Odón Cogorza-cuando uno ve su
cara le viene a la memoria el título de la obra de Primo Levi Si esto es un hombre-ha tenido un ataque de histeria en el Congreso
y, muy irritado contra los reproches a su partido por pactar con los herederos
de la ETA, ha sentenciado que en la sede de la soberanía nacional no hay
terroristas, por la sencilla razón de que la banda asesina desaparición
tiempo ha, y que lo que de verdad hay son franquistas, epíteto referido al Partido
Popular, VOX y Ciudadanos. La matraca de siempre: la ETA es historia y Franco, escoltado por la Guardia Mora, está vivo y coleando mientras toma cañas por Madrid.
Lo más obsceno, pero también lo más
divertido, es que Don Cogorza es la viva imagen del espíritu de esa Transición a
la que tanto debemos. Aquí, y desde entonces, sólo se ha reconciliado la
izquierda consigo misma y con los separatistas, y eso si alguna vez estuvieron
enemistados. Todos ellos, en alegre comandita, a la caza de las derechas, término al que se
adhieren con suma facilidad y que está tomado de aquel Frente Popular de tan
grato recuerdo para algunos. Ay, si pudieran trincar a más de un diputado como trincaron a Calvo Sotelo. Y todavía hay creadores de opinión que entre
tertulia y tertulia piden una derecha más moderada para volver al añorado
espíritu de la Transición. Manuda cogorza llevan.