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jueves, 15 de febrero de 2024

La fiscalía, esa cruz

 


Un sacerdote de Barcelona es acusado de un delito de odio por la fiscalía-qué cruz-y debe pechar con una  petición de tres años de prisión: odia el delito y compadece a los fiscales. Su fechoría es haber dicho que el Islam radical quiere destruir la civilización cristiana y arrasar Occidente. Ojo, el Islam radical, no el Islam moderado, si lo hubiere, que igual nuestro acusado lo sabe y conoce. En cualquier caso, no es necesario desear suerte-pleitos tengas y los ganes-al sacerdote, ya que estas acusaciones son majaderías que no se sostienen ante ningún ropón y que sólo sirven para que determinados funcionarios justifiquen una nómina que no es magra.

No obstante, desde este humilde púlpito, y al margen de desear lo mejor para el sacerdote, le aconsejamos que la próxima vez-propósito de enmienda-sea un poco más certero y afirme que es esa secta conocida como Unión Europea la que con más ahínco y sobre todo con más poder quiere destruir la civilización cristiana y arrasar Occidente. Los otros, los del Islam radical, si acaso, son destructores secundarios que actúan bajo el patrocinio de la secta de Bruselas. Así, nuestro hombre se libraría de una imputación por odio. Fijo.


5 comentarios:

tolerancio dijo...


estoy por auto-inculparme en solidaridad con el sacerdote... si supiera de redes sociales y esas cosas animaría al personal a comparecer el día de la vista (no sé si ya se ha producido) con un letrero del tipo "opino lo mismo que el sacerdote (no sé cómo se llama)"... con una docena de autoinculpados y con una foto en la prensa ya está el lío montado...

Aitor Mento dijo...

De quién depende la Fiscalía ? Pues eso.

Reinhard dijo...

Todavía no se ha juzgado; si me entero del día del juico, aviso.

Creo, Don Aitor, que si gobernase el PP estaríamos igual en estas cuestiones.

Traveller dijo...


A todos estos islamófilos, que no tienen ni idea de lo que están hablando, yo les empadronaría una temporada en unos cuantos países creyentes y practicantes de la pacífica religión del Profeta. (Y me brindo gratuitamente, con demostrable experiencia, a sugerir los sitios más oportunos). Un año en media docena de ellos sería suficiente para que entendieran cual es la cuestión y qué es lo que se nos viene encima.

Lo que me temo es que ya lo saben, aunque el manifestarlo sea delito de lesa traición a los mandatos de Soros y demás mandamases de Davos.

Y como nosotros, y sobre todo nuestros gobernantes, somos precisamente la parte más estúpida y sumisa de esos mandados, pues ponemos a nuestros fiscales al servicio de la causa.

Alea iacta est ergo non est iter retro.

Aitor Mento dijo...

No me cabe la menor duda, don Reinhard.