La visita del Papa sigue coleando: algunos la siguieron desde su atalaya privilegiada, incorruptible, genuina, la del superhombre y sus valores. Como bien dice el artículo, entre tópicos de rigor y fobias tradicionales , no olviden nombres a la hora de votar.
Es la nostalgia de las catacumbas.
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Da igual que algunos se cambien las gafas por otras de diseño, pues siguen sin ver una mierda más allá de su sectarismo.
ResponderEliminarA sensu contrario, ya sabemos a los que no hay que votar. Porque éste se presenta, ¿no?
Es preferible perderse que seguir la ruta laica que marcan estos nuevos sacerdotes. Qué nivel, cuánto lugar común y cuánto papel tirado.
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