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lunes, 30 de noviembre de 2015

La ley, esa desconocida



Sabíamos que la alcaldesa de Barcelona había decretado barra libre para los manteros y sus productos apócrifos, que incluso había reconocido a estas gentes la libertad sindical en una actividad ilegal, amén de ordenar a su propia policía que mirase para otro lado en esta peculiar venta ambulante, pero permitir una protesta a las puertas del Ayuntamiento sería el no va más del surrealismo si no estuviéramos curados de espanto. Pero como en el Ostfront toda estulticia es superable, ahí tenemos en esa misma plaza a la policía autonómica, no se olvide que es policía judicial, que ejerce de Don Tancredo y mira para otro lado ante la flagrante comisión de un delito. Para rizar el rizo, y por disimular un poco ante turistas de países serios donde impera la ley, tampoco aparece la policía nacional para pedir papeles y verificar posibles, por no decir seguras, infracciones de las normas sobre extranjería. Nada igual se veía desde que aquel Torres-Dulce se fue a una tertulia de cine mientras Mas anunciaba públicamente que iba a conspirar por la independencia.

8 comentarios:

Aitor Mento dijo...

Los Mossos son policía judicial, sí, pero si los jueces no les mandan intervenir...

tolerancio dijo...


me he perdido esta noticia... ¿la foto no es un montaje?... ¿los manteros exponen los artículos en la misma plaza san jaime?... fantástico... en el fondo... ¿por qué no?... también hay delincuentes a ambos lados de la plaza perpetrando sus "ilícitos"...

Aitor Mento dijo...

Es absolutamente cierto, don Tolerancio, ha ocurrido este mismo fin de semana.

Fuga dijo...

:)))

Tolerancio...no se puede decir que seas subjetivo.

Harry dijo...

No olvidemos que la realidad siempre supera la ficción. Al menos por aquí, sin duda.

Aitor Mento dijo...

Sí. Catatónia siempre ha estado en el top de los mantas.

tolerancio dijo...


sensacional... manicomial, como diría don josep pla...

Fuga dijo...

me gustaría conocer tu opinión en calidad de penalista sobre la nueva Ley de Enjuiciamiento criminal y sus plazos, Reinhard.
¿Una Ley de punto final?