Podría decir aquello del hombre tan pobre que sólo tenía dinero, pero es algo demasiado sobado y esto ya no sirve ni para envolver el pescado de otro día. Echó al mejor entrenador porque lucía chándal y se trajo a un portugués melancólico que hablaba inglés y vestía como quería su mano derecha, el mismo logorreico que brindó un par de trofeos al eterno rival. Seis o siete años , con huida cobarde de por medio, y menos copas de Europa que aquel Lorenzo con pinta de mafioso y que burlaba timbas de póquer con la caja de los socios. No será- es su costumbre y talante- por dinero, y así amenaza ahora, o mañana, con otro luso, este ciclotímico y poco vistoso, y los petardos que sean necesarios, los que me pida Jorge, que es argentino como Alfredo y de esto mucho sabe.
Miseria de un club histórico que ha quedado para vender camisetas y calzoncillos en la esquina más cara de España; miseria de un país de recortes y congelados, de obesos y universales prevaricadores, de épicos e hípicos políticos que seguirán acompañando a nuestro hombre en el palco de una Roma que por desgracia ya no se puede quemar.
6 comentarios:
Felicidades.
Es difícil conseguir un estilo literario tan horterilla. Sólo falta, para ramatar, que esto lo firme un curita de esos de base, de los que juegan al baloncesto, de los que piensan mucho en los pobres del mundo.
Pocas veces he visto en mi vida tanta habilidad para la parodia.
Tal vez me faltó firmarlo como anónimo.
Retrato perfecto, Reinhard.
Creo que es lo que muchos piensan, aunque otros tantos dirán que este hombre es un ser superior. Pienso que seguiremos igual, con un cierto conformismo ante años en blanco.
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A mi no me gusta el furbol. Supongo que soy del Real Madrid por llevar la contraria al Barça separatista, antiespañol etc.
En cuanto a Florentino, nunca me ha dado buenas vibraciones, el que me caía bien era del Bosque. También me cae bien Guardiola, parece tocado por las hadas, está en racha. El que es graciosísimo es Laporta, confio en que no abandone la vida pública y nos dé grandes momentos de gloria.
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Pérez entiende el fútbol como sus negocios-exitosos, sí, pero dentro del conglomerado político de la obra pública- y eso es un error. Toda su política deportiva está orientada al corto plazo y la parafernalia; además, tras varios años y cientos de millones de euros en fichajes, su balance de títulos es ridículo.
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