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viernes, 29 de noviembre de 2019

Carta a los corintios




Un grupo de más abajo firmantes ha decidido mandar una carta a los españoles con la finalidad de que se forme un gobierno que no incluya a aquellas formaciones políticas que de una forma u otra buscan liquidar el orden político más o menos establecido desde la gloriosa Transición. En realidad, la misiva debería llevar por título Carta al Partido Socialista Obrero Español, pues es este partido, de la mano de Pedro Sánchez, el que está por esa labor de destrucción del orden vigente hasta la fecha, vulgo el Consenso. Pero la cabra tira al monte, por lo que los autores de la cosa, socialistas de reconocido prestigio, prefieren trasladar la responsabilidad al conjunto de la sociedad representada por todas las fuerzas políticas, pero en especial a aquéllas que representan la centralidad, que visto el panorama, sólo pueden ser Partido Popular y el ya anecdótico Ciudadanos.

Mas la suma no da lo suficiente, vista la deriva de un Partido Socialista que no está por la labor, de ahí que la carta debería dirigirse a Pedro Sánchez y dejar al margen al conjunto de los españoles, que bastante tienen con digerir la desgracia que se avecina. Por lo demás, la carta es un compendio de lugares comunes de ese Consenso, reivindicado desde la primera hasta la última palabra, que hasta aquí nos ha traído, con alabanzas al Estado autonómico que provocarían indignación si el personal no estuviese ya curado de espanto. Parafraseando a Pablo de Tarso cuando reprobaba las discordias entre los corintios, los más abajo firmantes lo tienen claro: Españoles, en el nombre de nuestro sagrado consenso, les exhortamos a que se pongan de acuerdo, que no haya divisiones entre ustedes y vivan en perfecta armonía, teniendo la misma manera de pensar y de sentir. Amén.

martes, 26 de noviembre de 2019

Reformistas




Uno de los epítetos más utilizados-además de ultraderechista, extrema derecha, xenófobo y machista-para referirse a VOX es el de anticonstitucional, preludio indispensable para la aplicación de la ley de partidos y su posterior ilegalización: ahora que Bildu está en las instituciones y es un compendio de virtudes, bueno será mandar al limbo a los recién llegados.

En realidad, sólo los ignaros desconocen la verdad más elemental, que VOX es, en puridad, un partido reformista, el más reformista de los que existen en la actualidad, pues no pretende destrozar la Constitución sino simplemente reformarla, con la finalidad principal de liquidar el estado autonómico, ese monstruo que para algunos iluminados es lo mejor que nos ha pasado a los españoles antes incluso de nacer. Los mismos ignaros desconocen que para reformar el Título VIII en ese sentido se necesita una mayoría cualificada y no buscar una nueva carta magna con todo lo que eso conlleva.  Reformismo frente a inmovilismo, he ahí la nueva política.

martes, 19 de noviembre de 2019

Justicia e ideología




Hace pocos días causó estupor que una asociación de jueces-y juezas-para la democracia-como si esto fuese una dictadura-mostrase su alegría por el acuerdo alcanzado entre Sánchez e Iglesias para formar gobierno. Se criticaba, y con razón, tamaña falta de imparcialidad y objetividad en aquéllos que deben impartir justicia, y se deseaba no ser juzgados por unos tipos con tan escaso pudor lucían a la hora de mostrar sus simpatías políticas en el ámbito de su función jurisdiccional.

La historia no hace más que reproducir el viejo debate de si los jueces deben dejar a un lado su ideología cuando ejerzan su cometido, cosa que parece bastante clara, o por el contrario, como humanos que son, pueden ser proclives a inclinar la balanza en favor de una de las partes según sus creencias u opiniones. Ejemplo de esto último lo tenemos en el juez De Prada, que en la sentencia del caso Gürtel metió unas cuantas morcillas que a la postre, dicen, provocaron una moción de censura contra Rajoy.

Si los jueces, profesionales del Derecho, no son inmunes a estas debilidades ideológicas, imaginemos a los ciudadanos jurados, de profesión sus cosillas, cuando deben impartir justicia y los hechos tienen una evidente carga política. Como esos justos de Zaragoza que no han visto asesinato en el crimen cometido por un reputado antisistema contra un hombre que lucía unos tirantes con la bandera de España. Imprudencia, he ahí el veredicto del jurado. Le atacó por la espalda y le golpeó brutalmente en zonas vitales, pero fue simple imprudencia, como el que se salta un semáforo. Aunque para imprudente el legislador que nos legó el jurado. ¿O era un antisistema?

jueves, 14 de noviembre de 2019

Concentración constitucional



Tras conocerse el pacto entre Sánchez e Iglesias para formar un gobierno de progreso, igualdad y libertad, la diputada del partido Popular, Álvarez de Toledo, dijo que lo que España necesita es un gobierno de concentración constitucional. No de concentración nacional, menos de salvación de la misma naturaleza: de concentración constitucional. Es la primera vez que se utiliza esa expresión, aunque también es cierto que nunca hemos estado tan mal y siempre hay alguien que inventa. ¿O sí hemos estado tan mal? Da igual, todo es opinable y empeorable. Pero hay que volver a lo tantas veces comentado: es la Constitución la que hasta aquí nos ha traído, luego es ridículo invocarla una y otra vez como remedio de algo. Ella es el problema, no la solución.

Acudiendo a lo importante, que es lo que duele a Cayetana, si es verdad que al final un comunista es vicepresidente del gobierno bien podremos decir que se ha cerrado la Transición, o que ese maravilloso período ha tenido un digno colofón. ¿No se canonizó a Santiago Carrillo nada más entrar en España con su peluca y sus cadáveres? Pelillos a la mar, se dijo entonces para encarrilar un régimen que se ha revelado como absolutamente incompetente y perverso. Que ahora Iglesias y los suyos pisen moqueta y manejen presupuestos, con la inestimable colaboración de los separatistas y sus históricos derechos,  tiene mucho de justicia poética. Y concentrada.   

lunes, 11 de noviembre de 2019

Noche electoral




Ayer, llegadas las ocho de la noche y por puro vicio morboso me puse a ver las televisiones y sus espacios dedicados a la jornada electoral. Sin duda alguna la palabra más utilizada por presentadores y tertulianos/as fue extrema derecha, o ultraderecha, referida a VOX, fuerza política que ha sido la auténtica ganadora. Da igual que entren en el parlamento las perroflautas de la CUP, o que los proetarras (liberados y laguntzailes de Bildu les llama Abascal) se consoliden ya con grupo parlamentario propio, el lamento era unánime: la extrema derecha dobla sus resultados y amenaza con liquidar el consenso que hasta aquí nos ha traído y al que tanto debemos todos.

Porque de eso se trata, de salvar los muebles que se puedan en un Régimen, el del 78, que naufraga desde hace muchísimo tiempo y que terminará devorado por sus propias contradicciones. Uno de esos turiferarios, para justificar un gobierno de concentración, sacó incluso a pasear aquellos apaños entre Abril Martorell y Guerra en la maravillosa Transición: qué jóvenes éramos, le faltó añadir. Si bien debe resaltarse que en general el tertuliano/a padece una profunda esquizofrenia, pues disfruta con el desastre (la maldición del Platanito Manolo Valls) de Ciudadanos, cuando este partido es, por su condición de bisagra y su melifluo ideario, el comodín perfecto para seguir con la martingala del consenso y el bienestar del Estado.

En cualquier caso, las cuatro horas frente a la caja tonta valieron la pena y me provocaron honda satisfacción. Aunque la programación especial me privó de Cuarto Milenio. Cafres.

viernes, 8 de noviembre de 2019

Lo mejor de nuestras vidas




Ana Pastor, no la de la Sexta sino la otra, la misma que pone Casado para centrar aún más al partido en no se sabe qué, dice en un debate que el Estado de las autonomías es lo mejor que nos ha pasado a los españoles. Al margen de los nuevos votos de última hora que eso supone para VOX, está claro que el Partido Popular no tiene remedio, que la marcha de Rajoy y Soraya es un puro formalismo y que si hay que permitir que Sánchez gobierne con separatistas y comunistas se hará sin ningún miramiento por el bien de España y del Estado autonómico.

Si en el debate hubiera salido el franquismo que tanto nos devora, Doña Pastor habría dicho que las Trece Rosas eran unos angelitos que merecen plazas y calles por toda la geografía nacional. Esto no es la derechita cobarde de la que nos hablan Abascal y los suyos, esto es la derecha subnormal.  

martes, 5 de noviembre de 2019

Distopía




Mientras la princesa Leonor daba sus primeros pasitos en catalán, Rogelio Torrente, una de las más altas instituciones del Reino de España, lanzaba una soflama contra el Rey, advirtiéndole de la suerte horrible que correría cada vez que pisase Cataluña, porque los catalanes, según Rogelio, no tienen rey.

Cataluña se parece cada vez más a Fahrenheit 451, la gran novela de Ray Bradbudy, un mundo absurdo donde todo funciona al revés y donde los que deben apagar fuegos son los mayores pirómanos. Un presidente de la autonomía que corta autopistas, un presidente del parlamento que amenaza, más o menos, con la guillotina al monarca, terroristas convictos y confesos que se pasean por las instituciones y televisiones, máximos responsables que quieren purgar a policías que hacen su trabajo, clérigos melifluos y obesos que incitan a la violencia...y así hasta el infinito más absurdo pero también más sangrante.

En este escenario, que venga el Rey con su hija a decir unas bonitas palabras en la lengua de Pompeu Fabra mientras alguno de los asistentes al acto es agredido por la turba resulta tan enternecedor como inútil. Aunque, bien mirado, quizá todo forme parte de la misma novela distópica. Esperamos con intriga e impaciencia el próximo capítulo. Superará al anterior.