Vencido y cautivo, abandonado a su suerte y con cara de primo, Jamal Zougam se descuelga, y no precisamente por los barrrotes, con una entrevista en la que nos cuenta lo obvio: que nada sabe del 11-M y que es una cabeza de turco, porque sin él, por mucho voluntarismo que tuvieran sus jueces, la versión oficial de la cosa se iba al carajo. Lo mismo, o muy similar, podría contar y lamentar el minero Suárez Trashorras, otro fulano de mal vivir que pasaba por allí y al que un buen día comenzaron a demandar dinamita como otras veces le solicitaban farlopa. En cualquier caso, ambos tendrán unos setenta años cuando recobren la libertad, la misma edad, más o menos y en teoría, con la que Gómez Bermúdez se jubilará, si así gusta, como ropón.
Desconocemos si a un Zougam aislado veinte horas al día, algo difícil de justificar tras siete años de reclusión, le estará permitido leer, pero si sus carceleros tienen a bien otorgarle el beneficio de la lectura, un derecho que no parece chocar con la legislación penitenciaria, que sepa el interno elegir bien, pues conocido es que en las prisiones corre mucha porquería bajo el formato de libro: entre el No destruirán nuestra libertad de su mediático juzgador y El conde de Montecristo, que se quede con el clásico francés y use el panfleto del calvo para limpiarse el culo.
6 comentarios:
Este asunto es el mayor misterio de todo el 11M. Yo confiaba que, al menos, aunque no fuera culpable de esto, fuera bueno que estuviera en la cárcel.
Lo que es indudable es que no había pruebas contra él.
Es un pobre diablo que hacía de confidente de la policia de Rubal injertada en el gobierno de Aznar.
A los otros confidentes, como él, los invitaron a entrar en una casa y los VOLARON.
Este se negó a ir a la casa esa porque se olía la tostada.
Zougam estaba ya marcado porque en uno de los sumarios de Garzón contra islamistas fue imputado, aunque después la cosa quedó en nada.
Cuando voló el piso de Leganés, tres semanas después de los atentados, este tipo ya estaba en prisión; pero en la línea de lo que usted afirma, han respetado su vida porque no sabía nada y había que presentar unos cuantos como él ante un tribunal. La justicia ya es otra cuestión.
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Es alucinante lo de estos tipos. Seguro que no tienen abogados de esos que se llevan una pasta.
Para mi lo mejor fue aquello de que da igual lo que explotara, el caso es que salió de Mina Conchita.
Para flipar en colores.
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Yo estoy convencido que cuando se esclarezca el 11-M nos vamos a llevar una desagradable sorpresa por el alcance de las personas implicadas.
Pero solo es mi opinión, espero equivocarme, por el bien del país.
Tengo serias dudas sobre un esclarecimiento de lo que fue un auténtico golpe de estado.
Casi todas las pruebas han sido destruidas y el posible cante de algunos sólo serviría para saber que se ocultaron pruebas u otras se destruyeron, pero seguiría sin desvelarse la autoría intelectual y material.
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