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martes, 18 de septiembre de 2018

Soy una bomba inteligente




Por Tolerancio


Quiero contarles algo. Soy una bomba inteligente made in Spain. Sé que parece presuntuoso decirlo, pero es la pura verdad. Es algo genético. Esto se remonta a muchas ramas atrás en mi árbol genealógico. Pero para no remitirnos a lejanas explosiones en la noche de los tiempos, los tiempos oscuros del Big Bang, les diré que mi padre y mi madre eran bombas con estudios, idiomas y un cociente intelectual de armas tomar. Y, claro, de casta le viene al galgo. Sabían de matemáticas e ingeniería aeronáutica y hablaban idiomas por las espoletas, que es como decir por los codos. Mis abuelos no estudiaron porque la época no lo permitía, pero eran muy empáticos y gozaban de una gran inteligencia emocional… pero, ya digo, nada de másteres, tesis, antítesis y síntesis plagiadas cum fraude.

De modo que mi padre le hizo un bombo a mi madre y de ahí, del bombo, salí yo, la bomba…  por la misma razón que la conga (el baile) nació en el Congo (belga). Al verme la comadrona, eufórica, cantó así… ¡Para bailar esto es una bomba!... que era una trivial cancioncilla que por entonces estaba de moda y, claro es, lo petaba las pistas de baile.

Me las apaño bien a diario… si me apetece uva, agarro una bomba de racimo. Que quiero echar un pitillo, ahí tenemos las bombas de fósforo. ¿Qué es temporada de setas?... al bosque a por hongos nucleares. La prensa la miro lo justo: sólo me atraen los verdaderos noticiones, esto es, las bombas informativas. Y, va de suyo, y siendo quien soy, mi novia es un bombón de los que paran el tráfico… vamos, el tráfico, y todo lo demás porque la ceban con trilita de calidad suprema y tiene un genio que tira de espaldas.

La cosa es que salgo disparada como un cohete… ¿Han visto en los documentales de la 2 el funcionamiento del llamado órgano de Stalin, el lanzacohetes múltiple Katiusha con el que el mariscal Zukov zurraba la badana a la Wehrmacht en las heladas llanuras de Moscovia?... pues lo mismo. Y surco los aires que es un contento. Voy para aquí, voy para allá… lo mismo en trayectoria rectilínea que te describo una elipse, una parábola, un par de loops o bucles (me gusta lucirme, la verdad) o un tirabuzón con más nudos que una enredadera. En fin, volando voy… pero no soy una matasiete, aunque matar es lo mío. Eso sí, monto, si me lo propongo, unas escabechinas del quince.

Pero como soy inteligente me programan para causar el menor daño colateral posible. En efecto, puedo colarme por una ventana y estallarle delante de las narices, como uno de esos artículos de broma en forma de puro habano, a un fulano mal encarado que ve el partidito de fútbol por la tele apaciblemente repanchingado en el sofá, comiendo palomitas y bebiendo una cervecita, sin siquiera chamuscarle el pelo a su señora, sentadita al lado. Y es que con las señoras soy más mirado, no crean, por aquello de la violencia de género… que te miran mal y no quiero líos. De tal suerte que si el objetivo a abatir es un señor grueso, de mucha envergadura, estallo a tope, en cambio, si es un tipo escuchimizado, con menos chicha que la radiografía de un suspiro, estallo lo justo. Pero la cuestión es estallar… y para eso me pinto sola.

Otra de las diferencias entre las bombas corrientes y molientes y las inteligentes como yo es que las primeras explotan y en cambio yo explosiono, que evidencia mayor nivel. Por último, y como se ha dicho estos días, y gracias a mi infuso dominio de todas las lenguas que en el mundo son, me planto delante de un tipo y le pregunto: “¿Es usted yemení?”… Si me responde que sí, cambio de rumbo en un periquete, me ajustan nuevas coordenadas por el GPS, y, hala, a otra cosa mariposa.

Ahora, si me dice que no, que se prepare… que le dejaré hecho papilla, desmigado como el relleno de una croqueta.

Si un día se cruzan nuestros caminos… no lo permita el cielo… no pare a saludarme. Le convendría chapurrear unas cuantas palabras en árabe para darme esquinazo. Y memorice desde ya, que el mundo es un pañuelo, algunos datos sobre Yemen en Wikipedia porque decido activarme, o no, después de someter al presunto objetivo a un extenso test cultural sobre esa nación arábiga. Bum, quiero decir… hasta pronto.   
  

6 comentarios:

Reinhard dijo...

Gracias por esta impagable colaboración, Sr. Tolerancio. Esta es la hipocresía habitual de la izquierda, el consejos vendo que para mí no tengo, cuando ellos han sido los mayores genocidas de la historia.

Puestos a seguir con la coña, y a modo del entrañable Un, dos, tres responda otra vez, expresiones, sintagmas, etc, célebres con la palabra bomba. Ahí va: "La banda de la casa de la bomba".

tolerancio dijo...


nuestras bombas son el verdadero fuego amigo de los yemeníes, quién lo iba a decir... en fin, el tema da para mil bromas... he enlazado tres o cuatro como buenamente he podido, pero es verdad que el seriecísimo gabinete actual nos lo ha puesto en bandeja...

gracias a usted, don reinhard, por darme cancha para explayarme a gusto...

Traveller dijo...


Felicidades D. Tolerancio, sigue Vd. teniendo madera de escritor.

Me he reído un rato, y no voy a decir aquello de que el tema es para llorar, porque para llorar es todo lo que propone, dice, pregona y hace esta panda de "ilustrados" que nos desgobierna, y uno no tiene ya los ojos para tanta lágrima.

Fuga dijo...

Estupendo Tolerancio...lo habitual

Celaá nos tiene guardados grandes momentos para la risa.

Reinhard dijo...

No me resisto a enlazar lo que Arcadi Espada escribió ayer sobre la comparecencia de Aznar y sus leñazos a Rufián y Pableras.

Aznar sin complejos.

A Rufián hay que contestarle en sede parlamentaria diciéndole: «La polla, mariconazo, cómo prefieres comérmela: de un golpe o por tiempos?», mientras uno va sonriéndose delicadamente en su cara..

Tremendo.

tolerancio dijo...


agradezco de veras sus amables e indulgentes comentarios... "aventuras y desventuras de una bomba inteligente"... creo que la anécdota da para una serie de tiras cómicas, para un sainete e incluso un musical...