Se ha ido acostumbrando la gente a quejarse de vicio, o por costumbre, que no es otra cosa que hablar por hablar y sin documentación alguna en la que se amparen las palabras que salen por la boca de la incultura y la desinformación. Y así, día tras día, lamentaba el pueblo la tardanza en la resolución de un contencioso que duraba mucho, demasiado. Ni hablar, oiga, quia, eso han sido cuatro días. La sentencia del magno y excelso intérprete constitucional sobre el famoso estatuto no pone fin a tres o cuatro años de recursos, mangoneos y trapicheos varios para decidir algo tan básico como el ajuste y encaje de una norma en otra superior y rectora de todo un ordenamiento: es ni más ni menos que la culminación de un proceso, aquella transición tan glorificada por muchos y entendida por pocos, que ha durado algo más de treinta años. Se ha cerrado, por fin, toda una época, la que trajeron los señoritos del franquismo con sus traumas freudianos en connivencia con una izquierda irresponsable y guerracivilista y unos nacionalistas que ya asomaban la patita. Se emprende ahora otro camino sin rumbo ni objetivo y sin que valga ya aquel viejo romanticismo de Cela cuando afirmaba qué hermoso era ser soldado de infantería y sentirse el amo del mundo a pie y sin dinero. Triste e inútil retórica para los tiempos que corren. Lástima que algunos, padres de la criatura retirados en una suerte de olvido permanente, ya no tengan luces para contemplar y admirar sus obra ni memoria para felicitarse.
miércoles, 30 de junio de 2010
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3 comentarios:
Propulsaron demasiado el columpio y fue muy allá... si queremos que regrese habremos de hacer cosas concertadamente. Porque en la fase que se inicia no bastará con resistir individualmente como emboscados francotiradores. Si queremos que regrese, claro.
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Se abre una etapa de incertidumbre y eso no es bueno, porque la gente quiere seguridades.
Pues lo seguro es que muchos las van a pasar muy putas, por gilipollas. No se puede votar a suanormales como ZParo e ignorar las consecuencias.
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El columpio alocado y la incertiduembre del camino: Expaña 2.010. El que pueda, que se salve.
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