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lunes, 18 de febrero de 2019

La conga de Berga



Por Tolerancio

Hará cosa de un par de años fuimos los amigos de excursión por los senderos de la serranía llamada, en habla autóctona, “dels tres Hereus”, muy cerca de Berga. Es una comarca de bonitos paisajes, cielos limpios y de abruptas montañas donde el viajero se topará, al llegar el otoño, un disperso batallón de “boletaires” huroneando por sus bosques tras el preciado trofeo en forma de níscalo.

La recolección de setas supone un sano y moderado ejercicio al aire libre, desprovisto en principio de graves peligros mecánicos, pero, atenta la guardia… que no olvide el anónimo buscador de píleos comestibles, pertrechado con su cachava para remover el musgo, la pinaza y la hojarasca, su navajita para segar el esponjoso pie, lo que sería el tronco, y su cesta de mimbre, que tras el sombrerillo del hongo puede aparecer un ente mucho más dañino que un elfo o un pitufo: el abominable Quim Masferrer con una cámara de TV3 al hombro y llevarse el incauto un susto morrocotudo, probablemente mortal.

Tras la caminata que nos llevó unas buenas horas decidimos llegarnos a Berga para refrescarnos el gaznate. No era la primera vez que visitamos esa localidad. Pero nos pareció entonces muy cambiada. El recibimiento al forastero no era lo que se dice muy cálido y cordial. Pintadas, murales, puños crispados, llamadas a la rebelión, proclamas que aludían a sangre vertida, derramada heroicamente en incógnito conflicto contra un supuesto ejército de ocupación del que, por incomparecencia, no tenemos noticia. Aquello parecía el Goyerri, la Barranka alsasuarra. Acaso Belfast en los años de plomo de las balaceras intercambiadas entre IRA y UVF. En la recoleta plaza del ayuntamiento, pancartas, banderones estrellados y una veintena de jóvenes de aspecto batasunoide que montaban un concierto de música estridente sólo para ellos, enseñoreados de lo que un día fue el más noble espacio público del municipio. Como para no volver. 

Por eso no sorprende, en todo caso algo sí por su inocuidad, la performance lazi de la conga del Berguedá que circula por las redes sociales. Queda establecido que Berga es territorio aborigenista y que por esos predios la tribu de los “yellow ribbon” (los “lazoamarillo”) sienta sus reales de manera incontestable.

La verdad, entre la cartelería y las pintadas en las paredes que instan al combate y el divertimento dominical de la conga con gran afluencia de abueletes (un saludable ejercicio gimnástico tan conveniente para mayores aparcados en el geriátrico) y aires de actividad extraescolar, como de juego campamental en la más arraigada tradición escultista, un servidor se queda con lo segundo. Sólo tienes que apartarte y dejar el paso expedito a la patética comitiva. Y rezar para que ninguno se nos trastabille y rompa la cadera, o la emoción incontenida le acelere el corazón y le provoque un parraque.


Por otro lado, muchos de los participantes se regresan a su casa contentos, henchidos de esa fuerza interior que al alma confiere el rito comunal, llenos de gracia, por así decir, sabedores de su pertenencia al pueblo elegido, alistados, como un solo hombre, y bajo las estrellas, en la bandería del bien. No pocos de los danzantes de la conga, por imperativo de la edad, no verán la independencia, pero su energía quedará aquí, entre nosotros encapsulada, y alimentará los sueños y las esperanzas de los suyos en su epopeya futura, en su agotadora travesía del desierto. Pizca más o menos como el “finik”, una suerte de fuerza intangible, de aliento vital heredado de los antepasados que, en la cosmovisión de los bimin-kuskusmin de Papúa-Nueva Guinea, anima los movimientos de sus deudos. Bimin-kuskusmin de los que se hablará en otra ocasión. Quedémonos hoy con otros indígenas, nuestros adorables “yellow ribbon”, y su conmovedora y dramatizada conga de Jalisco.     

4 comentarios:

Reinhard dijo...

Mil gracias, amigo Tolerancio. Cuando vi esa performance el fin de semana tuve claro, si no lo tenía ya antes, que toda esta martingala del prusés es una patología muy grave. Son zombis, no hay otra.

En cuanto a la batasunización Berga, hace tiempo que dejé de viajar por Cataluña: es mejor gastarse el dinero en cualquier otra cosa.

Aitor Mento dijo...

Berga y Vic deberían hermanarse con Hernani y Alsasua. Líbreme Dios a mí también de ir por esos andurriales ni por casualidad.

También hay otro video en plan circense que está una gente tumbada y se saca un hilo amarillo de la boca...

Fuga dijo...

Excelente retrato TOLERANCIO...la movida indepe tiene pinta de fiesta alcohólica en sus horas cenitales, cuando los más beodos sin sentido alguno del ridículo toman protagonismo.

tolerancio dijo...


gracias por sus amables comentarios, caballeros... la rubia que saca los lazos amarillos de la boca me recordó a linda blair, la niña de "El exorcista", que es una de mis pelis favoritas... qué pena, insisto, con los paisajes tan bonitos de la comarca... en fin...