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viernes, 29 de julio de 2016

Vacaciones



Esta bitácora cierra por vacaciones hasta septiembre, más o menos, y como en los colegios con los niños, incluso si han sacado notas excelentes, lo que sin duda es el caso de sus señorías, les dejó unos deberes que podrán cumplimentar según su agenda, ganas y moral. Deberán manifestar su parecer sobre al última genialidad de la ínclita Colau y el indio Pisarello: el Instituto de Pasados Presentes. El invento de la pareja parece una contradicción, pero no lo es, en absoluto, pues nada es lo que parece en esta casa de orates. Ahí lo dejo, con los mejores deseos estivales para todos ustedes. Hasta pronto.

miércoles, 27 de julio de 2016

Que coticen ellos



Parafraseando a Unamuno con el que inventen ellos, el geniecillo Echenique lo tiene claro, que coticen ellos, los asistentes como el que estaba a su servicio y al que el podemita no tenía asegurado. Requerido por la irregularidad, el hombre se ha excusado con que aquello era muy caro, demasiado para una economía como la suya, por lo que al cabo de un año despidió al cuidador con todo el dolor de su corazón. Esta es otra de las muestras de la superioridad moral de la izquierda, el consejos vendo, que para mí no tengo: denunciemos los contratos basura y la precariedad laboral en general, machaquemos al empresariado, porque es el capital, perverso por naturaleza, el que siempre comete los atropellos.

Parece que el geniecillo ha salido más o menos airoso del trance tras entonar un mea culpa en tono bajito, e incluso se ha atrevido a darle un repaso a la Ley de Dependencia y sus carencias, otro fallo más del sistema que tan generosamente le ha subvencionado a lo largo de su vida. Lástima que en la rueda de prensa nadie le hiciese ver las estupideces de su discurso habitual y aprovechase para mostrarle, por ejemplo, la flaqueza del mantra de la renta básica universal: quién sería el guapo que cobrando un sueldo sin trabajar iría a cuidar a Pablo. Que lo cuiden ellos, los suyos, dirían los hipotéticos candidatos.

lunes, 25 de julio de 2016

Del crimen y sus circunstancias



Es sorprendente la facilidad con la que los medios progresistas justifican cualquier clase de crimen, matanzas en algunos casos, dependiendo del pelaje del autor. Los últimos crímenes cometidos en Alemania así lo avalan: desequilibrados metales de nacimiento, inadaptados al estilo de vida europeo, gente a la que se deniega una petición de asilo, gente que está a la espera de que se resuelva otra petición de asilo…Para este pasteleo se cuenta con la colaboración inestimable de la policía que investiga los hechos, quien cumpliendo las más estrictas órdenes para manipular e intoxicar a la población no tiene reparos en desvincular cualquier acción del terrorismo islamista. Un ejemplo de ello es el ministro del Interior de Baviera, quien nos cuenta que el último suicida sirio gozaba de un permiso temporal y disfrutaba de un apartamento pagado, cómo no, por los servicios sociales, eufemismo que indica que la vivienda era pagada por los mismos que el sujeto intentó liquidar. Es decir, que hay que estar muy mal de la cabeza para cometer esas fechorías teniendo gratis y por la cara lo más básico.

Auguran los más realistas de este Apocalipsis que se avecina, que no son periodistas ni policías, que nos vamos a la mierda, y de manera voluntaria, casi gozosa, pero no me negarán que se va uno allí mucho más tranquilo sabiendo que su verdugo estaba mal de la cabeza-su eximente o atenuante-o era un inadaptado al que no supimos entender-nuestra agravante-por falta de empatía. Sólo queda una incógnita por despejar: si en la mierda nos recibirán con pancartas de bienvenidos.

jueves, 21 de julio de 2016

Es la guerra, dicen



La noticia puede resultar horrible pero no sorprendente: las autoridades francesas ocultaron sádicas torturas a numerosas víctimas de la sala Bataclan. Y no es sorprendente porque Francia, pese a llevar ya unos centenares de muertos causados por el terrorismo islámico, sigue aferrada a ese buenismo tan suyo para luchar contra un enemigo no tan invisible, una tibieza que se traduce en decretar un estado de excepción y poco más que no sea alertar de los peligros del populismo. Ante detalles tan relevantes como ocultar aspectos poco edificantes de unos informes de autopsia, uno se pregunta qué guerra es esa en la que según el cómico presidente francés se halla inmersa la República. Y sólo cabe una respuesta, la guerra de ocultar o manipular la información, o sembrar la duda, que si terrorismo o accidente de tráfico. Aunque en realidad, y como dice el cómico, tal vez sea cierto que Francia está guerra, pero como lo estuvo entre los años 1939 y 1945. Nada.

lunes, 18 de julio de 2016

La reconciliación



Cumplidos ochenta años del estallido de la Guerra Civil, se impone una vez más aquello de la reconciliación. Y quiénes han de reconciliarse, se pregunta el vulgo, porque supervivientes de la contienda no quedarán ya muchos, y menos todavía, entre esos, los que no se hayan reconciliado hace tiempo. Pero si vamos a esa retórica aparentemente sencilla y la damos por buena, uno se pregunta cómo debe reconciliarse con el tío de la coleta, o con los nacionalistas, y no lo tiene nada claro, especialmente si atendemos a las soflamas que con motivo de esta efeméride lanzan unos y otros por redes sociales y medios de comunicación.

Por otra parte, no parece que la historia sea un bien o derecho, tampoco una carga u obligación, que se transmita mortis causa como una herencia o legado. Y además, si así fuese, siempre se puede repudiar, por lo que no parece muy apetecible hacer lo que otros ignoraron en su momento.  Por ello, y como en una herencia cuando hay dudas sobre los réditos o ventajas que puede reportar, lo conveniente es aceptar a beneficio de inventario. Y visto el saldo que arroja la cosa y lo apetecible que es darse un abrazo con un tipo de Podemos o uno de la CUP, mejor pasar palabra y en todo caso reconciliarse con uno mismo, y así-dadas las fechas y el calor-tomarse unas buenas y merecidas vacaciones. Lo demás es perder el tiempo en abrazos ridículos.

viernes, 15 de julio de 2016

La propiedad como crimen



La última propuesta del consistorio que dirige Ada Colau consiste en gravar con una tasa elevada aquellos pisos que estén vacíos más de dos años. Esta mujer y su corte de sacamantecas actúan como el perro del hortelano: así, no permiten que un propietario alquile el piso a turistas porque el turismo es una lacra para la ciudad, pero si se alquila a otra persona y ésta no paga, intentan paralizar el lógico-y más que legal-desahucio porque todo el mundo tiene derecho a una vivienda digna, y gratis si fuere menester. Si ante este panorama el propietario decide dejar el piso vacío y tiene la suerte de que no lo asaltan unos perroflautas, es cuando le llega la tasa por acaparador. No hay salida.

La Constitución del 78 decidió que había que lastrar-castrar también sería correcto-la propiedad privada, sentenciando que tiene ésta una función social delimitadora-o limitadora- de su contenido, pero lo cierto es que para Colau y su corte de sacamantecas la propiedad privada tiene una función política, no en vano alcanzaron el poder a costa de múltiples ataques a ese derecho, y de esa forma tan poco ortodoxa aspiran a mantenerlo. Y ya lo avisaba la alcaldesa cuando todavía no era muy conocida: la vivienda, fuera del mercado. Pero sobre todo, y sin duda, fuera de la ley. Como el crimen.

miércoles, 13 de julio de 2016

Cuéntame un cuento



Asegura un proverbio chino que si le das un pez a un hombre-o una mujer-comerá un día, pero si le das una caña y le enseñas a pescar, comerá toda su vida. Algo así piensan los hombres y mujeres de la CUP con respecto al problema de los manteros africanos que tanto colorido dan a la ciudad de Barcelona-el Metro ya es conocido como Galerías Colau-con la venta de sus productos ful. La solución de los cuperos es que se reconviertan en pescadores, cuentacuentos e incluso sastres, pues de esta forma se aprovecha su experiencia y se reactiva la economía de la Ciudad Condal.

El problema surge cuando se profundiza un poco en algunos aspectos económicos de la propuesta, ya que rápidamente se aprecian algunas contradicciones; así, ya no basta con el enunciado del proverbio, pues se precisa algo más que una caña de pescar, exigiéndose barcas para tal menester, medio de producción que será aportado por la cofradía de pescadores, bien de forma voluntaria, bien con esa coacción tan propia de la socialdemocracia. Por otra parte, el pescado es un recurso finito que tiene la fea costumbre de ajustarse a esa perversión del capitalismo que es la ley de la oferta y la demanda, o dicho de otra forma, desvestir un santo para vestir otro, de la inflación de bolsos a la de peces. Pura morralla.

En cuanto a la faceta de cuentacuentos, otra suerte de venta ambulante con un toque cultural, debería aclararse la cuestión fundamental que siempre aparece ante las propuestas de la izquierda pero que únicamente el contribuyente es capaz de plantearse mientras sujeta su cartera: y eso quién lo paga. Por no hablar de la cuestión lingüística: o el mantero sabe catalán o precisamos un traductor cumbayá que lo haga por amor al arte para no encarecer más el precio final. ¿Y las ayudas para montar cooperativas de sastres? Una vez más, esa querencia tan catalana por lo rancio, vuelta al proteccionismo textil del perverso franquismo. Definitivamente, ante tamaña demostración de ingenio, los manteros dirán que mejor y más sencillo que les den una renta básica universal, que para eso cogieron un día la barca y aquí se plantaron.

lunes, 11 de julio de 2016

La muerte en las redes



Era inevitable que sucediese, y las predicciones más pesimistas tras conocerse la noticia no fallaron: la primera muerte de un diestro en una plaza de toros en la era de las redes sociales tenía que desatar una tempestad de odio. Animalistas, veganos, comunistas y necios de diferente pelaje y condición muestran su alegría por aquello que aun formando parte de la Fiesta constituye una tragedia. ¿Es delito alegrase por la muerte del prójimo? No lo parece. ¿Debería serlo? Tampoco, si excluimos aquellos casos en los que medie el terrorismo como detonante del vómito internáutico.

Aunque como siempre, la ley es una cuestión de interpretación y, dado que existe una fiscalía especializada en delitos de odio, podría tensarse la cuerda un poquito y ver qué pasa con esos jóvenes airados que-paradoja-incendian las redes a la mínima ocasión y que según algunos eran la generación mejor preparada de la historia. ¿Y de qué historia? Pues la de la estupidez y la de España, que suelen coincidir. En cualquier caso, la exégesis de los hechos está clara y refuerza la única decencia posible en los tiempos que corren, la misantropía más recalcitrante: infinitamente más grande el toro que mata en la plaza que el bípedo que escupe ante el ordenador. Salvo que el legislador decida penar la noble condición de misántropo.

jueves, 7 de julio de 2016

Odia la tertulia



…y compadece al tertuliano. Decía Camus que la estupidez siempre insistía, sentencia pensada sin duda alguna para todos los tertulianos que desde los medios de este erial cobran puntualmente por decir estupideces y exhibir su incompetencia. La última ha venido de la mano de la inefable Cristina Alberdi en la televisión de los obispos a cuenta de la exigencia del PNV de que se le traspase la competencia en materia de prisiones a cambio de apoyar la investidura de Rajoy. Obviamente, y como paso previo al inicio del festival, dan por hecho los nacionalistas-de lo contrario el traspaso no tiene un sentido completo-el acercamiento de todos los presos etarras a cárceles del País Vasco.

Ante la opinión de otros tertulianos que reconsideraban inasumible esta exigencia por la nefasta y previsible consecuencia que ello comportaría, la suelta masiva y paulatina de terroristas, la tertuliana Alberdi quitaba hierro al asunto y afirmaba que ello no tendría consecuencias más allá del cumplimiento de la pena en prisiones próximas al domicilio de la parentela del reo. Que esto lo diga una jurista que ha sido ministra y vocal del CGPJ mueve a la compasión: es la administración penitenciaria la que concede beneficios según su libre albedrío. ¿Que eso debe ser autorizado en última instancia por un juez? Evidentemente, pero el primer paso para la suelta ya se ha dado. Otro día, si alguien le indica estos pequeños detalles, la tertuliana nos hablará de la independencia del poder judicial, porque la estupidez siempre insiste.

lunes, 4 de julio de 2016

De la ubicuidad



Con Ciudadanos, y en especial con Rivera, bien puede decirse aquello del niño en el bautizo, el novio en la boda y el muerto en el entierro. Dónde irá el buey que no are, o que no sea vilipendiado; y así, con motivo de los fastos del orgullo gay en Valencia, Ciudadanos, como todos los demás, allí se plantó con su carroza o vehículo asimilado para recibir improperios, insultos de fascistas y alguna que otra agresión. Que la política es la lucha por el poder está muy claro y no es necesario extenderse en ello más allá del enunciado, pero en el caso del partido naranja es ansia más que lucha.

En muchas ocasiones el don de la ubicuidad del líder roza lo divino, como no podía ser de otra manera, y el día después de las elecciones generales andaba el hombre por Madrid y por Bruselas a la vez, quizá porque pensaba que tras el Brexit su presencia y ánimo eran fundamentales en la deprimida capital europea del momio. Como dejó escrito Shakespeare, el que espolea demasiado, enseguida se sofoca, y el que devora ávidamente, se ahoga. Y ya más castizo, no siempre aquello de maricón el último tiene que ser malo, que ya dicen que los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.