
Es probable que la ley antitabaco mande al paro a mucha gente, quizá ya lo está haciendo, pero más difícil será que cambie los hábitos de los expañoles; en cualquier caso, y no es baladí, lo que sí está transformado la normativa y su escrupuloso cumplimiento es la percepción de los aromas: una mujer entra en un bar, donde antes olía a tabaco, y blasfema aquí huele a humanidad. No seré yo el que discuta la sensibilidad de una mujer en esta Expaña-ra, ra, ra- de la discriminación positiva.
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ResponderEliminarPues ahí donde ven a Manolo, con ese careto, está hecho todo un hombre de negocios. Negocios que no van muy bien porque en algunas dictaduras es complicado que prospere la hostelería.
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Por aquí siempre ha sido difícil ser empresario, pero ahora, como cualquier lucha contra una dictadura, es toda una hazaña. algo heroico.
ResponderEliminarSeremos más sanos pero también más pobres.