Ya no se trata de ser proetarra, que sí, ni de tener un nombre impronunciable, que también, sino de ser un petardo, un lerdo: que le metan veinte años, de inhabilitación al menos, sin remisión.
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De las catástrofes siempre queda la nostalgia por las naderías de la víspera
3 comentarios:
Cuando hacía la mili se comentaba que "El que vale, vale... y quien no, para Cabo".
Esto, más de lo mismo. El más tonto hace relojes.
Creo que la patronímica tiene algo que ver. Antes los vascos daban muy buenos porteros, como el batasuno Ángel Iríbar, o Luis María Arconada. Pero empezaron a llamarse Keppa, Garicoitz, Feldespatirritx y cosas por el estilo y la liaron parda.
En la mili, Herep, el valor siempre se presume, luego admite prueba en contrario.
Esta hazaña ha sido muy parecida a la de Tamudo con Toni Jiménez en aquella final de Copa.
Esto, Tolerancio, es como la educación: qué nivel.
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