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domingo, 15 de abril de 2012

El aullido



Tertuliano español ante la posible nacionalización de Repsol.

Hace tiempo que sostengo que el tertuliano es una especie a extinguir, y no digo exterminar porque sería un término que con los vientos que soplan, y sin captar el sentido figurado, podría provocar la intervención de algún fiscal estúpido y celoso de las buenas costumbres. Contemplo a esa legión de predicadores chillones e histéricos, escucho sus blasfemias ante la posible nacionalización de Repsol y me pregunto si todos son accionistas que ven en peligro su patrimonio ante una fechoría que demostraría la importancia de España en el concierto internacional y si esto, así lo creía hasta ahora, ha dejado de ser el capitalismo puro y duro, una aventura donde se arriesga la pasta y, como en el casino, a veces se gana, a veces se pierde. Uno imagina a esa alegría de la huerta que es el ministro del recibo de la luz cruzando el charco para meter en cintura a la chusma peronista y acaba pensando en esos cientos de miles de parados cuyas acciones, meramente existenciales, ya no son susceptibles de más devaluaciones, a la vez que se pregunta, antes de que desaparezca el bicho, si el tertuliano nace o se hace.

4 comentarios:

Señor Ogro. dijo...

Los tertulianos son personas,y como tales los hay excelsos, buenos, regulares, mediocres y espantosos.

Yo tambien pongo el grito con la siempre penúltima astracanada argentina, y no soy accionista de REPSOL. Y pongo el grito en el cielo porque esa cacicada es la antitesis del capitalismo.

Si nos queremos quejar del recibo de la luz deberiamos mirar a aquellos que, por ejemplo, no quieren centrales nucleares. De la misma forma que si nos queremos quejar por el precio de la gasolina, deberíamos mirar a los que ordenan y mandan que el 80% de ese coste sea por IMPUESTOS.

Reinhard dijo...

En un sistema capitalista, en eso estamos, los gestores de una empresa deben ser conscientes del riesgo que conlleva invertir en países con prácticas poco legales.

En cuanto a los tertulianos, la excepción honrosa es tan pequeña que queda más que justificada la extinción.

Señor Ogro. dijo...

Pero Reinhard, si promovemos el exterminio de los torpes, nos quedamos sin tertulianos, pero tambien sin periodistas, políticos, jueces, economistas y en general casi toda la administracion y poderes fácticos.

Y sin olvidar a una variada fauna de profesores universitarios...

Reinhard dijo...

No creo que los tertulianos y opinadores varios sean imprescindibles; en cualquier caso, que al menos no sean tan obscenos. Los pocos buenos que hay se dedican también al ensayo, pero eso, claro, hay que pagarlo.