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miércoles, 14 de julio de 2010

Melancolía



Decía Ortega que todo esfuerzo inútil conduce a la melancolía, como también explicaba con sencillez a un ingenuo Azaña que el problema catalán no tenía solución, que había que convivir con él, conllevarlo. Eso mismo, o algo tan parecido y adecuado como histórico y ruinoso, pensaría Pepe Montilla mientras era protegido por una legión de policías un día antes de que España, ese problema para algunos, se proclamara campeona del mundo. Porque hay que ser muy torpe para convocar un evento que otros capitalizarán, obligándote a huir-sólo faltó el disfraz de fraile- en plan Rafael Casanova, pero muy idiota para hacerlo en esas fechas, con miles de aficionados holandeses con los nervios a flor de piel.
Si tuviere unas cuantas lecturas, y en esa horrible soledad, bien que habría Pepe recordado y hasta hecho suya aquella anotación que Azaña en su diario atribuía a Negrín: Y si esas gentes-refiriéndose a nacionalistas vascos y catalanes-van a descuartizar a España, prefiero a Franco. Con Franco ya nos entenderíamos nosotros, o nuestros hijos, o quien fuere, pero estos hombres son inaguantables. Acabarían por dar la razón a Franco. O mejor esa otra del mismo diario y similar calibre: Una persona de mi conocimiento asegura que es una ley de la historia de España la necesidad de bombardear Barcelona cada cincuenta años. El sistema de Felipe V era injusto y duro, pero sólido y cómodo. Ha durado para dos siglos.
Tal vez en ese trance, y mientras buscaba algún refugio seguro, echó Pepe una mirada al cielo de Barcelona.

3 comentarios:

Alfaraz dijo...

De la otra foto a esta se aprecia una sensible pérdida capilar. Y más que se le puede caer, claro.


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Reinhard dijo...

En efecto, pero Pepe sigue igual en lo sustancial, abonado al nacionalismo, tanto da que sea el MSI que el tripartito.

Chippewa dijo...

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Pepe es un tio muy bien colocado y de tom-tom macoutes sabe un rato largo, no en vano los manda a la Universidad cada vez que aparece por allí alguno que va a dar una conferencia que no es de su gusto.

Aquí vio que no había gente con la que charlar y se fue para casa.

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