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viernes, 16 de diciembre de 2011

La plebe jurada


Mucho se habla durante estos días, a cuenta del surrealista juicio contra Camps, de la patética e incompetente institución del jurado popular. Demasiadas cosas pueden decirse, y generalmente espantosas, de una figura de la que el propio legislador desconfía con descaro, pues quita de su competencia el enjuiciamiento de la mayoría de delitos, pero veamos una de las perlas con la que sus aguerridos defensores intentan salvar los muebles cuando todo son críticas: el jurado nació para que los ciudadanos fuesen juzgados por sus iguales. Conmovedor, sin duda. Así será si ellos lo dicen. Como así fue en aquel caso recordado por todos: un chalado batasuno llamado Otegi asesina a dos ertzainas y es juzgado por un jurado popular de San Sebastián que no tiene reparo en alsolverle de todos los cargos. Normal, pues el asesino fue juzgado por sus iguales. Y es que casi todo lo popular acostumbra a ser sinónimo de inmundicia.

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