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viernes, 30 de marzo de 2012

Balance



Desde un punto de vista revolucionario, el éxito de una huelga no se mide por el número de trabajadores que la secundan, ni tampoco por un parámetro tan netamente capitalista como el consumo de energía eléctrica, sino por la vida social que con ella florece.

Viejo y español proverbio sindical.

miércoles, 28 de marzo de 2012

La doble vara



Anda el personal revuelto porque un líder comunista-especie protegida en una España en permanente huelga revolucionaria-se ha referido a una alta funcionaria andaluza como la de las tetas gordas: cuestión baladí para la que se avecina con esta sureña reedición del Frente Popular que nos deja la blandenguería pepera del señorito Arenas. Desde los medios de la derecha, los mismos que marcan a Mariano un camino que éste desprecia, se pone el grito en el cielo y se denuncia el silencio de una progresía que calla y mira para otro lado ante tamaña demostración-aseguran-de machismo. 

Bajo el manto de la corrección política, la estupidez intelectual y las buenas costumbres de una educación para la ciudadanía que se imparte en cada telediario, se ha llegado a una ficción, la que consiste en esperar y desear con ahínco que en una reunión de hombres se hable de Nietzsche, o de los valores constitucionales que cocina el ministro Wert para generaciones venideras, en lugar de hacerlo sobre fútbol, culos y tetas. Estúpido voluntarismo que demuestra una vez más la certeza del aforismo marxista, de Groucho, aplicado a los españoles: partiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cotas de miseria.

Pero de la anécdota pasamos a la categoría, y de manera ingenua ya tenemos planteado un debate sobre la doble vara y la hipocresía de la izquierda cuando de ella se espera la censura de conductas poco gratificantes entre sus filas, desconociendo que esa doble vara, nada nuevo bajo el sol, es la del Almudena Grandes y su bandera republicana sobre el canalillo de unas tetas gordas y sus chistes sobre monjas violadas por milicianos, sus deseos de fusilar periodistas al amanecer y las vomitonas de odio contra todo aquello que huela a derecha. No han condenado la gran matanza del socialismo real y queremos que condenen a un fulano, comunista de verdad, que tomando unas cervezas hace un comentario-dicen- machista. Doble vara, en fin, es Llamazares y su condena implacable de los mercados mientras guarda los ahorros de una vida ociosa en un fondo de inversión.

martes, 27 de marzo de 2012

La imagen


Decía no hace mucho un columnista socarrón que el Partido Popular debería impedir que sus dirigentes apareciesen con camisas bordadas con las iniciales y el pelo engominado, pues de esta guisa siempre cosecharía un millón de votos menos de los previstos. Es evidente que Javier Arenas no se echa producto alguno en su blanca cabellera, pero también es cierto que ofrece una imagen descarada de niño bien, lo que viene a ser considerado un insulto, una afrenta en esa tierra donde todavía se venera la cuneta donde echaron a un botarate como Blas Infante y se cree que Gonzalo Queipo de Llano sigue repartiendo estopa por Sevilla. Poco importa que ahora sean los socialistas los que tiren de putas y farlopa y gasten-gastar es un decir, pues casi todo es robado-los mejores trajes, que la imagen es la que es y no hay vuelta de hoja, y que al grito de maricón el último o que vienen los nacionales todos los chupópteros del régimen andaluz acudirán en masa a votar al partido de los parias de la tierra para que no peligren empleos y subsidios públicos. Antes de irse a otros menesteres con su envidiable bronceado, debería Arenas recordar, como buen taurino que es, dos frases célebres atribuidas a un diestro cordobés, Rafael Guerra Bejarano, el Guerrita: lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible y hay gente pa to.

domingo, 25 de marzo de 2012

Algunos hombres necios



No soy cinéfilo, suelo invertir el tiempo libre sumergido en la literatura, pero guardo grato recuerdo de ciertas películas que, ya sea por algunas escenas o por la magistral interpretación de sus personajes, me han impactado especialmente, hasta el punto de verlas de nuevo sin que por ello mengüe el interés.

Que la guerra, independientemente de su justicia o injusticia, es una mierda no apta para estómagos delicados lo sabe el más cándido de los niños y el más necio de los pacifistas, de ahí que cualquier masacre en la que perezcan civiles ajenos-en teoría-al conflicto forma parte de un macabro ritual que no cesará hasta que la paz, si es posible en algunos escenarios, devuelva las cosas a su idílico estado natural.

Que un sargento estadounidense vaya a ser juzgado por la muerte de varios civiles en el culo del mundo, con la posibilidad de una petición de pena de muerte, me ha traído a la memoria la inolvidable interpretación de Jack Nicholson en Algunos hombres buenos y el demoledor alegato que realiza para defender una actuación que muchos calificarían de delictiva pero en la que subyacen varias cuestiones relacionadas con la guerra y sus límites.

Hace muchos años, cuando España se disponía a mandar el primer contingente en misión de paz a la antigua Yugoslavia, un legionario decía ante las cámaras de televisión que él no se había alistado en el Tercio para repartir bollería. A la espera de su juicio, el sargento Bales lamentará no haberse quedado en su pueblo repartiendo bollos y leche en cualquiera de esas casas de beneficencia tan típicamente americanas, imbuido de espíritu solidario y ajeno por completo a  la guerra, ese infierno que organizan los políticos y del que rara vez deben responder.

viernes, 23 de marzo de 2012

La estupidez



Uno imagina, es tan fácil como emotivo, las lágrimas de Pachilópez tras conocer que unos terroristas, al inicio de su juicio, siguen con el dale duro al que se abonaron hace varias décadas, dale que te pego hasta conseguir la independencia, el socialismo y la territorialidad soñada. Decía Quevedo que todos los que parecen estúpidos, lo son, y además también lo son la mitad de los que no lo parecen. Sin duda, Pachi está en la primera categoría, es un destino que le persigue con insistencia y del que tampoco da muestras de quererse despegar, avivando la discusión eterna de si el tonto nace o se hace. Ahora faltan por hacer definitivo acto de presencia, muchos ya van asomando, los más peligrosos, lo que no parecen estúpidos pero lo son, los que con un discurso ambiguo van, lenta pero inexorablemente, lanzados en pos de la gloria que les tiene reservada esta particular historia de la infamia. De su mano vendrá, es cuestión de tiempo, el final de una historia que sólo unos pocos celebrarán.




miércoles, 21 de marzo de 2012

Moviola



El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, que aunque parezca mentira, y siempre que no se trate de la inmersión lingüística, también entra de lleno en el fondo de algunos asuntos, acaba de ordenar que se repita el juicio contra el yerno de los joyeros Tous. ¿Razón? La falta de motivación del veredicto del jurado popular que absolvió al acusado de un delito de homicidio. Los ropones de turno no han quedado satisfechos con el trabajo de esa gente anónima a la que el legislador obliga, con escasa remuneración, a dar la cara y meterse a juristas por unas jornadas, sin que de ello quede más que el recuerdo que algún día se volcará en un cuento, tal vez de miedo, para amigos y familiares. ¿Habrían procedido sus ilustrísimas de igual manera si el veredicto hubiera sido de culpabilidad? Poco probable.

Si algo estaba claro antes de iniciarse este juicio era lo difícil que resultaría que un jurado popular condenase a un tipo que en defensa de su hacienda y parentela se liaba a tiros con unos ladrones-presuntos, of course-que por segunda vez en tres días acudían a la casa familiar con oscuras intenciones. Sin entrar a valorar a fondo la decisión de darle a la moviola, aunque a simple vista todo apesta a corrección política, queda una vez más en evidencia, y son ya unas cuantas, la institución del jurado popular, una castaña que sus apologetas ensalzan por la bondad que supone que los ciudadanos sean juzgados por sus iguales. Igualdad: ¿qué honrado ciudadano no ha blasfemado que habría que pegar cuatro tiros-bien pegados-a los chorizos que entran en tu casa a robar? Pues adelante, sigan juzgando-mejor o peor-los iguales, que ya vendrá la superioridad a decidir finalmente si los tiros están suficientemente motivados. Y es que para historias de jurados, tenencia de armas y defensa de la propiedad, América.


sábado, 17 de marzo de 2012

La gracia



La gracia, o el indulto, no deja de ser una forma de reparación ante la injusticia que en ocasiones suele producirse con la aplicación estricta de la ley: véase, si no, al pobre ratero que se lleva un fallo con unos cuantos años de prisión por robar en su día una minucia y que a la hora de cumplir la pena está perfectamente rehabilitado; a sensu contrario, no parece una medida pensada para el cargo público que comete mil tropelías buscando financiación para su partido, un ente al que se debe ciega obediencia. Hasta ahora, aunque todo se cae a trozos en esta mierda de sucursal alemana, guardaba las formas el otorgante de la gracia, reservando celosamente tal privilegio-como ese pañuelo anaranjado que rara vez asoma en las plazas de toros-para casos muy especiales. Mas los nuevos vientos que zurran la existencia del común de los españoles también causan estragos en el dueño de prerrogativas de esta naturaleza, por lo que a la vez que se llega al poder con la bandera de la regeneración política, por no hablar de promesas de endurecer el Código Penal, se indulta sin reparos ni vergüenza a políticos corruptos y banqueros falsarios. Aperitivo, a fin de cuentas, para la que se avecina con la retórica del perdón de la vía Nanclares.


jueves, 15 de marzo de 2012

El huevo de la serpiente



La última novela de Fernando Aramburu, Años lentos, vuelve a demostrar que nos encontramos ante uno de los mejores escritores españoles del momento, un narrador excepcional que sabe jugar perfectamente con realidad y ficción, con literatura en estado puro y memoria de su propia infancia y adolescencia en el San Sebastián de finales de los años sesenta, con los primeros atentados terroristas como telón de fondo.

Dos discursos, con sus respectivos narradores. se van alternando de manera consecutiva en el relato de los hechos. El primero y principal lo encarna Txiki Mendioroz, niño acogido por sus tíos que acude al género epistolar para contar, a requerimiento del autor, su infancia desde los ocho años en una ciudad convulsa y agitada, caldo de cultivo idóneo para que los jóvenes más radicales y descerebrados, como uno de sus primos, sean captados para el ejercicio del activismo etarra, captación a la que no será ajeno el clero nacionalista que encarna Don Victoriano, un trasunto de aquel montaraz Cura Santa Cruz que certifica el papel funesto que han jugado, y siguen jugando, las sotanas en esta sangrante historia.

El otro discurso, siempre más breve y directo, es del propio Aramburu, quien nos va abriendo sus apuntes, anotaciones y reflexiones para completar y dar forma a la novela, matizando y perfeccionando el relato sencillo e inocente de Txiki. Ambos registros irán configurando el retrato de una familia humilde que termina siendo víctima de la pobreza y el sectarismo, de la incultura y la intolerancia.

Si con Los peces de la amargura, conjunto de relatos casi insuperable en su temática, Aramburu se zambullía en la violencia terrorista y sus secuelas a través del sufrimiento ajeno, en Años lentos-Premio Tusquets-son la propia memoria y  vivencias personales las que colocan el andamiaje de una obra que nos cuenta cómo se fue incubando el huevo de la serpiente.

martes, 13 de marzo de 2012

Líneas rojas



Las gentes díscolas de la Asociación por la Tolerancia han vuelto a perpetrar-según el Diccionario de la Real Academia Española, cometer, consumar un delito o culpa grave-uno de sus vídeos de rabiosa actualidad. No utilizo el citado término de manera gratuita, ya que así, como un crimen, será visto y valorado el documento por el nacionalismo dominante en Catatònia y por algunos elementos del PP catalán, como una Sánchez Camacho que no tiene reparos en reconocer públicamente que riñe a su hijo por hablar en castellano, o un Fernández Díaz que antes de ser nombrado ministro alababa y avalaba las bondades de la inmersión lingüística.

Decía muy ufano Mas que hay líneas rojas que no se deben cruzar, que no se van a cruzar: asumida tal declaración chulesca por el gobierno del estado-nación es ya más discutible-y por los ropones del TSJC, sólo quedan dos alternativas: o el humor beligerante que propone la Asociación autora del vídeo o la simple y radical desobediencia civil. Aunque si se adopta la segunda alternativa, sepan los desobedientes que será el estulto Ministro del Interior, con o sin competencias, el que tomará las medidas oportunas para que se cumpla la ley. La de Mas, claro.

lunes, 12 de marzo de 2012

Hijoputeces



Ya somos, o semos, europeos fue una alegre cantinela que recorría este país cuando aquellos sociatas de chaqueta de pana y socialismo moderno que eran el Felipe y el Guerra nos iban a meter, por fin, en ese club selecto que era la Europa desarrollada. Más de dos décadas después, aquel club tan selecto y progresista no es más un antro quebrado sometido a los caprichos de una fondona alemana ante la que sólo se cuadra un señor tranquilo que fuma puros y lee el Marca. El orden público y las buenas costumbres, los mismos criterios que no impiden que un clérigo afirme que es sano zurrar a las mujeres, vetan el registro de una marca de jocosa tradición española. Europa era esto, una hijoputez.

viernes, 9 de marzo de 2012

Un mal catalán


Por Tolerancio

Todo lo anterior se me podría perdonar si, siendo catalán, fuera nacionalista. Pero tenía que ser español. Qué caprichoso. Cierto que todos los catalanes lo son, españoles, pues la española es su nacionalidad oficial, aunque no pocos renieguen de ella… salvo los de un departamento vecino, al sur de Francia, a tiro de piedra de donde me hallaba entonces, que, en buena lógica, son franceses.

Qué mala pata, no pertenecer precisamente a ese reducido número de catalanes entre quienes no ha lugar toda esta monserga identitaria y entre quienes viviría como un rey, amparado en la Grandeur de la France. Cierto que en parte renunciaría al Greco, a Goya, a Velázquez, a Lope, Calderón o Quevedo, a Cervantes, a pesar de su universalidad… pero haría míos a Delacroix, a Manet, a Corneille, Racine o Molière, a Montaigne, a Descartes, Balzac, Stendhal o Baudelaire, por abreviar el listado… lo que tampoco es una bagatela.

Pero, a la contra por sistema, tenía que ser español, un botifler, un mal catalán, un cipayo, un vendido, un colaboracionista de esos españolazos degenerados étnica y culturalmente, esas bestias que arrasaron todo un continente por afán de rapiña… zafios, ignorantes, garbanceros, pedorros, de sobacos pestilentes, casi tanto como su aliento… -pues no en vano, Estrabón dixit, esos bárbaros se cepillaban los dientes con sus propios orines-… que lo mismo se aparean con ovejas y cabras en los miserabilísimos secarrales de La Meseta, que enculan a sus propios hijos o a los del vecino. Tenía, y mira que me han brindado oportunidades por docenas para redimirme de mis pecados abrazando la fe verdadera de la obediencia nacional, que alinearme con esos expoliadores, artistas del latrocinio, maestros de la extorsión, violadores y genocidas obsesionados con la aniquilación de Cataluña y de los catalanes. Tenía, en suma, que rendir pleitesía a nuestros más enconados enemigos, limpiando sus botas a lengüetazos, servil, rastreramente, paladeando con fruición como si fuera divina ambrosía, el más exquisito caldo bordelés, la poliúrica meada del invasor cruel e inmisericorde.  

Ahí no terminaba mi extensa nómina de pecados. Destinado al mal desde la cuna, a la torpeza, a la impudicia, tenía que cometer otro yerro monstruoso e infando, y desaproveché una última oportunidad de congraciarme y reconciliarme con la opinión dominante y desestimé hacerme hincha del Barça, el club depositario de la quintaesencia del régimen nacionalista… cuando, a mayor abundamienbto, incluso lo son los paquis, los chinos y sudamericanos interesados en presentar a la sociedad de acogida el aval de la integración. Pero, no, ni por esas, ahí me tenías tocando los cojones como un zumbante y cansino moscardón. Voy y me hago aficionado del RCD Español de Barcelona, club que, con su sola mención, provoca arcadas virulentas a los juramentados de la patria. El club que, siendo sus fundadores catalanes al cien por cien, al contrario que los del Barça, y luciendo en su camiseta los colores de los temibles almogávares de la corona de Aragón, que no las franjas azul y grana de un cantón suizo, despierta una animadversión sin par en un porcentaje elevado de la población indígena. Y, para cerrar plaza, soy, además, moderadamente taurino.

* * * * *

De la novela Zombis.cat, escrita por el amigo Tolerancio

Si algún lector está interesado en esta divertida y delirante obra, puede contactar con Tolerancio a través de la dirección de correo que aparece en mi perfil blogger, yag.bcn26@gmail.com: será puesto en amigable relación con el autor, colaborador de esta Legión, quien gustosa y gratuitamente le remitirá un ejemplar de Zombis.cat en formato electrónico.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Vaya negocio


El obispo de Solsona, Xavier Novell, se destapa en una entrevista afirmando que no se considera catalanista, ya que no es esa su misión, lo que provoca estupor, y hasta indignación, entre la casta social y política del Oasis. Acabáramos: tanto tiempo reclamando un determinado pedigrí para los obispos que ejerciesen su pastoreo en Cataluña, con aquella cantinela tardofranquista de Volem bisbes catalans, y llega un tipo nacido en las tierras de Lérida y dice que nones, que él no comulga con el catalanismo, categoría algo difusa pero que en todo caso es inferior en militancia y beligerancia a otras como nacionalismo o independentismo.

Deberían aprender la lección los ingenieros de la patria catalana y comprender de una vez que ser catalán, per se, no es garantía de un especial afecto por el nacionalismo, y que las cosas, si se trata de caminar hacia la construcción nacional, deben trabajarse de otra manera. Que tomen nota, pues, del  incombustible Arzalluz, que cuando un obispo castellano fue designado para Bilbao blasfemó aquello de nos mandan a un tal Blázquez. Tiempo después, el tal Blázquez estaba más que domesticado, y ahora, subido al carro del pasteleo con la ETA y desde una plaza más tranquila, afirma que las víctimas deben ser generosas con sus verdugos. Porque en esto, como en casi todo, la mejor política es la del palo y la zanahoria.

sábado, 3 de marzo de 2012

Baño y masaje


Expulsado ya de la carrera judicial y sin el peso de una toga manchada por la mierda del camino, llegó Baltasar a Buenos Aires a darse un baño de masas en un lugar de tamaño prestigio como el Congreso argentino, teatro donde constantemente se escenifica esa tragicomedia llamada peronismo y a la que Expaña parece encaminarse con paso firme. A modo de claque, y fiel a su querencia por el respaldo de momias al estilo Villarejo, gozaba el reo de la compañía de la tal Bonafini, conocida activista proetarra, lo que evidencia una vez más que desde la superioridad moral de la izquierda perfectamente se puede estar en misa y repicando. ¿Y el Faisán, Baltasar?, preguntaba esta Vieja´l Visillo argentina. Como siempre, Hebe: otra vez campeón de Europa.

jueves, 1 de marzo de 2012

Morcilla



Que la realidad siempre supera a la ficción es sentencia cansina que en este país brilla con luz propia,como aquella otra que establece de forma empírica que todos los tontos tienen suerte. Decía González Ruano que la columna periodística era como la morcilla,  que dentro se podía poner todo lo que se quisiera mientras estuviesen bien atados los extremos. Así, siguiendo los consejos de Don César, este gobierno ata bien lo que hay que atar y, entre sus pactos ocultos con los nacionalistas y su pasteleo con la ETA, mete en esa morcilla de la gestión del desastre alguna medida graciosa para con el sufrido pagador de los platos rotos, como ese reciente ofrecimiento de pronta liquidación a  los proveedores de la administración siempre y cuando estos acepten una quita de la deuda.

Otros, por contra, tienen la suerte del tonto en la satisfacción de sus pretensiones, legítimas o no es cuestión más complicada, y recogen la pasta con rapidez y sin rebaja. De esta forma, como una muestra más de la eficacia en la gestión de su ministerio y su servil acatamiento a las resoluciones judiciales, Gallardón ya ha cursado la pertinente orden para indemnizar a Otegi con 20.000 euros por los daños morales causados por una condena desproporcionada. Sin quita y con dos cojones y con 3.000 euros más para su letrada. Si no fuera porque estamos acostumbrados al cachondeo de la justicia, diríamos que el asunto es kafkiano, así que para no vomitar, y mientras deseamos que les vayan dando morcilla, entonaremos con el ministro que este es un gobierno serio que cumple con los convenios internacionales.