Nuevo curso

Mediado ya septiembre bien pueden hacerse algunas valoraciones sobre el inicio del nuevo curso de sus señorías: nada nuevo y más de lo mismo, retórica y aspavientos, triunfo del papanatismo. Mientras el iluminado de la ceja recorre el mundo con su vacuo discurso y el eterno opositor afirma, de amor patrio henchido el corazón, que ahora sí está listo para coger el timón de la nave Expaña, pastores laicos de un rebaño doliente queman en Cataluña viejos decretos en la misma pira que arden banderas y retratos de un monarca que parece dispuesto a pasar el testigo-vaya regalo envenenado- de la nada constitucional. Con una legión de liberados sindicales calentando motores para una huelga que solamente triunfará en lo público, se abre-es un decir obsceno-el debate de las pensiones sin que nadie aporte una sola idea, pues todo es remisión a un pacto toledano que deberá dar cabida, vía capitalización o reparto, a los nuevos beneficiarios de la tregua/negociación definitiva, por lo que los mismos que durante décadas han sacudido el árbol recogerán ahora las nueces. Un curso, pues, que pinta ser de larga duración, especialmente para esos parados en formación que ahora, y por voluntad de un tarado logorreico, saben que sobre sus maltrechos hombros recae la suerte de una Expaña para la que sin comerlo ni beberlo ya están trabajando. Salud para contarlo.