...El paradigma racialista se desvaneció, pero, como demuestra Francisco Caja, las identidades étnicas se reconstruyeron en los mismo términos mediante el recurso a un nuevo paradigma cultural (y lingüístico), que ofrecía a los nacionalismos contemporáneos mayores facilidades para formar razas políticas. Porque la raza política (en lenguaje hegeliano, una raza-para-sí) tiene indudables ventajas sobre la raza puramente biológica o raza-en-sí a la hora de poner en marcha los proyectos secesionistas. Más aún, es requisito indispensable para la creación de razas políticas, identificadas subjetivamente con los nacionalismos, la abolición de las razas biológicas. Se atribuye a Sabino Arana una profecía crepuscular, no registrada en sus obras completas: " De los maquetos nacerá la verdadera raza". Si fuera cierto, habría pronosticado con absoluta clarividencia el siglo futuro del nacionalismo vasco y, sobre todo, del catalán, cuya estrategia básica consiste, como muy bien explica el ensayo del profesor Caja, en la asimilación masiva de los inmigrantes a las artificiales identidades nacionalistas.
Del prólogo de Jon Juaristi a La Raza catalana: el núcleo doctrinal del catalanismo, de Francisco Caja. Ediciones Encuentro, 2.009.
5 comentarios:
Montilla es el patriarca fundador de esa estirpe neo-tubalita (sin olvidar a precursores ilustres como los finados Paco Candel, Pepe Rubianes y Vázquez Montalbán o Justo Molinero, provocador de innumerables arcadas, o la mismísima Julia Otero, entre otros muchos).
Su primer mandamiento será: "no pagarás peajes en las autopistas". El distintivo racial será un adhesivo de un burrito catalán en rl parabrisas del coche y un chip para que la barrera del peaje se levante en plan "Ábrete Séseamo".
Para los interesados en el tema, dejo el enlace de la presentación del libro, con Caja y Juaristi entre otros.
Aquí
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El racismo biológico del s.XIX y XX, desembocó en una guerra mundial de padre y muy señor mio.
Estos racistas idiomáticos sabe Dios donde nos llevarán, pero a ningún sitio bueno. Ponen las bases de la división y liquidan la libertad con un desparpajo digno de mejor causa. Y aunque nadie lo oiga, aunque nadie lo vea ni lo imagine, los cuchillos se afilan sin pausa en la piedra del totalitarismo.
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Ilustres sonderkommandos, amigo Tolerancio, y hago aquí usufructo de un término suyo.
El idioma, Chippewa, es un carro del que irán tirando mientras puedan, aunque para engatusar a los que se refieren Juaristi y Caja se bastan con cuatros símbolos de una liturgia de andar por casa.
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