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lunes, 22 de enero de 2018

El imperio del mal



Si hay una combinación explosiva en este país es aquella compuesta, a partes más o menos iguales, por el progresismo y la organización territorial del Estado, siendo el primero el hilo conductor y la segunda el brazo ejecutor. Si finalmente sale adelante este anteproyecto de ley, y nada parece indicar lo contrario, los súbditos-en el tinglado autonómico no existen los ciudadanos-de Baleares no sólo vivirán situaciones surrealistas sino que además deberán cambiar muchos de sus hábitos de vida.

La-siempre mal entendida-ecología da una vuelta de tuerca en su lucha contra las personas decentes y lo empresarios y decide eliminar una serie de productos hasta ahora indispensables. Fuera cuchillas de afeitar, y que todos lleven barba, ni hablar de bastoncillos para los oídos, ni de mecheros (más guerra contra el tabaco) ni cartuchos para impresoras, ni cápsulas de café, que quita el sueño y hace que el personal desvelado pueda pensar en lo penoso de su existencia. Tampoco habrá platos, vasos, cubiertos de plástico, lo que será el final traumático de los cumpleaños infantiles y los aperitivos en las empresas. Y los bares, si todavía subsisten, deberán dar agua del grifo gratis a todo aquel que la demande, pues las botellas de plástico serán historia.

Obviamente, y aquí reside el espíritu de la norma, lo más interesante para el legislador balear es la parte final, aquella que regula el régimen sancionador, con multas astronómicas para todo el que pretenda ir por libre y resistir al imperio del reciclaje, una de las pestes del siglo XXI. Y es que al final, y volviendo al principio, se trataba de eso, de acercar la administración al ciudadano: pero para  prohibir y multar, nada más.

3 comentarios:

Aitor Mento dijo...

Y poco se ha hablado de la medida de no ya la sra. Colacau, sino de todos los alcaldes de la Barcelona Metropolitana de prohibir circular por ella a los turismos de más de una determinada edad, dentro de dos años o así.

O sea que se pusieron los lugares de trabajo en su día en polígonos alejados de los cascos urbanos, para que ahora estos señoritos impidan a al menos parte de los trabajadores acceder a ellos en el vehículo que puedan permitirse. Con los magníficos salarios que se pagan... Y de mejorar el transporte público y hacerlo llegar a esos polígonos, ni Pamplona, oiga. Y para qué vamos a hablar del nuevo atentado que supone esto a la libertad individual...

La nueva política también era esto : el antiobrerismo

Reinhard dijo...

La clave, Don Aitor, está en joder al vecino: cada norma, y siempre atentan éstas contra la libertad individual, lleva aparejado el correspondiente régimen sancionador. Primero se jode al vecino y después se recauda. Siempre se recauda, y cada vez con más antelación. El medio ambiente ha sido una mina para toda esta gentuza.Si algún día me da por liquidarlos lo haré con CO2.

tolerancio dijo...


la guerra al plástico, a los derivados del petróleo... quien sea detenido con algún plástico será acusado de "ecocidio"... o de "tenencia ilícita de plásticos"... la verdad es que el plástico es un material que me resulta desagradable y me da por saco estar en una playa y ver desperdicios plásticos o pasear por el bosque y lo mismo... pero una cosa es concienciar para respetar el medio ambiente y buscar soluciones alternativas y otra es este extremismo regulatorio insidioso y ridículo... en fin...