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sábado, 17 de enero de 2015

Odia el delito



Ha pasado a mejor vida uno de los elementos que más juego ha dado en esta bitácora, y no me refiero al ministro del ramo sino al etarra Bolinaga, pero es que escribir sobre el matarife obliga a pasar, y no de puntillas precisamente, por ínclito Fernández, el hombre pío que propició su libertad porque, aseguraba al borde del llanto un tórrido mes de agosto, prevaricaría si no otorgaba el tercer grado, requisito indispensable para la libertad condicional. Conviene recordarlo, porque los turiferarios del Régimen siempre nos dirán que fueron los ropones de la Audiencia Nacional los que le dieron suelta. Pero sin duda, y a los efectos prácticos que exige el presente, lo bueno de este óbito es que ahora las víctimas, olvidadas por unos y otros, pueden descansar en paz.

Confieso que me causaba honda motivación escribir sobre el terrorista de Mondragón, pues era el más fiel y repugnante exponente de la máxima penal y socialdemócrata de odia el delito y compadece al delincuente, un axioma en el que concurren las teorías penales más absurdas y la ética cristiana más peligrosa. Y es ahí donde aparece nuestro ministro, un ciclotímico impresentable al que se le aparece la Virgen y que vio la ocasión de repartir absoluciones al más puro estilo del Papa Francisco. Más taimado estuvo Rajoy, que mirando de reojo al tendido  se limitó a decir que veía al reo muy flaco. Aunque para flaqueza, la de verdad, la de este gobierno con la memoria de las víctimas de Bolinaga y su cuadrilla. Habrá que compadecerse de ellos. 

3 comentarios:

Traveller dijo...


¿Y no es lícito odiar al delito y al delincuente a la vez?

¿Donde esta escrito que haya que compadecer a un hijo de puta puro como a Bolinaga?

tolerancio dijo...

fdez Díaz levita, al fin, tal que un monje budista o santa teresa (catalana según la escuela historicista de jordi Bilbeny, o de ávila) al morir bolinaga... encendió no se sabe cuántos cirios para que el etarra la palmara... al fin fdez díaz descansa en paz... no así bolinaga a quien los diablillos menores del infierno se pasarán la eternidad pinchándole el trasero con sus tridentes herrumbrosos...

Reinhard dijo...

Es lícito, Traveller, pero no está bien visto. Así es.