El feo de Expaña se planta y presenta un concurso que no es precisamente televiso, sin viajes al Caribe ni azafatas macizas que te den el premio de consolación, y ya se caga la perra, que es un can futbolero y ladrador. Y es que en este país de pandereta, con una inminente remodelación de gobierno que hará que muchos se acuerden de la Albania de Enver Hoxha, ya nada es lo que parece desde que el estado decidió explotar la máquina de papel dinero, que es como esa maquinilla de liar los cigarros de la crisis con boquillas de algodón y sin grifa que alegre la existencia. El feo de la secta se planta y dice que no fabrica más papel y que pleitos tengas y los ganes, que lo mismo se compra un club de fútbol que se logra seducir a cuatro o cinco ropones de los de tres mil eurillos al mes, pagas extras al margen, con el sutil argumento de que la cosa, ya lo dijo aquel PP tan liberal, es de interés general. Hasta ahora, y con más pena que gloria, de aquel pan y circo sobrevivían los gladiadores en tardes dominicales: ya veremos lo que deja el feo tras la batalla. Menos mal que nos queda el bueno.
6 comentarios:
Don Reinhard.
Una duda me corroe...
Éste personaje no se declara "troskista", y publicó un día su diario con una portada de "Stop a los especuladores".
¿O pertenece también a la "Escuela Bonoista"?
Creo, Don Yeager, que fue LD la que publicó cosas de la vida de este hombre cuando era un desconocido, incluso con detalles de una detención. Diría que nuestro Querido Pepe sabe bastante del caso.
Sí, en esa época era un tipo de extrema izquierda, requisito este indispensable, así parece por estos pagos, para ser millonario años después.
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El bueno me tiene intrigado.
Este feo es muy feo, sobre todo es feo el mundo que propone. Cuando gente como este feo tienen el poder, es un poder absoluto y asfixiante. El mundo, entonces, se llena de feos horfelinatos de baldosas frias y feas, como el.
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El bueno, Don Chippewa, le resultará familiar.
Feo es nuestro porvenir, y mucho.
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Joder, he puesto orfelinato con "h". Si me pilla don Oriente me hace una avería.
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Don Reinhard.
Pues éste feo es, en gran parte, culpable de la fealdad de nuestro porvenir.
Pero, por desgracia, nadie le va a pedir responsabilidades.
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