Con su prosa bronca y poco elegante-el hombre era así y nunca lo disimuló-Bukowski afirmaba que lo que más le gustaba era rascarse los sobacos: no es mala tarea y, aunque otras partes del cuerpo sean más placenteras, todo son gustos, puede resultar apta para encontrar un cierto relax. En mi caso, y desde hace ya bastante tiempo, lo que más me gusta es navegar por los mares de la horrible prensa digital en su sección nacional, o Expaña, y pinchar una y otra vez en actualizar, cargar, o el dedo en el refresco de F5. A velocidad vertiginosa se desarrolla un sainete en el que los actores son siempre los mismos, miembros y miembras del gobierno y funcionarios de la cosa enzarzados en una pelea por superar al compañero en el difícil arte del ridículo, de lo grotesco como seña de identidad.
De esta guisa, si una ministra fashion asevera sin vergüenza que sigue viendo brotes verdes, y no sólo en su cuenta corriente, acto seguido y tras pulsar en el botón adecuado descubres que un diario alemán se ríe de la señora y la llama muñequita, o maniquí, que no es otra cosa que un eufemismo para denunciar la frivolidad de un gobierno a la deriva. Lees que el tipo de las cejas apoya al presidente francés en la más estricta aplicación de la ley en su lucha contra rufianes en carromato y al instante, F5 otra vez, ya sabes que esos trileros expulsados han llegado a Barcelona y cuentan con el apoyo de los socios catalanes del presidente, que sin rubor llaman racistas a los del PP por exigir estos cándidos que aquí se proceda con igual decoro.Que te vas al lavabo tras ver al chiquilicuatre rajar contra el liberalismo, pues cargas de nuevo y te topas con dos gordos a orillas de Leningrado, juntitos y embutidos en la impostura de unos trajes prestados y pergeñando la revolución de septiembre.Si a las cuatro de la tarde las cuentas siguen sin cuadrar y el gasto se dispara aún más, a las cuatro y cuarto-refresco-aparece la última broma de la sección andaluza y femenina de este chiringuito en ruinas: un subsidio guerracivilista sólo para chicas . Y así, una actualización tras otra.
Lejos quedan aquellos tiempos en los que la red, y si el trabajo lo permitía y a modo de respiro, era poco más que un garbeo por las páginas deportivas, literarias o pornográficas antes de proceder a rascarse los sobacos.
4 comentarios:
Muy buenos días, Don Reinhard.
Deduzco que usted tiene un concepto un tanto clásico de la pornografía.
Realmente, las páginas pornográficas son todas esas de las que ha hablado a lo largo de su comentario (las que actualiza cada pocos minutos mediante la tecla F5).
A las que alude en su último párrafo junto con las deportivas y literarias, son inocentes páginas de y damas (y/o damos, que hay para todos los gustos), bastante ligeritas de ropa y/o practicando sexo con rigor (para que luego se queje Orente).
Le voy a dar, amén de los buenos días, la razón, Don Yeager, en cuanto al matiz de la pornografía, y habrá que hacer esa distinción entre el porno clásico, riguroso, y el moral, ese otro que nos brindan a diario los padres de la patria.
Tampoco el deporte y la literatura son ya lo que antes eran.
Un abrazo, amigo Reinhard
Igualmente para usted y saludos, amigo Borde.
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