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sábado, 25 de septiembre de 2010

Madre Volga



Un chiste circuló en este sentido durante los años setenta en torno a Leonid Ilich Brezhnev, el de cejas de búho. Para impresionar a su madre, la invitó al Kremlin, le mostró sus poderes y pertenencias, su nivel de vida, sus coches alineados en le garaje, sus dachas, sus alfombras persas, sus cotizados cuadros, sus legiones de criados, todo ello para que comprobara lo lejos que había llegado desde que abandonó la aldea ucraniana. Pero mamá Brezhnev, impasible no movía un músculo. Ninguna de aquellas maravillas parecía impresionarle. El secretario del PCUS (1964-1982) la llevó entonces hasta el pabellón de caza, que era un palacio versallesco. La paseó por los jardines, hizo que tocara la orquesta de muchos profesores, le mostró la pinacoteca, los salones de oros y caobas, las paredes de platino, la biblioteca llena de incunables, las espadas de Wan, los frescos de Andréi Rubliov, la corona de Pedro el Grande.
-Bueno, madre, di algo- ¿Qué te parecen los tesoros que tu hijo ha conseguido?
-Está bien, muy bien, hijo, pero ¿qué pasará cuando vuelvan los rojos?

Rescato Madre Volga- Manuel Leguineche, Seix Barral 2.003- porque en estas vísperas de huelga general viene al caso, ni pintado. Toxo y esposa a orillas de Leningrado en un crucero de nivel preparando la revolución contra el estado del bienestar, que no es otra cosa que el bienestar del estado y el suyo propio. Qué pasará cuando vuelvan los rojos, debió preguntar la señora ante la juerga que disfrutaba, a punto de entrar en el casino del barco, la golosa ruleta como guinda a una vida regalada. Los rojos no están, no se les espera, para qué, si ya se fueron por el sumidero de la historia cuando las colas se hicieron demasiado largas, pero sus pequeños lujos, los de Toxo y esposa y cientos y cientos de herederos de la utopía, quedan a salvo con un generoso sistema que no puede repartir el trabajo ni tampoco la riqueza, pero que mediante ley, y al menos de momento, sigue pagando vacaciones.

7 comentarios:

Chippewa dijo...

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Ese chiste está basado, sin duda, en hechos reales como la vida misma.

Lo que no era ningún chiste, fueron los ataques de pánico de Jrushchov, que se volvió tarumba soñando que volvía Stalin y se lo iba a cargar. Había visto tantos crimenes aquel Jrushchov y él mismo se había cargado a tanta gente del PCUS por orden de Stalin, que le parecía normal que fueran a por él.

Estar en puestos de dirección en la URSS, era una de las profesiones más arriesgadas. Una auténtica prueba de fuego para los nervios. El mismo Beria había entrado en crisis y se lió a patadas con el ataud de Stalin. Todo el mundo le comprendió.

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Reinhard dijo...

Si no es real, lo parece, porque al final nadie quiere ser pobre, ni siquiera parecerlo.

Lo más arriesgado era mandar la policía política: Yagoda, Yezhov, Beria acabaron liquidados cuando ya habían trabajado demasiado. Para ellos también llegó un día en el que el timbre sonó de madrugada.

BORDE dijo...

Amigo Reinhard, la izquierda comprendió un día ya lejano, que la revolución consistía en asaltar, no el Palacio de Invierno, sino el presupuesto, desde una premisa "anti-sistema". Se trató ( y en ello estamos ) de "construir una realidad alternativa" en la que el personal izquierdista pudiera vivir al margen de la dura vida real ( mercado, empresa, competencia, paro, impuestos, etc... ) con la mamandurria del poder público, "educando a la sociedad" y renegando de los mecanismos que pertimían a la sociedad, vivir realmente ( el esfuerzo, el mérito, la lucha individual, la familia, etc... ).

En ello estamos. "Afuera llueve y hace frío" le oí decir un día a uno de estos sindicalistas-fuincionarios, comisario político de vocación, mientras se reía de mis críticas, afirmando "sí, sí, pero yo tengo la vida resuelta sin doblarla y a ti te queda para rato".

Yeager dijo...

Don Reinhard.

Es una buena pregunta, la que le formula la madre de Jrushchov a su hijo.
Ahora, si éste fuera yanqui, se la formularía cómo ¿que ocurrirá cuando lleguen los del Tea Party?

Es posible que peque de optimismo. Pero creo que -a medio-largo plazo- se esté fraguando una nueva revolución: ésta vez contra los "rojos".

Reinhard dijo...

Amigo Borde, creo que no se puede explicar mejor que como lo hace usted; para mí la guinda a todo ese pastel, toda una metáfora, es el crucero de Toxo, que viene a decir que ahí fuera hace frío, y mucho, pero que las penas con pan son menos penas. Antes, y no hace tanto, esos tipos ocultaban el lujo, y ahora se fotografían en él, pues saben que la masa aborregada no se lo echara en cara.

No sé si peca usted de optimismo, Don Yeager, pero ahora tenemos, siempre en teoría, una ocasión de oro para una revolución contra esta gente: veremos, aunque Expaña siempre es diferente, por eso es el único lugar de Europa donde siguen gobernando, y de qué manera.

Yeager dijo...

Muy buenas noches.
Acabo de recordar, Don Reinhard, de donde viene el título del libro: Para los ivanes, el río Don es el "padre" de todas las Rusias y, el Volga, es la "madre".

Reinhard dijo...

Parece ser que Volga significa sagrado.

Volga matruchka, madrecita Volga.