La moción

 

Mañana asistiremos a una moción de censura contra el gobierno, fenómeno nada habitual en este Estado de Partidos y que siempre se salda con fracaso, excepto cuando el censurado es Rajoy, que entonces es un éxito colosal. Algo bueno tendrá la iniciativa cuando todos los turiferarios y pensionados del Régimen braman contra ella: tertulianos y charos, el gobierno, los comunistas, los separatistas y…el Partido Popular, que sólo ve en el envite de VOX una moción contra Casado. Quizá por eso los dirigentes de ese partido exigen a Casado que sea él, y no Doña Cuca, quien defienda la postura de los populares.

¿Y cuál será esa postura? Posiblemente el no; una abstención sería demasiado tibia contra VOX y el voto afirmativo está prohibido por los estatutos del partido, o casi, salvo que se trate de gobernar en Andalucía. En cualquier caso, mucho y bien habrá que explicar ese no, pues tiene su enjundia que tu voto tenga el mismo sentido que el del censurado y sus satélites. ¿Romperá alguien la disciplina de voto? Imposible. En el Estado de Partidos el diputado no se debe a sus electores sino al partido para el que trabaja. Y para eso no hay moción de censura que valga. ¿Y el voto secreto? Quia: sería el suicidio del sistema, eso tan bueno que-¡oh!-nos hemos dado los españoles.