Aurresku

Justo cuando agoniza un agosto más cabrón que de costumbre, un ropón de la Audiencia Nacional, tribunal de excepción donde los haya, ha decidido otorgar la blanca al etarra Bolinaga: excelente ojo clínico el de un togado que se desplazó a ver al fulano en cuestión para dejar con el culo al aire a los forenses de su propio juzgado. Uno imagina, si esto deviene firme, al etarra llegando a su pueblo con un auresku en su honor, pero en verdad tal danza será para este gobierno y su estólido ministro de interior, quienes de esta guisa ven colmadas sus máximas, y todavía no publicadas, ambiciones. Se echa de menos, no obstante, y para glosar esta epopeya, un parte a la antigua usanza: liberado el reo Bolinaga, han alcanzado las tropas del desgobierno los penúltimos objetivos de la hoja de ruta. La guerra se va terminando.