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miércoles, 28 de abril de 2010

Un visionario


Theodor se había criado en casa de su padre, el inspector de aduanas ferroviarias y antiguo guardia de asalto Wilhelm Lohse. De pequeño había sido Theodor un niño rubio, voluntarioso y bien educado. La relevancia que con el tiempo llegó a alcanzar la había anhelado intensamente, pero nunca había acabado de creer en ella. Bien puede decirse que el muchacho superó con creces las expectativas que jamás hubiera depositado en sí mismo.
Así comienza La tela de araña, excelente novela-la primera-de Joseph Roth, un talento no llamado por la gloria y zarandeado por el destino. Publicada en 1.923 en un diario de Viena pocos días antes del Putsch de Múnich, el fallido golpe de Hitler contra la república de Weimar, esta profética obra narra las peripecias de un antiguo oficial alemán, Theodor Lohse, desmovilizado tras la Gran Guerra. Tan aburrido y desorientado como ocioso y desencantado, sin otro horizonte que un imperio que había sido borrado de un plumazo, Lohse se adhiere a los grupos ultraderechistas que buscaban la destrucción de un orden para el que no se consideraban especialmente llamados ni elegidos.
Hijo de un inspector de aduanas, voluntarioso y bien educado, superó con creces las expectativas que jamás hubiera depositado en sí mismo. Si se salva lo de rubio, y no es un detalle relevante, Roth se manifiesta como un auténtico visionario.

2 comentarios:

Junio dijo...

Buenas tardes

Pero, ¿acaso no soñó en algún momento José Luis alcanzar altas magistraturas y desde allí poder deshacer entuertos y fechorías fascistas?

Que lo soñó, seguro. Y, una vez alzanzado el poder en el PSOE, pudo decirse que, en realidad, siempre había sabido que era posible hacerlo. Después de la Secretaría General sólo tuvo que empujar otro poco más.

Ahora vivimos su visión, su logro, nuestra pesadilla.

¿Qué estará pasando dentro de 1 año?

Reinhard dijo...

Hombre, Junio, la verdad es que el paralelismo está bien traído, pues José Luis alcanzó lo inimaginable y por partida doble, y además le cuenta a su esposa lo fácil que es desempeñar ciertas magistraturas.
¿Dentro de un año? No sé dónde y no quiero hacer cábalas, pero fijo que estaremos peor.