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domingo, 24 de abril de 2011

Patria


Cuando se escapaba de vacaciones o de puente podía olvidar casi todo durante unos días, los suficientes para plantarse en su pueblo, esa patria chica de la que nunca logró despegarse, porque no quería ni tampoco podía. Llegar a la casa en invierno y encender la chimenea eran actos tan consecutivos como automáticos, tan sentimentales y rutinarios como en verano llenar el botijo con agua del pozo y echar el primer trago del día. Esos pequeños gestos, aparentemente tan sencillos, eran los que afloraban cuando emergía la nostalgia y no podía estar allí, los que herían cuando se quedaban en el recuerdo y vagaban como un fantasma; eran los mismos que, al cumplimentar cualquier formulario y observar la casilla referente a la nacionalidad, le hacían sonreír y recordar la última y didáctica observación que le hizo, partida de tute de por medio, el cura que le bautizó: patria es aquello que guarda los afectos.


1 comentario:

Carmen Quirós dijo...

...Lo que se lleva siempre en el corazón.