La Audiencia Nacional ha condenado a un francotirador-nostálgico del franquismo según los medios-a siete años y
medio de prisión por alardear de querer matar al camarada Pedro Sánchez. Esa proposición deshonesta era lanzada a través de mensajes de
WhatsApp que el tipo enviaba a amigos y conocidos de su misma cuerda ideológica. Bien
es cierto que la pena impuesta se desglosa en dos años y medio por un homicidio
en grado de proposición y cinco años por depósito de armas de guerra, pues el
magnicida en potencia tenía un buen arsenal acumulado a lo largo de toda de una
vida de pasión por las armas, ignorando de que España no es Estado Unidos.
Ya es extraño que se condene a
alguien por proponer un homicidio pero el tribunal lo fundamenta en la seriedad
y peligrosidad de los mensajes. Así, entre otras soflamas, el reo advertía: si tocan a Franco, sugiero que empiece la guerra
otra vez. Y esta vez no dejaremos ni uno. Aunque los jueces reconocen que
los planes estaban en una fase embrionaria, no soslayan que esta especie de Lee
Harvey Oswald ya había pedido ayuda para sus macabros planes, y que incluso-ahí
es nada-se había hecho con la agenda del presidente. ¿Y cómo? Pues echando un
vistazo en la web del PSOE, así de sencillo. Todo eso, además del arsenal que
poseía, sirven para fundamentar el fallo, si bien el Tribunal reconoce que no había un plan definitivamente urdido,
tramado y menos aún concluido, pero…por si acaso, mejor condenar. Citamos a Oswald, que
según la versión oficial era un asesino solitario que no precisó ayuda de
nadie, porque parece ser que nuestro francotirador recordaba a sus potenciales cómplices cómo fue asesinado el presidente
John F. Kennedy en Dallas, y así lo recoge la sentencia.
Finalmente, no se considera que
el acusado padezca ninguna clase alteración psíquica, lo que nos lleva a resolver
que más y mejor suerte habría tenido si esos planes los hubiese dejado escritos
en una novela negra que cualquier editorial mandaría a la papelera-y no a la
fiscalía- por fantasiosa y delirante.