En su libro Comando Madrid, buen relato periodístico, cuenta José Oneto la trayectoria criminal de este grupo etarra y los pormenores de su desarticulación: metido en la cama y ante un Geo que encañonaba su cabeza, Ignacio de Juana Chaos hizo ademán de coger la pistola que reposaba sobre la mesita de noche, pero ante el envite del policía, venga, cógela, el jefe indiscutible de aquel comando dijo que no, que él era etarra pero no gilipollas, y que además quería ver cómo terminaba aquella guerra.
Casi veinticinco años después de aquellos hechos y hallándose en paradero desconocido, el terrorista recordará aquella madrugada, ese diálogo con uno de sus captores, y quizá piense que su mal llamada guerra no ha terminado todavía, pero no va mal del todo: es probable, aunque en un sentido muy diferente, que el policía sea del mismo parecer.
4 comentarios:
Es probable que el terrorista agradezca, aunque sea a regañadientes, la (semi)Democracia en la que vive... y que pretende destruir.
Si fuera en tierras libias... lugar de hechos consumados...
Buena Transición sería facturar unos miles de personas (o unos cientos, al menos) a Libia o a cualquier lugar más expeditivo que este valle de lágrimas y rebaños.
La eta necesita un poco de su misma medicina, un estado fuerte que no mate a sus criminales pero que los reconvengan de la manera más apropiada a las necesidades del estado.
Anda que no hay montes que limpiar. Treinta años cavando campo obran milagros. ¿Que quieres que solucionemos el conflicto? Vente para acá que me vas a hacer un cortafuegos desde Ourense a Almería y luego ya si quieres negociamos lo de Euskal Herría, si te quedan fuerza vamos.
País de subvencionados.
La cuestión está clara: no se trata de la paz, concepto equívoco y difuso, sino de victoria. A partir de ahí, cada uno se retrata.
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