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martes, 6 de diciembre de 2011

Exilios dorados



Leo con indiferencia aquello que algunos medios recogen con grandes titulares y un alborozo nada gratuito: Félix de Azúa es el último catalán que se exilia en Madrid. No porque esos titulares entrecomillen tal exilio deja éste de ser menos obsceno. ¿Acaso sale Azúa de su tierra natal con una mano delante y otra detrás mientras mira por el rabillo del ojo a posibles perseguidores? El detonante ha sido la próxima ¡paternidad! del intelectual-pensaba uno que a esas edades lo que se estilaba era estrenar la condición de abuelo-y su deseo irrefrenable de que el vástago crezca en un medio menos hostil. Y es que para esto-la puta suerte-no hay nada como tener la vida resuelta, o ser un privilegiado, un tipo con buena estrella que pueda desarrollar sus tareas habituales desde cualquier punto de este maltrecho país.

También lamenta Azúa la deriva un poco asquerosa que hace tiempo tomaron los socialistas catalanes y españoles en general, extremo harto doloroso para alguien que vio en ese partido una suerte de iglesia y que me ha recordado el estupor de otros gurús patrios cuando descubrieron que la ETA era una banda criminal capaz de socializar el dolor. Siempre era la pedantería de este nuevo exiliado la que me impedía acabar cualquiera de sus artículos u obritas: por contra, el cinismo de sus amargas confesiones me lleva a exigirle más y más. En todo caso, que alguien me pase un pañuelo para enjugar tanta lágrima.

4 comentarios:

Lin Fernández dijo...

Creo que se han cargado un poco las tinta .con este asunto.Pues Exilio es una palabra muy dolorosa.Es diferente en Las Vascongada donde el acoso criminal de ETA.si que obligo a salir por pata de alli a muchas gente.un saludo.

Reinhard dijo...

Siempre hay algo obsceno en estas poses del progresismo,aunque peores son los medios que dan cancha a estas inmoralidades.

tolerancio dijo...

Suscribo buena parte de lo dicho en su comentario, sr. Reinhard. Algunos aspiraban a ser disidentes tolerados, "enfants terribles", mientras incubaban a la bestia con sus protestas de progrez al servicio de la izquierda abducida por los nacionalismos periféricos, en definitiva, por la anti-Expaña. Esta función lleva muchos años representándose y se podrían haber hastiado antes, como nos hemos hastiado otros, sin ser tan ilustres, y sin tener las mismas posibilidades de ser acogidos en cualquier lugar con los brazos abiertos.

No obstante, siempre prestaré oídos a quien denuncie la "zombización mental colectiva" del nacionalismo identitario.

Reinhard dijo...

El propio Azúa lo explica: para él socialismo fue una iglesia, aunque más bien podríamos hablar de secta. Y como bien explica usted, bien que incubaron el huevo de la serpiente: que buen viento les lleve.