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viernes, 19 de diciembre de 2014

Una despedida anunciada



El cinéfilo Dulce Torres, un hombre solo ante sus peligros, ha decidido dar el portazo sin esperar a que el año, no ya la legislatura, toque a su fin. Perdido ya el glamour del franquismo a la hora de cesar, con el motorista que llevaba la carta del Caudillo con la mala noticia, hay que esperar a que el cesado haga la comedia de anunciar su dimisión por motivos personales, que es una forma más o menos elegante de pagar el favor del nombramiento hecho en su día. Se va un tipo que es partidario de que los fiscales instruyan las causas penales, cuestión siempre discutida por los expertos, pero en realidad estamos ante un firme partidario de esa figura de la mediación que también se acabará imponiendo en ese ámbito del Derecho. ¿Qué hacia Torres ante la pasividad de los fiscales catalanes frente al órdago separatista? Los llamaba a consultas en la capital, tomaban café y hablaban de sus cosas, como en aquellas tertulias del cine forum de Garci en las que todos hablaban a su tiempo y sin alzar la voz. Se va el fiscal general y entrega su placa en un lugar donde, entre la melancolía y la indolencia, ya no hay ley que aplicar ni espíritu para ello. 


4 comentarios:

Aitor Mento dijo...

Hay que ver.

No son capaces ni de apoyar el trabajo y la actividad en España mandando a un mensajero de Seur o MRW.

Fuga dijo...

…demasiado tarda en imponerse el arbitraje y la mediación. Todavía se concede un poder demiurgo y sabiduría salomónica a unos jueces y magistrados que parecen la recua de monos con la guillette.

Torres Dulce será posiblemente el fiscal más independiente que ha pasado por el cargo en estos 35 años. Lo que tampoco significa demasiado teniendo en cuanta la mugre intelectual, moral y profesional que lo ha precedido.

Se anuncia señora para sustituirlo en el cargo. Las mujeres terminarán dominando la administración. Es el matriarcado burocrático. La administración parece connatural a su estructura psicológica. Un dominio más inflexible si cabe sujeto a los miedos escénicos y a la inseguridad disfrazada de rigor que suele afectar a las mujeres en estos cargos….son cómo aquellos militares chusqueros pegados a las ordenanzas que tan bien interpretó Bogart en el Motín del Caine, capaces de montar un cristo por un helado de fresas en medio de la guerra del pacífico.

Lo mismo hasta mejora el Leviatán, en el punto en el que estamos de desgobierno de la res pública cualquier cosa es posible.

Fuga dijo...

...de hecho, el capitán Queek de Bogart me parece un personaje femenino genuino.

tolerancio dijo...


me tienen frito con la cantinela de los "motivos personales"... al fin liberado, dice para sus adentros, me estaba perdiendo un montón de pelis con tantos casos y tanto papeleo...