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miércoles, 5 de octubre de 2011

La pierna

Por Tolerancio

Es sabido que el general López de Santa Anna, el mismo que sitió El Álamo y pasó a cuchillo a sus heroicos defensores, mandó enterrar su pierna. Le preparó un solemne funeral de Estado, con toda la pompa inherente a su rango, pues era la pierna de un altivo general, de todo un presidente de la República.

Él, de un bombazo espantoso, también perdió una pierna. A su alrededor había casi un millar de cadáveres… destrozados, con las tripas fuera, desmembrados, otros quemados, humeantes aún, tiroteados, cuerpecitos de niños flotando a la deriva en un inmenso charco de sangre. Pero había salvado la vida. No fue fácil mantener el equilibrio en esa balsa negruzca: perdía el pie y caía, tropezaba con las vísceras, chapoteaba, reptaba entre los muertos. Pero no era uno de ellos, y en el fondo estaba agradecido.

Cuando salió de ese lugar horripilante, dantesco, se giró para contemplar por última vez aquella masacre formidable y arrojó lejos de sí un bulto sucio que traía al hombro y que pesaba como un muerto. Era su pierna… abandonada al fin en medio de aquel gurruño de vidas deshechas. Sin esa carga a cuestas, se sintió más ligero, aliviado, y, renqueante aún, continuó su camino diciéndose: yo no soy uno de ellos. He perdido una pierna, pero aún me queda otra y he de velar por ella.


8 comentarios:

Reinhard dijo...

Escenario, como usted bien dice, dantesco, y también, por desgracia, demasiado conocido.

Veo a ese hombre que arroja su extremidad al océano de muerte y blasfema yo no soy uno de ellos como una metáfora del oportunista sin escrúpulos que bien sabe que de esa desgracia sacará tajada.

Saludos y gracias por la historia.

Herep dijo...

Pobre cojo enfermo del Síndrome de Estocolmo moderno...
Es como esa lagartija que se desprende de uno de sus miembros para poder salir a la carrera... huyendo tras soltar lastre.

Ni poniendo carita de pena da lástima.

MGA dijo...

La frase "no me siento las piernas" adquiere nuevos significados para mí...

anónimo dijo...

creo que sé de qué ápodo habla esa lúgubre historieta, es uno que va dejando rastro como los caracoles

Aitor Mento dijo...

Muy dantesco, sí. Pero igualmente dantesca puede ser la corriente que nos arrastre a los que no somos "uno de ellos".

Anónimo dijo...

¿Cuánto vale una pierna? ¿Más que una vida?

Mercedes dijo...

Muy bien contado Tolerancio

Muy heroica la historia y muy “purito macho” mejicano. Pero la verdad es que la historia militar de Santa Anna es bastante deprimente. Empezando por la “chusca” batalla de San Jacinto En la que, el ejercito tejano, con la mitad de hombres, acabó con el ejercito de Santa Anna que, en gran número, habían decidido echarse al siesta a la hora de la batalla.

Dicen que la batalla no duró ni 20 minutos. Los tejanos mataron a cientos de mejicanos y ellos no tuvieron ni una decena de bajas.

Mercedes dijo...

Muy bien contado Tolerancio

Muy heroica la historia y muy “purito macho” mejicano. Pero la verdad es que la historia militar de Santa Anna es bastante deprimente. Empezando por la “chusca” batalla de San Jacinto En la que, el ejercito tejano, con la mitad de hombres, acabó con el ejercito de Santa Anna que, en gran número, habían decidido echarse al siesta a la hora de la batalla.

Dicen que la batalla no duró ni 20 minutos. Los tejanos mataron a cientos de mejicanos y ellos no tuvieron ni una decena de bajas.