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viernes, 14 de enero de 2022

Vaya lotería

 


Notorio es que vivimos bajo un régimen fiscal absolutamente confiscatorio, algo que, por otra parte, está ya en el primer artículo de la Constitución, ése que nos indica que España es un estado social antes que democrático y de Derecho. En ese sentido, la última gracia que quiere perpetrar el gobierno viene de la mano de una ley procesal-Ley de Medidas de Eficiencia Procesal, así con toda la pompa-que en una de sus disposiciones finales establece una serie de requisitos para que estén exentas de tributar las indemnizaciones por accidentes de tráfico que se pacten en acuerdos amistosos.

Hasta ahora era sagrado que esas indemnizaciones no tributasen en el impuesto sobre la renta por tener la función de resarcir o compensar el daño causado, tanto físico como moral. Ahora viene Hacienda cual buitre carroñero y considera que si no se dan esos requisitos que encarecerán el acuerdo-intervención de un mediador y un notario-estamos ante un ¡incremento patrimonial! Acabáramos: como si a la persona que sufre un grave daño físico tras uno de esos accidentes, no digamos si pierde a un ser querido, le hubiese tocado la lotería. Recuérdese al efecto que fue el inefable ministro Montoro el que tuve la feliz idea de que la lotería pagase impuestos. Ahora, y caso de salir adelante este engendro, algunas víctimas de accidentes de tráfico, serán consideradas agraciadas por una especie de sorteo. Ay, qué suerte.

Como paradoja del atropello, justicia poética, podemos asistir a un fenómeno curioso: algunas víctimas preferirán judicializar el asunto para buscar la exención fiscal antes que cerrar un acuerdo amistoso si las aseguradoras no corren con esos gastos añadidos. Ello inundará, más si cabe, los ya desbordados juzgados. Y la ley es de ¡eficiencia procesal!. Damos fe.


3 comentarios:

Fuga dijo...

En la Vendée , una masacre de dos cientos mil católicos a manos de los jacobinos, muy aplaudida por cierto por César Vidal (supongo que quien más quien menos guarda alguna masacre legitimada en su corazoncito) se estrenó el sistema de hornos para las victimas, descubriéndose el feliz hallazgo que de los cadáveres se podía extraer jabón, grasa para los fusiles, piel para lámparas etc.

Tenemos 4 millones de funcionarios y empleados públicos, que según algunos expertos como Alejandro Nieto (“El desgobierno de lo público”) pueden ser muchos más gracias a la imaginería contable y sus trucos para ocultar cifras.

Así que no se puede descartar que tras forzar a millones de españoles a renunciar a los bienes de sus padres en las herencias y ser victimas de todo tipo de atropellos y abusos, estas burocracias terminen considerando, como en la Vendée, sacar algún provecho físico de sus victimas y además de quedarse con parte de la indemnización valoren incluir alguna pieza bucal de oro si el difunto era paciente de la vieja escuela de ortodoncia.

En fin, la verdad es que occidente y sus democracias ya no ofrecen nada aparte de un modelo nuevo de esclavolandia.

Bon profit...

Reinhard dijo...

Esto es un desmadre, un sindiós sin parangón. Igual al final reculan, pero sólo por parir la idea ya merecen acabar en una cuneta. Y luego dicen que quieren agilizar la Justica, claro, como aquel Gallardín con las tasas judiciales. Viva el socialismo. ¡Exprópiese!

tolerancio dijo...


eso es que les ha llegado que hay gente que se tira debajo de un coche a caso hecho para cobrar una buena indemnización... mejor un camión de ocho ejes que un turismo corriente y moliente... chocolate amarillo, corre, corre, que te pillo...