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lunes, 9 de agosto de 2010

Revolución



Los otros días pasé por una calle aledaña a las Ramblas, en la que, desde la muerte de Franco, había habido una librería s o menos oficialmente manejada por el partido comunista. Estaban en proceso de cierre, en montones coronados con cartelitos en los que constaba un precio ridículo...Me quedé pensando en las estanterías despobladas, en el aire de liquidación apresurada que allí tenía todo, y me pregunté si era posible que sucediera lo mismo con una de esas librerías católicas en que todo el material expuesto es del mismo jaez que el de las librerías comunistas, vidas de santos, manuales de economía política celestial...Y no, no era posible. El comunismo cerró. Cerró, como se cierra una tienda. Alguien hizo las cuentas, estimó los finiquitos y bajó la persiana. Y se acabó todo, incluida la épica.

Revolución, Horacio Vázquez-Rial, Edicones B, 2.002.

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