo una elipse, una parábola, un par de loops o bucles (me gusta lucirme, la verdad) o un tirabuzón con más nudos que una enredadera. En fin, volando voy… pero no soy una matasiete, aunque matar es lo mío. Eso sí, monto, si me lo propongo, unas escabechinas del quince.

Pero como soy inteligente me programan para causar el menor daño colateral posible. En efecto, puedo colarme por una ventana y estallarle delante de las narices, como uno de esos artículos de broma en forma de puro habano, a un fulano mal encarado que ve el partidito de fútbol por la tele apaciblemente repanchingado en el sofá, comiendo palomitas y bebiendo una cervecita, sin siquiera chamuscarle el pelo a su señora, sentadita al lado. Y es que con las señoras soy más mirado, no crean, por aquello de la violencia de género… que te miran mal y no quiero líos. De tal suerte que si el objetivo a abatir es un señor grueso, de mucha envergadura, estallo a tope, en cambio, si es un tipo escuchimizado, con menos chicha que la radiografía de un suspiro, estallo lo justo. Pero la cuestión es estallar… y para eso me pinto sola.

Otra de las diferencias entre las bombas corrientes y molientes y las inteligentes como yo es que las primeras explotan y en cambio yo explosiono, que evidencia mayor nivel. Por último, y como se ha dicho estos días, y gracias a mi infuso dominio de todas las lenguas que en el mundo son, me planto delante de un tipo y le pregunto: “¿Es usted yemení?”… Si me responde que sí, cambio de rumbo en un periquete, me ajustan nuevas coordenadas por el GPS, y, hala, a otra cosa mariposa.

Ahora, si me dice que no, que se prepare… que le dejaré hecho papilla, desmigado como el relleno de una croqueta.

Si un día se cruzan nuestros caminos… no lo permita el cielo… no pare a saludarme. Le convendría chapurrear unas cuantas palabras en árabe para darme esquinazo. Y memorice desde ya, que el mundo es un pañuelo, algunos datos sobre Yemen en Wikipedia porque decido activarme, o no, después de someter al presunto objetivo a un extenso test cultural sobre esa nación arábiga. Bum, quiero decir… hasta pronto.   
  

lunes, 17 de septiembre de 2018

Sin ley




Lo vivido ayer en la barcelonesa Plaza de San Jaime recuerda mucho a la anécdota del Régimen franquista y su reivindicación de Gibraltar, cuando al ofrecimiento de Serrano Suñer para mandar más policías que custodiasen la embajada del Reino Unido, asediada por jóvenes manifestantes, el embajador británico respondió con resignación que se conformaba con que le mandase menos estudiantes a dar la tabarra.

Frente al boicot de los separatistas, ocupando un espacio que había sido concedido a los que defendían la enseñanza en español, la policía optó por ponerse de perfil y hacer la vista gorda, siguiendo las instrucciones del consejero del ramo. En el fondo, no se trataba de que hubiese más agentes del orden sino menos saboteadores enviados con premeditación y nocturnidad por el mismísimo jefe de la policía autonómica. Enésimo escupitajo sobre la ley que en otro país hubiese provocado la intervención de un Ejército que, como es costumbre, andará de misión internacional o por el Estrecho rescatando migrantes. Ante esto ya sólo queda la autoprotección.


miércoles, 12 de septiembre de 2018

El día de la marmota




Al final, y esto es muy grotesco, del ya conocido como día de la marmota catalana ha quedado como hecho más reseñable la pomposa declaración del ministro Borrell a un medio extranjero, afirmando que Cataluña es una nación y que a él sería feliz si los políticos presos estuviesen en la calle con la obligación de fichar en el juzgado cada cierto tiempo, como hacen los que andan por Bélgica. Volvemos una vez más, otro día de la marmota, al coñazo madrileño que busca siempre tender puentes con aquellos que sólo pretenden volarlos. Si bien las declaraciones de Borrell chirrían por lo que tienen de reproche al instructor de la causa, no podrá decirse que causen sorpresa, menos estupor, pues este ministro era el mismo que mandaba callar a los manifestantes que pedían prisión para Puigdemont el día 8 de octubre en aquella manifestación que ya sólo provoca melancolía.

Aunque quizá la boutade se deba a algo más prosaico, como es el hecho de que el pueblo de Don Josep vaya a votar si le quita una calle dedicada en su honor y el afectado quiera que sus paisanos opten por mantener el honor otorgado en su día. Y es que hay torpezas que obedecen más a la vanidad que a la estupidez. Aunque sea por una calle en Tractoria.

lunes, 10 de septiembre de 2018

Autoinculpación



Por Tolerancio


No se ha caído un cero: 30. No 300. La idea original era ésa. Pasaba por imaginarse a 300 personas, tantos como los héroes de las Termópilas, en fila india delante de la Comisaría de los Mossos sita en Travesera de Las Corts. Una larga fila, como una de esas colas que se forman en una sala de cine cuando se estrena la película del año.

Qué mejor manera de ridiculizar disposición tan abusiva como surrealista, por arbitraria y sobreactuada, que comparecer ante el cuerpo policial de uso partidista destinado a reprimir crimen tan anti-democrático y horrendo como el de retirar esos lazos de plástico con los que ensucian la vía pública nuestros activistas lazis, también llamados los lazoamarillo, como si habláramos de los arapajó, pueblo del bisonte, o de los caníbales bimin-kuskusmin de Papúa-Nueva Guinea. En definitiva, nuestros yellow ribbon.  

Pero las cosas fueron así. Quizá restó asistencia el fuerte chaparrón caído a la hora de la convocatoria. El agua jarreaba de lo lindo sobre nuestras cabezas. Ginés, uno de los más activos miembros de la Asociación por la Tolerancia, acudió a la cita protegiéndose la cocorota del aguacero con una de las bolsas de plástico amarillas, el corpus delicti, incautada en sus requisas diarias.

Lo cierto es que allí nos juntamos 30 personas dispuestas a autoinculparnos. No mandamos nuestras fuerzas, escasas pero voluntariosas, a luchar contra los elementos, y comparecimos no obstante para dar testimonio de fe en el sentido común. Sólo nos faltaba eso… después de tantos años cotizando y pagando impuestos para que nos digan ahora que retirar un lazo de mierda de una jodida farola acarrea una multa de hasta 30.000 €. Hasta aquí podíamos llegar.

Lazos de mierda, en realidad de plástico, que, según uno de los autoinculpados, voluntario en una peleona brigada de limpieza de Vilanova i la Geltrú y disfrazado con un lazo gigante que le confería el patético aspecto de un teletubby, tienen la virtud de no ofender, tras varias conversaciones telefónicas, a los responsables de la organización Greenpeace en España, tan puntillosos con la perniciosa acumulación de plásticos en los océanos y combativos a la hora de sustituir en nuestra vida cotidiana ese material por otros menos contaminantes y más fácilmente biodegradables. Está visto que a Greenpeace estos lazos no le incomodan en igual medida.

Hasta la fecha nunca una performance de la Asociación por la Tolerancia atrajo tantos medios de comunicación. Uno de los asistentes sentenció irónicamente, “hay casi tantos periodistas como personas”. Se verá si la acción pasa la criba de las redacciones y tiene el eco mediático esperado por sus promotores.

Nada tuvo de épico el acto individual, el acto en sí de la autoinculpación. Ni bofetadas, ni un foco potente cegando al detenido, ni correazos, quemazos de pitillo o descargas eléctricas. Nada de siniestras mazmorras con cepos herrumbrosos, ganchos y cadenas colgadas de la bóveda.

Un abogado de guardia, Sergio Santamaría, que fuera diputado autonómico del PP, asesoraba a los convictos. Y éstos pasaron de dos en dos a las dependencias policiales para firmar el atestado. El primero en salir, Eduardo López-Dóriga, nuestro presidente, mostró risueño a los demás la copia refrendada de la “diligencia” (qué acertada voz para semejante desatino): ya era, oficialmente, un criminal.
  
Por lo que a mí respecta, le pregunté al agente si Rita la cangurita, mi mascota de peluche, podía autoinculparse también, pero no coló. El protocolo policial no contempla esa posibilidad. Va de suyo que los objetos inanimados no son susceptibles de ser encausados. Lo que no sabe el agente en cuestión es que las pruebas inculpatorias que presenté, añadidas al expediente, son completamente falsas. La mía y la de mi cangurita. No son en realidad lazos incautados en la vía pública, pues alguno he retirado y tirado a la basura inmediatamente, sino fragmentos de un trapo de cocina tipo Vileda que dan el pego para la ocasión.

Divertido, sí… pero la verdad es que fuimos 30. Quizá si Teennyson viviera nos dedicaría una oda como a los chicos de la Brigada Ligera.    
  

miércoles, 5 de septiembre de 2018

Un coñazo




Un tal Ábalos, socialista, dice que aquellos que retiran lazos amarillos son como los gorrillas, pues hacen cosas que no les corresponden. En una línea similar, su jefe afirma que Cataluña tiene un Estatuto que no votó, de ahí que les ofrezca volver a votar para subsanar esa anomalía histórica. Como remate, la presidenta del Congreso, que sigue ahí pese al cambio de gobierno, invita al rebelde Torra a que acuda a esa cámara a explicar lo que considere oportuno sobre sus pretensiones. La lectura más elemental de todo esto, y siguiendo el orden de exposición, es la siguiente: los que retiran lazos suplen la inactividad de la policía, pero lejos de ser héroes son chusma, para Sánchez el Tribunal Constitucional es una mierda que soslaya la voluntad de los pueblos y Pastor considera que todo es defendible y que hablando se entiende la gente. Decía Michi, el más divertido de los tres hermanos Panero, que en esta vida se podía ser todo menos coñazo. Lo peor del tabarrón catalán no es que sea un coñazo, que lo es, sino que los peores coñazos de ese tabarrón están en Madrid. Qué poco nos pasa. 

lunes, 3 de septiembre de 2018

Todo igual




El regreso de las vacaciones, siempre deprimente, nos recuerda aquella vieja canción que dice que la vida sigue igual, al menos en el terreno político. Franco sigue gozando de buena salud, cosa que agradecen todos los tertulianos, mientras en Cataluña el Partido Popular sigue empeñado en ser irrelevante, de ahí que acuse a Ciudadanos de causar crispación con la guerra de lazos amarillos. Aunque para crispación la que promete el intrépido Torra con otra nueva desconexión que tiene la cumplida y contundente respuesta del joven Sánchez, un plebiscito en Cataluña sobre el autogobierno. Lo dicho, la canción de siempre: al final las obras quedan, las gentes se van, otros que vienen las continuarán, la vida sigue igual.