Hay tipos que parecen tocados por una varita mágica, que siempre están ahí, protagonizando un cuento con eterno final feliz en el que todos los infortunios quedan relegados a la categoría de anécdota. Iniesta es uno de ellos: implacable en la resolución final, generoso en el reparto del juego, elegante hasta para la queja. Otra noche parecida, con zapatazo final, nos mandó a muchos a un estado depresivo del que tardamos en recuperarnos, porque las blasfemias contra estos genios se dicen con la boca pequeña y no hay desahogo posible. Ayer saldó una deuda con muchos, y en especial con su amigo, otro gran tipo al que la muerte impidió estar ahí.
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3 comentarios:
fantástico, Reinhard
Gracias, Richal,y dichosos los ojos. Iniesta es de esos jugadores que genera unanimidad.
¿unanimidad o "casi- unanimidad"?
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